Por Gabriela Balcarce y Andrea Torrano
La crisis ambiental a escala planetaria es uno de los mayores problemas ante el que nos encontramos actualmente. Desde los últimos años, la explotación de combustibles fósiles, la deforestación y la contaminación son problemáticas bien conocidas. En la academia y los activismos solemos referirnos a los tiempos del Antropoceno, para visibilizar la responsabilidad humana –aunque no todxs, por supuesto, tenemos el mismo grado de responsabilidad– de la devastación en marcha producto de las especulaciones capitalistas que no parecen encontrar freno de ningún tipo. Esto coloca a la academia ante el desafío y la respon-habilidad, como insiste Donna Haraway, de reinventar las teorías en un planeta herido, pero sobre el cual aún es posible hacer algo, y de cuya ruina somos también cómplices.
A la luz de este escenario y con el objetivo de abordar esta cuestión, durante los días 21 al 23 de septiembre se realizó en el Hotel del Complejo Vaquerías en la reserva natural de Valle Hermoso, el primer encuentro de Cosmografías: Red Iberoamericana de Ontologías Posthumanas. La organización estuvo a cargo del grupo Arqueologías del Porvenir[1] dirigido por Emmanuel Biset, de la Universidad Nacional de Córdoba.
El encuentro fue denominado Primavera Especulativa. Políticas del Antropoceno y participaron cerca de 30 invitadxs (docentes e investigadorxs) de diferentes partes del país, así como también de Chile y Brasil, la mayoría filósofxs y cientistas sociales, aunque también provenientes de la antropología, las letras, las ciencias naturales y de la computación –junto con el público que se acercó al lugar a escuchar y debatir–. Además de una misma generación, movidxs por el interés de compartir diagnósticos y reflexiones sobre el estado actual del mundo y sobre las posibilidades y límites de la crítica.
Para muchxs de nosotrxs fue el primer evento académico presencial pospandémico, lo cual propició un clima para el (re)encuentro y la conversación cara a cara, en un contexto acogedor: rodeados por las serranías cordobesas y bajo un cálido sol de primavera, que se fue intensificando con el correr de los días, al igual que los debates.
Intentando escapar a lo que el pensador francés recientemente fallecido Bruno Latour – inspirador sin dudas de muchos de estos debates–, señalaba como la mirada catastrófica y la posición idealizadora de la naturaleza, se convocó a imaginar otras formas posibles de intercambio de ideas. La interdisciplinariedad trajo, de alguna manera, la invitación realizada por Alyne Costa (PUC-Rio) de una cosmopolítica como densificación del mundo, esto es, un modo de acoger los múltiples sentidos (no todos legitimados en la academia) de pensar y habitar el mundo.
El encuentro fue plenario y, por momentos, extenuante. Era muy importante no perderse de las voces de lxs otrxs, porque después te perdías en las discusiones que se iban almacenando en un terreno no siempre habitado por el consenso, pero en el que se volvían a revisar las perspectivas en los ecos de otras.
Se ensayaron diferentes recorridos en un evento que proponía no reproducir la dinámica clásica de la ponencia y el citado de autorxs –casi siempre del norte global–, en parte, para cuestionar nuestra “cultura de la recepción” y, con ello, abrir el juego no solo a nuestra encorsetada formación, sino también a pensar desde nuestras latitudes sobre la problemática del Antropoceno. No es fácil correrse de los modos bajo las cuales hemos sido adoctrinadxs, pero de nuestra parte, asumimos el desafío de lanzarnos a esta aventura y reflexionar sobre la devastación ambiental a partir de nociones provenientes de los feminismos activistas del sur.
Hubo exposiciones de lo más variadas: criticismo y nuevos materialismos, la plasticidad y el lugar de la imaginación, futuridades y apocalipsis, ensamblajes de memorias, entre otras.
Una mesa dedicada a la filosofía de la técnica, donde se abordó el problema de las máquinas –algunas monstruosas– y las implicaciones políticas de la tecnología en un horizonte postcapitalista. La cual estuvo en diálogo con la propuesta de Diego Parente (UNMDP), de pensar las hibridaciones posibles y actuales entre humanos y ambientes y de Agustín Berti (UNC) sobre economías grises para reflexionar sobre las distribuciones de lo humano en las plataformas.
Otra mesa invitó a pensar sobre cosmopolíticas de lo imposible y la responsabilidad ética de la mano de Cassiana Lopes Stephan (Universidad Federal do Paraná), Anahí Gabriela González (UNSJ) trajo el debate sobre animalidad, especismo y capacitismo –muchas veces resistidos en la academia– que conversó con los feminismos del sur y con la posibilidad de releer la biología desde un prisma epistemológico y político diferente. También se abordaron las cuestiones del extractivismo y la espiritualidad –a la luz de la noción de “cuerpo-territorio”– que constituyen grandes aportes de nuestras latitudes al debate posthumano.
El giro ontológico y la cuestión de los nuevos materialismos ocuparon un lugar central, junto con nuevas lecturas del problema de la alteridad y de la exterioridad, como fue el caso de Ana Paula Penchaszadeh (UBA) y Germán Prósperi (UNLP). La Colectiva Materia (UBA) vinculó al materialismo (oscuro) con la idea de un cierto idiotismo como estrategia de ralentización frente a la perplejidad y la constante llamada a la acción de quienes abordan el cambio climático.
El primer día el realismo especulativo ocupó gran parte del debate, mientras que el segundo día estuvo teñido por miradas más influenciadas por el activismo y la interdisciplinariedad, especialmente con la etnografía y la antropología, aunque también por la biología, como fue de hecho el caso de Francisco Roca (UNSAM) y Pablo Pachilla (UBA). El último día se plantearon cuestiones vinculadas a la imagen en un mundo digitalizado y mercantilizado, a la ecología del tejido de resistencia a la violencia colonial y capitalista, y sobre el lugar de la escritura como forma de imaginación de mundos descentrados de lo humano a cargo de Gabriela Milone (UNC).
En el encuentro resonaron una multiplicidad de voces y visiones, de propuestas y de reflexiones. Recuperamos la apuesta a recrear la imaginación teórico-política para resistir al escenario del Antropoceno y hacer de la academia un espacio comprometido con los problemas urgentes al que nos enfrenta este modo “demasiado humano” de habitar el mundo.
GABRIELA BALCARCE es Doctora en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires. Investigadora Adjunta del CONICET. Es Docente de la carrera de Filosofía (UBA). Autora de Derrida (Galerna, 2016) y de Posthumanismo Espectral (La Cebra, en prensa). Directora de la Revista Estudios Posthumanos. Directora del Proyecto de Investigación FILO:CyT: “Usos deconstructivos de la espectralidad: Hacia un materialismo posthumano”.
ANDREA TORRANO es Doctora en Filosofía por la Universidad Nacional de Córdoba. Investigadora Adjunta del CONICET. Es Docente de la Facultad de Ciencias Sociales (UNC). Y coordinadora de investigación del Instituto de Política, Sociedad e Intervención Social (FCS-UNC). Compiladora de Sujetos Sitiados. Biopolítica, Monstruosidad y Neoliberalismo (2018). Co-Directora de la Revista Estudios Posthumanos. Directora del Proyecto de Investigación SeCyT-CONSOLIDAR: “Biosubjetividades: neoliberalismo, control y resistencias”.
[1] https://arqueologiasdelporvenir.com.ar/