Inmigración y xenofobia
La otredad en la política europea

Por Tomás Bontempo (USAL)

“Se acabó la buena vida para los inmigrantes. Qué empiecen a hacer las maletas”, dijo Mateo Salvini, flamante Ministro de Interior y vicepresidente del Consejo de Ministros del nuevo gobierno italiano[1]. “El megaproblema marroquí” lo definió Geert Wilders en sus campañas electorales[2]. “La solución será una ametralladora instalada en el puente de Øresund!”[3], escribió la política sueca Gunilla Schmidt, del partido Demócratas de Suecia, ante la llegada de refugiados a su país provenientes de Dinamarca. Declaraciones fieles al estilo retórico de la ultraderecha europea que refleja la construcción de la otredad en la visión eurocéntrica conservadora. Esa otredad que el intelectual palestino Edward Said mencionó como la fabricación del arquetipo de los valores opuestos encarnados por una sociedad. El inmigrante como sujeto representa la encarnación de los males de la sociedad: especialmente el desempleo y el terrorismo. Por ello, y en el marco de las crecientes oleadas migratorias de los últimos años presenciamos al endurecimiento de los controles migratorios nacionales y la vulneración del espacio Scenghen e incluso una política comunitaria de militarización del mediterráneo.

Los resonantes resultados electorales del presente año se suman a los ya acontecidos en 2017, donde varias de las fuerzas denominadas “populistas”, es decir partidos de derecha, xenófobos, racistas y euroescépticos (por ser moderados con el término) avanzaron en mayor o menor medida dependiendo de los casos. En Holanda el Partido de la Libertad (PVV) aumentó sus escaños en el parlamento; Le Pen disputó el ballotage presidencial en Francia; en Alemania, la augurada victoria de la ya casi eterna Ángela Merkel, no pudo neutralizar el ascenso de la extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) que con un renovado liderazgo obtuvo un 13% que le valió convertirse en la tercera fuerza más votada del país y el ingreso al Bundestag alemán (la primera de una fuerza de ultra derecha desde la segunda guerra mundial). En Austria, el tradicional Partido Popular (ÖVP) cambió con un liderazgo aggiornado en la figura de su joven líder de poco más de 30 años, Sebastian Kurz, que logró la obtención del cargo de canciller federal. El xenófobo y ultraderechista Partido de la Libertad pasó a formar parte del ejecutivo con su presidente Heinz-Christian Strache como vice canciller y ocupando las carteras de Interior, Exteriores y Defensa. Una situación similar había sucedido en el año 2000, cuando Austria fue sancionada por la UE –por unanimidad- evitando la composición del ejecutivo por la extrema derecha.

Este año, la derecha euroescéptica volvió a consolidar posiciones. En Europa del Este, el bloque europeo debe hacer frente a una especie de sublevación que parece cada vez mayor. En Hungría, el actual Primer Ministro comenzó su tercer mandato en el cargo con casi un 50% de los votos, mientras el segundo lugar lo ocupó el partido Jobbik, un partido ultraderecha nacionalista de carácter fascista. En 2017, el Parlamento Europeo había votado por mayoría una resolución instando al Consejo Europeo a que active la primera parte del artículo 7, el cual comprende como máximo castigo el despojo a Budapest de sus derechos de voto en la UE[4]. Hungría y Polonia, representan los dos ejemplos más antiliberales (o iliberales) en términos políticos que amenazan a la UE. Los países del grupo de Visegrado fueron el centro de resistencia al sistema de cuotas obligatorias de recepción de refugiados establecido por Bruselas y el respaldo de Berlín como forma de suavizar la Convención Dublín II. Contradictoriamente, son países con un bajo porcentaje de población inmigrante.

En Italia, la coalición de gobierno reflejó la conformación de un ejecutivo marcado por sus posiciones críticas al gobierno supranacional de Bruselas en uno de los países que desde la fundación de la UE como la Comunidad Económica del Carbón y del Acero en 1952, estuvo presente en todos los hitos importantes del  proyecto integrador del viejo continente. Guarda especial importancia el ascenso de la derecha eurofóbica, racista y xenófoba de la Liga Norte con su marcada referencia de una Italia blanca y cristiana. La pésima situación que viven los inmigrantes en Italia empeorará tangiblemente con la asunción del líder de la Liga Norte como Ministerio del Interior. Salvini se manifestó recurrentemente a favor de realizar deportaciones masivas de inmigrantes[5] y una de sus primeras medidas fue precisamente bloquear la entrada a los puertos italianos de diversos buques de organizaciones humanitarias que se encargaban de socorrer a los naufragios provenientes de las costas africanas. Una primera batalla de la guerra contra las ONG humanitarias y los migrantes que piensa llevar adelante.

Al escenario electoral del presente año se suma finalmente Eslovenia, en donde el Partido Demócrata Esloveno (SDS) ganó las elecciones legislativas, con un acento puesto en el decidido rechazo a la inmigración[6]. Eslovenia fue uno de los países que experimentó el tránsito de miles de inmigrantes por su territorio hacia el norte de Europa durante el pico de las migraciones en el año 2015.

En aquellos casos donde los partidos xenófobos no representan primeras fuerzas, forman coalición con cargos de gabinete u ocupan espacios parlamentarios. Incluso sus discursos, resonantes en los medios, son tomados por gobiernos de derecha o centro derecha con fines electorales. En otros casos más significativos dejaron de ocupar una posición periférica en los sistemas de partidos para convertirse en partidos de gobierno. Lo que podemos afirmar con seguridad es que han dejado de ser partidos marginales de los sistemas políticos.

El presente año revalidó el avance del “populismo” como lo define pretenciosamente la ciencia política europea. Este fenómeno político heterogéneo y por demás complejo ha tenido un ascenso lento pero continuo a lo largo de toda Europa desafiando los propios cimientos del proyecto integrador en sus distintas aristas, especialmente la migratoria y la económica. Algo que demostraron los resultados de la mayoría de las campañas electorales del presente año e incluso del anterior, evidenciando que la mentalidad hermética de la “Europa fortaleza” continua más vigente que nunca.

 

 

[1] Gómez Fuentes, Angel (4 de junio de 2018), “Salvini a los inmigrantes: ‘Se acabó la buena vida, empiecen a hacer las maletas’”..En: ABC, http://www.abc.es/internacional/abci-salvini-inmigrantes-acabo-buena-vida-empiecen-hacer-maletas-201806040255_noticia.html (recuperado en junio de 2018)

[2] Rachidi, Imane (31 de octubre de 2016). “Geert Wilders deja plantado al juez que lo procesa por incitación al odio”. En: El Mundo, http://www.elmundo.es/internacional/2016/10/31/58172f0de5fdeaba418b45f9.html

(recuperado en enero de 2017).

[3] “Política sueca: ‘la solución para los refugiados es una ametralladora’”. En: RT de 10 de septiembre de 2015  https://actualidad.rt.com/actualidad/185531-politica-sueca–detener-inmigrantes (recuperado en enero de 2017).

[4] Abellan, Lucia (18 de mayo de 2017), “El Parlamento Europeo pide retirar los derechos de voto a Hungría”. En:  El País https://elpais.com/internacional/2017/05/18/actualidad/1495133553_346443.html (recuperado en junio de 2018 )

[5] Kirchgaessner, Stephanie (19 de febrero de 2018). “Italy’s Northern League pledges mass migrant deportations”. En: The Guardian https://www.theguardian.com/world/2018/feb/19/italys-northern-league-pledges-mass-migrant-deportations (recuperado en junio de 2018)

[6] Quesada, Juan Diego (4 de junio de 2018). “El euroescéptico Janes Janza gana las elecciones en Eslovenia”. En: El País https://elpais.com/internacional/2018/06/03/actualidad/1528049325_067889.html (recuperado en junio de 2018)

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