Por Natalia A. Palacios (UNPAZ)
El 27 de octubre de 2010 tuvo lugar la muerte del ex presidente Néstor Kirchner en la localidad de El Calafate por causa de un paro cardiorespiratorio, y la prensa argentina brindó información específica de la repentina muerte durante varios días. Fueron miles las personas que ante la noticia se movilizaron hasta la Plaza de Mayo para rendir tributo al líder justicialista y poder participar así de las exequias.
El funeral de Estado de Néstor Kirchner tuvo un carácter intensamente integrador, en donde marcharon articuladamente banderas nacionales con banderas vecinas y amigas, junto con representantes de varios países y grupos heterogéneos, coexistiendo pacíficamente para hacer honor al ex mandatario.
Un rasgo distintivo que tuvo esta honra fúnebre fue la ausencia del silencio que se asocia con la solemnidad de la muerte. La vigilia fue acompañada con distintos tipos de cánticos entre los cuales los más escuchados fueron: Néstor no se murió/Néstor no se murió vive en el pueblo/la puta madre que lo parió… Cristina/Cristina/Cristina corazón/acá tenés los pibes para la liberación… Estas canciones fueron gritadas mayoritariamente por jóvenes militantes, quienes también se encargaron de realizar detrás de la Pirámide de Mayo una suerte de santuario en forma circular donde las personas dejaban cartas pegadas en el suelo con leyendas de agradecimiento dirigidas a Kirchner y “fuerza” para su viuda, la presidenta de aquél entonces, Cristina Fernández.
En este sentido, podemos pensar que todo ese conjuro en torno de la muerte y el funeral permitieron transformar la figura de Néstor Kirchner en un líder venerable que actuaría como un modelo para las siguientes generaciones.
Las condecoraciones funerarias son momentos claves en la construcción y origen de los mitos heroicos, en la medida en que los funerales de Estado el difunto se restituye al mundo de los muertos no como el común de los mortales sino como un ancestro venerable.
Los honores oficiales que correspondieron al ex mandatario implicaron, entre otras cosas, días de duelo, bandera nacional a media asta en los edificios públicos, discursos oficiales, tropas del ejército y de la armada cortejando el féretro y salvas militares previas a la inhumación.
La especificidad que tuvo el funeral de Kirchner no fue solamente la movilización popular que lo acompañó, sino también la sorpresiva presencia de jóvenes que ocuparon un importante rol protagónico. Es así que, la muerte de Kirchner se presentó como un momento de gran afluencia de adherentes e integrantes de jóvenes militantes. Hito que representó la visibilización de la vuelta de los jóvenes a la política, como también, el camino que forjó un cambio en la manera en que los jóvenes pensaran sobre su propio compromiso con la política. Fueron varios los jóvenes que se sumaron a la militancia a raíz del fallecimiento de Kirchner, provocando así, una hipervisibilidad de estos sectores en los medios de comunicación, que los mostraron en una vigilia haciendo el “aguante” a su viuda, Cristina Fernández. Una de los modos de hacer el “aguante” durante el funeral de Kirchner, fue a través de la improvisación de varios carteles, con leyendas de “fuerza Cristina”, marcando así el apoyo popular a la mandataria y resaltando el acompañamiento en el dolor poniendo el cuerpo durante toda la vigilia y bajo la lluvia de aquel día en que se acompañaron los restos de Kirchner hasta el aeropuerto que lo llevaría hasta el Calafate.
La liturgia del funeral de Kirchner, también tuvo varios momentos de “descontrol”, rompiendo así con la solemnidad propia que caracteriza a las honras fúnebres, mediante cánticos y agites proveniente de estos sectores juveniles. Los más escuchados fueron:
Cristina/Cristina/Cristina corazón/acá tenes los pibes para la liberación…
Olelé, olalá, si esto no es el pueblo, ¿el pueblo dónde está?
Andate Cobos la puta que te parió
Así, durante el transcurso de las honras fúnebres, las acciones gestuales y verbales dejaron entrever cierta versatilidad en las prácticas rituales. Los estados de humor mutaban constantemente. Del llanto y la congoja a los cánticos fervorosos.
Rompiendo con el protocolo
Una de las características propias por uso y costumbres en las ceremonias fúnebres de presidentes y ex presidentes es realizar el velatorio en el Congreso de la Nación. Sin embargo, Néstor Kirchner fue velado en Casa Rosada por decisión de su familia (en este caso, la presidenta en aquel entonces). Por su parte, la capilla ardiente del ex mandatario permaneció abierta durante toda la noche.
También corresponde que la banda musical de granaderos entone la marcha fúnebre, que se comenzó a entonar hasta que fue interrumpida por dos individuos (pensamos que son Ceremonial de Presidencia) quienes ordenaron cambiar por la marcha de San Lorenzo.
Otra característica de los Funerales de Estado, es que el féretro es acompañado por los símbolos presidenciales: la bandera nacional junto con la banda y el bastón presidencial. Si bien esto en un principio fue respetado en las exequias de Kirchner, al transcurrir las horas se permitió romper con ese protocolo y se colocaron sobre los símbolos patrios que cubrían el féretro, varios objetos y elemento de afecto que las personas iban dejando cuando circulaban cerca del féretro. Los objetos simbólicos más destacados fueron: los pañuelos de organizaciones de derechos humanos (Madres y abuelas de Plaza de Mayo), rosarios, banderas nacionales, banderas de Racing (club de futbol del cual el ex presidente era fanático), el casco amarillo de un operario, un poncho gaucho, cuadros, remeras de fútbol, flores, cartas y dibujos de niños.
Otra de la especificidad que tuvo el funeral de Estado de Kirchner, fue la invisibilidad del cadáver. El pueblo entraba de forma indirecta con el muerto a través del féretro. Esta medida, implementada por la familia del fallecido, apuntó a conservar una imagen de Néstor vivo y proteger así la imagen de fortaleza que lo caracterizaba.
Homenajes y tributos
Entre los homenajes rendidos al difunto se destacó la del barítono argentino Ernesto Bauer que cantó el Ave María y emocionó al público presente en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos, al punto en que la presidenta, emocionada, se acercó para saludarlo y darles las gracias.
El posterior llanto se desencadenó al momento en que entró un payador entre el público que dio su último adiós al ex presidente y expresó “Kirchner está presente” y un tramo de la marcha peronista, lo que desencadenaron las lágrimas de su viuda. También, ingresaron al salón de los Patriotas un grupo de operarios de la Uocra, quienes se encontraban realizando la ampliación del subte E y cantaron “Yo soy argentinoooo, los soldados del pingüino”, y le obsequiaron a Cristina Fernández un casco amarillo a modo de ofrenda, que fue colocado sobre el ataúd del ex presidente.
Entre algunas de las prácticas que efectuaron los jóvenes militantes en las exequias de Kirchner, fue la realización de una especie de santuario en la Pirámide de la Plaza de Mayo donde las personas podían dejar sus cartas pegadas en el suelo con leyendas de agradecimiento y mensajes. Se visualizaron miles de cartas y carteles que también fueron colocadas en las rejas de Casa Rosada como modo de agradecimiento, así como también las banderas argentinas, las flores y las velas se hicieron presente como modo de ofrenda al difunto.
Si bien Kirchner no comparte la performabilidad que se asocia a algunos santos populares, (como el caso de Eva de Perón que sigue siendo actuada por mujeres de formación peronista que aspiran a convertirse en lideres barriales, adoptando su manera de peinarse, color de pelo y modo de oratoria), sí se construyó una transformabilidad en torno a su imagen con la aparición del “Eternestor” o “Nestornauta”. Este personaje, fue construido por la agrupación La Cámpora, que se apropió del capital simbólico de la famosa historieta “El Eternauta”. La primera aparición del Nestornauta, fue en el acto ocurrido el 14 de septiembre de 2010 en el Luna Park (un mes y medio antes de su muerte) donde la consigna era “Néstor le habla a la juventud. La juventud le habla a Néstor”. Acto en donde Kirchner iba a ser el orador, pero debido a su reciente intervención quirúrgica fue reemplazado por la Presidenta Cristina Fernández.
Poco tiempo antes de su fallecimiento, estos jóvenes militantes comenzaron a utilizar la imagen del Nestornauta con el sello característico de su mirada detrás de la escafandra con la que el famoso personaje dio inicio a sus aventuras a través de la eternidad. Es decir, se reemplazo el rostro de Oesterheld por el de Kirchner intentando de esta manera transmitir un mensaje donde se lo iguala en tanto héroe de la resistencia al “invasor”, a “los intereses monopólicos”, “oligárquicos”, y “anti-populares”.
Esa transformabilidad que sufrió el héroe creado en el año 1957 por Héctor Oesterheld y Francisco Solano López fue por un lado la amputación del fusil y por el otro, como ya se mencionó, el cambio de la cara de Juan Salvo (protagonista del cómic) por la de Néstor Kirchner. Lo demás permaneció casi idéntico a aquel héroe de Oesterheld, que resistió ante los invasores pero que no habría llegado a nada si no se hubiera tratado de un líder. Esta transformabilidadad consistió en apropiarse de una imagen cargada de un prestigio previo, como ser El Eternauta, como forma de apoderarse de su poder para construir una base heroica para Kirchner a través de la construcción del Nestornauta.
Al morir Néstor Kirchner, los jóvenes militantes desplegaron durante las honras fúnebres un extenso cartel en la Pirámide de Mayo con la figura de El Nestornauta junto a una leyenda que rezaba “Bancando a Cristina”.
Luego de ese día, la imagen, alcanzaría una dimensión inusitada, colmando paredes, banderas, remeras, blogs. Así nacía un nuevo símbolo, arraigado en experiencias y símbolos previos, que fueron reactualizados. La figura de Néstor Kirchner, al igual que Salvo, dejaba de ser un hombre individual para constituirse en un mito colectivo. Un mito, claro está, fundado en las acciones y decisiones que llevó a cabo mientras vivió y, por las cuales, dio su vida.
Es interesante señalar que, luego de la muerte del ex presidente, el personaje del Nestornauta (como se lo llamó en vida) pasó a denominarse como el Eternestor. De esta manera, los jóvenes militantes encontraron su forma para homenaje o venerar a su líder político.
En este sentido, es interesante observar la ideología a la que apelan los jóvenes de hoy sobre la noción de héroe, al héroe colectivo, al héroe humano. Rescatando la imagen del Eternauta: Juan Salvo, hombre pensante de clase media que luchó contra una invasión sobre Buenos Aires. Asimismo, si bien Néstor Kirchner no peleó contra una invasión de ningún tipo, el relato que se le atribuye es su lucha contra grupos de distinto estrato social que ya estaban en la sociedad, que acumulaban intereses, creencias y un desigual poder económico, que había construido una legitimidad de décadas. Mientras Juan Salvo peleaba para mantener a salvo a su familia, Kirchner luchaba por salvar a su pueblo. Mientras Juan Salvo era un hombre incapaz de aceptar la pérdida y por efecto de la imaginación de su autor termina volviéndose más que humano, viajando a través del tiempo y de mundos distintos, La Cámpora inmortaliza a su líder político convirtiéndolo en un símbolo político vivo.
La apropiación de la figura del Eternauta por parte de La Cámpora, se manifestó en el espacio público cubriendo la ciudad de esténcils, panfletos, banderas y remeras reproduciendo la imagen con diferentes lemas tales como: “Fue mi único héroe en este lío”, perteneciente a una de las canciones más conocidas del Patricio Rey y sus redonditos de ricota. De esta manera, se ha vuelto a frecuentar de forma masiva a uno de los grandes personajes que perteneció a la literatura argentina. Pero no fomentando la obra en sí misma sino a partir de su uso político. Lo que nos permite ver el modo en que esta obra fue reactualizada y resignificada en distinta dirección.
Es interesante observar cómo los jóvenes devotos y seguidores del Kirchnerismo, retomaron el personaje del Eternestor en cada acto político a modo de recordar su investidura de héroe colectivo ante las distintas amenazas que puedan atacar el modelo nacional y popular. Como uno de los varios ejemplo de la aparición del Eternestor post mortem de Kirchner, podemos recordar el acto convocado por La Cámpora: “Irreversible”, ocurrido el 13 de septiembre de 2014, en donde el país se encontraba en disputa con los “fondos buitres”. En ese contexto aparece antes de dar comienzo al acto, de la mano de los jóvenes militantes la figura del Eternestor luchando con el juez norteamericano, Thomas Griesa, quien también fue personificado a través de un muñeco.
Por otro lado, los signos de los muertos que más se recuerdan suelen ser las palabras y las imágenes. Respecto a Kirchner estos son varios y bastante diferenciados uno de otros. Recuerdos que van desde el momento de Kirchner bajando el cuadro del Colegio Militar del rosto del dictador Videla, hasta su famosa frase “qué te pasa Clarín? Estás nervioso?”; el momento de su asunción presidencial anunciando la frase “vengo a proponerles un sueño…”; así como también el recuerdo jugando con el bastón presidencial al momento de su toma, y por sobre todo el recuerdo de la imagen del célebre abrazado con su mujer.
La conmoción que produce una muerte en estas circunstancias de vida, cuando alguien se va de repente, según el decir popular, parece dar lugar a una memoria detallada de las circunstancias en las que se produjo o se supo de ella. Cuando estas circunstancias no se conocen la imaginación popular a menudo las supone, crea escenarios diversos y variados que se transmiten tanto mediante el rumor como en las páginas de los diarios y en los noticieros de televisión. Tal es el caso de los rumores que se sucedieron tras el velatorio a cajón cerrado de Néstor Kirchner. Si bien la circunstancia de la muerte del ex mandatario fue conocida, la no visibilidad del cuerpo muerto ha despertado varios mitos populares: desde que no había muerto, hasta que los motivos de su deceso habían sido otros. Algunas páginas web (poco formales) hasta llegaron a publicar que al ex presidente lo había asesinado su propio hijo.
Para finalizar, vale destacar que la muerte de Kirchner, fue un hito que representó la vuelta de la juventud a la política ocupando así un nuevo rol protagónico en nuestros tiempos. En donde los ritos fúnebres que éstos realizaron en torno a la figura de su líder fallecido reavivaron y fortalecieron la mística peronista cristalizada en movilizaciones espontáneas, canticos y banderas. Fue esa multitud que se hizo presente en las calles, aquél 27 de octubre de 2010, una simbología de lo que representó el Kirchnerismo en nuestro país.