DEMOCRACIA Y CAMBIO DE RÉGIMEN EN ARGENTINA
Un comentario sobre La matriz de sentido de Martin Plot

Por Juan José Martinez Olguín

¿Cómo llegó la democracia argentina desde las esperanzas que encontraron voz en el liderazgo de Raúl Alfonsín hasta las propuestas libertarias expresadas a los gritos por Javier Milei? Juan José Martínez Olguín refiere en este texto a algunas de las respuestas que Martín Plot ofrece en su libro “La Matriz de sentido. Ensayos sobre la larga agonía de la Argentina alfonsinista”, publicado recientemente por Prometeo. “No hay, en el libro, una reproducción de esquemas que aíslan la experiencia histórica impidiendo comprender el sentido”, sostiene Martínez Olguín, sino, por el contrario, un verdadero ejercicio de teoría política que permite interrogar y echar luz sobre acontecimientos pasados y contemporáneos.

 

 

El desafío es ambicioso. Pero el último libro de Martin Plot, “La Matriz de sentido. Ensayos sobre la larga agonía de la Argentina alfonsinista”, lo supera con creces. De esto último, justamente, se trata el texto: de descifrar la lenta y persistente caída del régimen político, en su sentido amplio o lefortiano, como forma de sociedad, que se inició con el retorno de la democracia hacia finales del año 1983. 1983, en efecto, es un año decisivo para la historia argentina reciente. Porque ese retorno de la democracia significó también y sobre todo el fin de la última dictadura militar, la más sangrienta y trágica de nuestras experiencias políticas, es decir se puso punto final al terrorismo de Estado. Este quiebre que consuma el advenimiento de la democracia en los ochenta es el punto de partida del libro. Un punto de partida que sin embargo no está estrictamente hablando presente en el texto sino bajo la forma de un espectro que, como una sombra, recorre el texto en su conjunto. El espectro, insisto, de la agonía de la Argentina que se inicia con el gobierno alfonsinista. Este último -nos dice Plot en uno de sus primeros textos- trazó un horizonte que define el estilo o el tipo de democracia que la sociedad se propuso asumir como destino colectivo  y que la frase de Alfonsín, “con la democracia no solo se vota sino que también se come, se cura y se educa”, sintetiza con toda transparencia: el de la conjunción entre la democracia política que emergió sobre las cenizas del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, esto es la vuelta o el retorno de las elecciones libres y obligatorias, de la universalidad del voto y del pluralismo político, por un lado, y la democracia social que es heredera del principio de justicia social que tiene una amplia presencia en la cultura política argentina, incluso antes de los años ochenta.

El comienzo de esta larga agonía, sin embargo, el autor la ubica en los últimos 12 años de nuestra democracia. Y esta casi década y media sobre la cual pesa el comienzo de esta agonía es en efecto la que el texto analiza desde el inicio. Las intervenciones que componen la primera parte del libro destacan así el declive del kirchnerismo y su proceso de transformación desde el segundo gobierno de Cristina Kirchner: “los varios kirchnerismos” (el kirchnerismo transversal de Néstor Kirchner y el tardío o residual del cristinismo) son los que marcaron el pulso y el ritmo político de la realidad argentina hasta la llegada del macrismo, que se convirtió en la fuerza que lo derrotó en las elecciones del 2015. Su segundo texto tiene, en este sentido, una vigencia sorprendente. Casi como si se trata de un ensayo de coyuntura escrito en la actualidad, el texto aborda la encrucijada que hoy, a casi 8 años de su publicación original en la Revista Anfibia, desvela al peronismo: “sin renovación no hay nada” es una fina y aguda crítica al verticalismo del liderazgo que desde hace varios años ejerce la ex presidenta de la Nación en el interior del peronismo, por un lado, y a su insistencia en frenar u obstaculizar los posibles nuevos dirigentes que tomen la posta y asuman la herencia de ese liderazgo que con el tiempo se fue resquebrajando. Los escenarios y los repertorios, las ideas y los valores, los gestos y las prácticas del kirchnerismo tardío se fueron así agotando hasta llegar a la situación de crisis que vive hoy no solo este último sino el peronismo en su conjunto.

El segundo y el tercer bloque de intervenciones del libro marcan lo que de esa crisis política y de liderazgo que acechan al poskirchnerismo y al peronismo surge como alternativa: “el macrismo realmente existente” que luego de 8 largos años en el poder en la Ciudad de Buenos Aires pega el salto definitivo con las elecciones del 2015 al gobierno nacional, por un lado, y asume, por el otro, las riendas del siempre poderoso y determinante gobierno de la provincia de Buenos Aires. Un mito, en este sentido, es el que en buena medida constituyó el relato y la narrativa de Cambiemos: el mito -nos dice Plot- de que ningún presidente no peronista terminó su gobierno en tiempo y forma. Este mito tiene sin dudas algo de verdad pero, ante todo, tiene la forma de todo mito: produce efectos y más allá de su condición de verdad o mentira, de ficción o realidad, constituyó el pulso y el ritmo de la dinámica que el poder macrista sostuvo en sus 4 años de mandato. El macrismo realmente existente fue así una fuerza nacional que osciló entre el “el poder y el vacío”, entre el ejercicio de gobierno y la inestabilidad que, sobre todo desde la crisis de 2018 nunca fue ajeno al fantasma de esa mitología que contribuyó a su advenimiento. Un advenimiento que, para mal o para bien, y luego de la crisis financiera de 2018, decía, se propuso la pírrica victoria de permanecer hasta el último día de su período de gobierno. Un último bloque de intervenciones, por otro lado, analizan las causas y las consecuencias, la dinámica y la fisonomía, de otro advenimiento: el del surgimiento de la Revolución Libertaria que propone el nuevo gobierno de Javier Milei. En sendos análisis que van desde el fracaso del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio (ex Cambiemos), hasta las últimas elecciones en donde el primero es derrotado por La Libertad Avanza, Martín Plot recorre en 4 ensayos los pormenores de estos acontecimientos para finalmente lanzar lo que, desde mi punto de vista, conforma una de las hipótesis más sobresalientes del libro: lejos de cualquier subestimación de la envergadura y la potencia del surgimiento del gobierno libertario, dicho de otro modo, aquella hipótesis pone de relieve, vía el pragmatismo de Richard Rorty, lo que de este último constituye su dimensión como fenómeno político: el nacimiento de un discurso y una narrativa que transforman a Milei en un poeta vigoroso, capaz de hablar diferente y, con ello, marcar un nuevo e inédito universo expresivo con la fuerza necesaria para conducir las variables y factores que dan forma al volátil escenario político argentino.

Ahora bien: si en la primera parte del libro las intervenciones están determinadas por la cambiante y vertiginosa velocidad de la coyuntura, la segunda parte nos muestra la pluma de un teórico político capaz de atravesar esta última y abordar los fenómenos políticos desde la altura que permite observar y detenernos no solo en las imágenes del devenir de la realidad política argentina sino, sobre todo, en las secuencias que anudan esa realidad como una película. La densidad teórica gana, así, terreno en pos de un entendimiento más amplio de los procesos políticos. Dos categorías son en este punto fundamentales para entender estos procesos políticos: las categorías de regímenes constitucionales y de democracia dualista, categorías importadas del académico y filósofo político norteamericano Bruce Ackerman. Para Ackerman, en efecto, la democracia dualista es el tipo o estilo de democracia que prefigura las prácticas, discursos e instituciones, la matriz de sentido, para recuperar los términos del autor y del título del libro, de la sociedad norteamericana desde sus inicios como Republica y como Estado-Nación moderno. Dos niveles son, entonces, los que determinan esa matriz de sentido que rige la vida social y el horizonte colectivo de Estados Unidos: el nivel o registro que constituye la política normal y el nivel o registro que constituye la política constitucional, o los momentos constitucionales. Así, mientras el primer nivel de la política es el que describe la rutina de la vida institucional normal de la democracia estadounidense, el segundo es aquel que, en determinados momentos o períodos y a partir de la conformación de mayorías sociales que desbordan ampliamente los mandatos de turno, se propone transformar la identidad constitucional y el régimen o la forma de sociedad que caracteriza al país del Norte. Dicho de otro modo: el primer nivel de la política de la democracia dualista, el de la política normal, es el que recorre sin sobresaltos la vida colectiva y sus instituciones y el segundo es el que hace mella en los fundamentos de la sociedad para marcar el pulso de un tipo de revolución o transformación radical de estos últimos. En dos ensayos de una densidad teórica y de una frecuencia poco usual en los trabajos académicos, Plot realiza una ambiciosa periodización de los regímenes político constitucional tanto de los Estados Unidos como de la Argentina moderna y contemporánea.

En suma, el lector encontrará en el libro del teórico político argentino uno de esos libros que reclaman ser leídos con la urgencia que caracteriza a la coyuntura y a la historia política de la sociedad argentina, en primer lugar, y de la sociedad estadounidense, colateralmente. La profundidad teórica y la precisión conceptual que alcanzan los argumentos y fundamentos del texto son sin dudas una de los pilares del libro. La teoría política contemporánea, que de la mano del mencionado Bruce Ackerman pero también de Lefort, Arendt y Merleau Ponty es desplegada con una extraordinaria soltura, una dinámica y una holgura que obliga a quien lo lea a no dejar de recorrerlo de punta a punta. Pero si se me permite ser injusto con las muchas virtudes que determinan esa holgura y dinámica del texto de Plot, existe una que desde mi punto de vista es la clave que caracteriza la escritura y el ritmo del libro: la dialéctica o, mejor aún, la hiperdialéctica, para recuperar el concepto de la fenomenología de Merleau-Ponty del que el texto es heredero, entre teoría y acontecimientos, entre los conceptos y las nociones teóricas y la experiencia histórica. El libro excluye así las formas estancas y poco productivas que en muchos casos componen los textos y los ensayos académicos: la de ajustar o encuadrar la historia política o la coyuntura a las categorías que se desprenden de las distintos andamiajes conceptuales y marcos teóricos. En disonancia con estas formas estancas y poco productivas Martín Plot logra interrogar los acontecimientos más allá de la letra y la pluma de los autores y de las teorías políticas en boga. No hay, en el libro, una repetición de estas últimas y mucho menos hay en él la reproducción de esquemas que aíslan la experiencia histórica impidiendo comprender el sentido, como diría Arendt, de los fenómenos políticos. La hiperdialéctica que entonces caracteriza al texto es la de un tipo de interrogación que perfora y desarma los conceptos para hacer lugar a la elaboración de una teoría política contemporánea de los acontecimientos. La vocación del texto es la de una continua y constante apropiación de estos últimos para volver y recorrerlos sin el esquematismo de la propia teoría. No hay ni se va a encontrar el lector con ensayos e intervenciones que hagan de ese esquematismo un lugar para la pauperización de las reflexiones teórico-políticas. El libro de Martín Plot es así un virtuoso ejemplo de cómo leer y producir teoría política. Porque no hay ni puede haber una teoría política que no sea siempre y toda vez una forma de producción y de reelaboración de conceptos, nociones y categorías que al mismo tiempo están anclados en los acontecimientos y sin los cuales estos últimos no tendrían el más mínimo sentido. La propuesta del libro, para volver al inicio, es ambiciosa. Pero esa ambición está grabada en un estilo de producir teoría que deja al lector frente a una verdadera experiencia de lectura, de escritura y de análisis político. La invitación está hecha. Pasen y lean.

 

 


Juan José Martinez Olguin es doctor en Filosofía por la Universidad de Paris 8 e Investigador del Conicet en la Escuela IDAES – UNSAM. Es también docente en la UBA y autor de los libros: Politique de l’écriture (L’Harmattan, 2018); El parpadeo de la política. Ensayo sobre el gesto y la escritura (Miño, y Dávila, 2021) y Ensayos en tiempos de cuarentena. Pandemia, Política, filosofía (Eudeba, 2021). Editó junto a Dolores Amat y Javier Burdman La pandemia como acontecimiento político. Aportes teóricos (Prometeo, 2022). Sus áreas de investigación son la teoría y la filosofía política, las teorías de la democracia y la estética.

 


Imagen de portada: imagen de tapa del libro de Martín Plot La Matriz de sentido. Ensayos sobre la larga agonía de la Argentina alfonsinista, publicado recientemente por Prometeo.

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