Por Nemesia Hijós
La copa del mundo además de darnos máxima alegría trajo la contundente participación de mujeres periodistas en la cobertura de la competencia. En este artículo Nemesia Hijós, antropóloga social y doctora en ciencias sociales, recorre la experiencia y los desafíos que aun permanecen abiertos para las voces de las mujeres en este deporte históricamente construido como masculino.
“Las pibas en Qatar están haciendo historia”, dicen los posteos en Instagram. Por primera vez, más de quince periodistas deportivas argentinas viajaron a cubrir la Copa Mundial Masculina de la FIFA en Catar, entre ellas: Julieta Argenta (Unife TV y Datta), Morena Beltrán (ESPN), Yesica Brumec (The Associated Press y Sports News Television), Verónica Brunati (Telemundo Deportes), Coni Cejas (TyC Sports), Laura Couto (DeporTV y Telemundo Deportes), Lola del Carril (TV Pública y ESPN; ganadora del reality show “Relatoras argentinas” que emitió el canal público en 2021 y la primera mujer en relatar un partido de Primera División masculino en abril de 2022), Ángela Lerena (TV Pública y TNT Sports), Majo Lezcano (TyC Sports y Radio La Red), Sofía Martínez (TV Pública, ESPN y Urbana Play FM), Sofía Monachelli (Crónica TV), Luciana Rubinska (C5N y ESPN Argentina), Romina Sacher (TV Pública, DeporTV y D Sports Radio), Nani Serra (El Trece TV, Torneos, D Sports y D Sports Radio) y Marirró Varela (AFA Play). Asimismo, otras tantas, como Viviana Vila –una de las precursoras– al frente de “Código Catar” en el canal público de deportes DeporTV y Natalia Maderna (quien, por primera vez en la historia de la radio pública, relató un partido de la Copa del Mundo), hicieron coberturas desde sus lugares de origen, condujeron e integraron los equipos de programas especiales sobre el Mundial.
Si bien en la actualidad podemos hablar de una gran conquista en el campo, los inicios del periodismo deportivo estuvieron protagonizados por varones y la presencia femenina fue muy tardía. Esta especialidad estuvo tradicionalmente reservada para hombres. De modo histórico y en términos generales, lo que se nos ha enseñado y hemos aprendido de fútbol, lo escuchamos de voces masculinas. Todavía hoy seguimos prisionerxs de las percepciones, sensaciones, análisis y palabras masculinas sobre el tema, en medio de una infrarrepresentación, una invisibilidad y un opacamiento de las mujeres periodistas, comunicadoras y relatoras.
En efecto, el ejercicio del periodismo deportivo es significativamente diferencial según el género de lxs profesionales. Algunos estudios señalan que las mujeres escriben sobre deporte por el amor a la escritura y al periodismo.[1] Por otro lado, resaltan que introducen diferencias en la producción periodística con una aproximación “más humana y psicológica del deporte”, que se desmarca del tratamiento habitual de la información deportiva, donde se han privilegiado los análisis más técnicos. Esto nos hace pensar que la apertura hacia una feminización de la profesión conduciría a una renovación del periodismo y la comunicación deportiva.
Frente a una participación mayoritariamente masculina en los medios de comunicación, en coberturas de los Juegos Olímpicos, los mundiales y las competencias de diversos deportes, podemos ver que esa (escasa) proporción de periodistas mujeres ha mejorado en comparación con las décadas anteriores.[2] No obstante, las oportunidades para que las periodistas escriban en diarios sobre deportes siguen siendo restringidas.[3] Además, el ambiente laboral suele reproducir el modelo de producción de las sociedades actuales, marcado por su carácter patriarcal-capitalista, lo que provoca que las periodistas deportivas estén sujetas a más exigencias y presiones muy directas, de múltiples tipos, que contribuyen a precarizar sus condiciones de trabajo y resultan difícilmente soportables.
A las mujeres en la prensa deportiva se las ha representado como un objeto a ser observado y pasivo. Se las ha invisibilizado en las emisiones televisivas y radiofónicas, también de las páginas de la prensa. Se las ha ocultado sistemáticamente y se les han negado oportunidades y derechos. En suma, se han perpetuado y sostenido las jerárquicas relaciones de género por medio de mecanismos como la condescendencia, la infantilización, la brutalización, la protección innecesaria mediante un lenguaje y actitudes paternalistas, la cosificación y la sexualización (donde prima el pensamiento de que su lugar es producto de un premio asociado a la belleza y no a sus capacidades y conocimientos). A fin de cuentas, los medios de comunicación han jugado y aún juegan un rol muy considerable en propagar el dominio masculino, en mantener esa desigualdad más que notable, al tiempo que circular pensamientos que limitan el desarrollo profesional de las mujeres y dan forma a estereotipos asociados al deseo masculino.
Lo último que te voy a decir no es una pregunta. Se viene una final del mundo y si bien todos queremos ganar la Copa, quiero decirte que más allá del resultado hay algo que no te va a sacar nadie, atravesaste a cada uno de los argentinos. De verdad te lo digo, no hay nene que no tenga tu remera, que sea la original, la trucha o la inventada, o la imaginaria, y es verdad, marcaste la vida de todos. Y eso para mí es más grande que cualquier Copa del Mundo, y eso no te lo va a sacar nadie, es un agradecimiento por un momento de felicidad tan grande que le hiciste vivir a tanta gente, que de verdad, ojalá te lo lleves en el corazón porque creo que es más importante que una Copa del Mundo y eso ya lo tenés. Así que gracias, capitán (Entrevista de Sofía Martínez a Lionel Messi, 13 de diciembre de 2022).
Esta intervención de la periodista Sofía Martínez –con la voz entrecortada y los ojos llorosos– después del pase a la final, tuvo una fuerte repercusión. Se tradujo al japonés, inglés e italiano y llegó a ser trending topic en China. A Sofía la entrevistaron para los medios de Polonia, Serbia e Israel. Ella, a quien de chica le agarraba fiebre cuando jugaba la Selección Argentina, tuvo que salir a explicar por qué hizo lo que hizo.
Muchxs piensan que Sofía supo captar la sensibilidad popular del momento y transmitirle al ídolo argentino mucho de lo que el país estaba sintiendo. Verlo sonreír a Messi, mirando y escuchando a la periodista atentamente; que sienta y agradezca por el cariño de la gente, no alcanza. Que ella pudiera superar la inseguridad que genera ocupar un campo tan masculino, sintiéndose plena ejerciendo su profesión, incomoda. Quizá molesta que haya sido una mujer periodista joven la que supo condensar lo que casi todo un país le hubiera querido decir al capitán de la Selección Argentina. Entonces, el dedo que señala y marca la falta de una mujer en un campo de varones, aparece: “lxs periodistas deben hacer preguntas, no afirmaciones”. Para algunos parece incontenible ejercer el mansplaining. También brota la condena por la emocionalidad y el sentimentalismo, por los supuestos lugares comunes.
Mientras hay muchísimas comunicadoras que en la actualidad tienen que cerrar sus cuentas por ataques como estos en las redes sociales, otros varones permanecen impunes con comentarios que reafirman la autoridad masculina y pretenden corregir a las mujeres. Por lo tanto, si bien podemos pensar que en el presente estamos transitando un avance en materia de igualdad de género, ¿hasta qué punto se les permite hablar a las subalternas? ¿Se les exige en los mismos términos a los periodistas varones? En realidad, ¿qué se les exige a ellos? En medio de la alegría popular, ¿qué hacemos con tanto odio y violencia circulando? Lo que se deja ver en esta situación, nuevamente, es a algunos diciendo lo que las mujeres pueden o deben hacer, de lo que están autorizadas: la policía de la moral. Y, en segundo lugar, reafirmar su expertise y marcar su saber masculino supuestamente diferencial, en términos históricos, de juego, táctica o estrategia sobre fútbol o cualquier otro campo pensado como bastión de la masculinidad dominante.
En La dominación masculina,[4] Pierre Bourdieu plantea que las formas de dominación se ejercen de dos maneras. Esto es, a través de estructuras objetivas (profesiones en las que las mujeres no están representadas o están en puestos menos relevantes), y subjetivamente: sobre valores y principios de la visión del mundo conforme a la oposición masculina-femenina existente en las estructuras mentales. El habitus hace que, ante una misma situación, dos personas construyan la realidad de manera diferente. De esta forma el autor argumenta la existencia de una somatización de las estructuras objetivas de forma inconsciente y describe la dominación masculina como la forma por excelencia de la violencia simbólica. Una imposición de la visión del mundo, de los roles sociales y de las estructuras mentales incorporadas en quienes las sufren.
La dominación masculina ha hecho del deporte en términos generales y del fútbol en particular, una institución patriarcal que pivota sobre la idea androcéntrica de la superioridad física y cognitiva con respecto a la mujer. Aún en este siglo y después de los avances del #NiUnaMenos, muchxs siguen propagando este sistema de desigualdad, reforzando la supremacía de los varones y subordinando a las mujeres, en lugar de acompañar con acciones reales y colaborar para abrir el camino, para que puedan lucirse y alcanzar una verdadera autonomía.
Si hay una salida, ¿cuál es? Frente a las injusticias provocadas por la hegemonía cultural del patriarcado, encontramos estrategias personales, institucionales y estatales. Por un lado, están las transformaciones que se pueden llevar adelante a través de las políticas públicas.[5] Por otro, la invitación a repensar nuestras propias prácticas, con compromiso, para construir un futuro distinto. En definitiva, estrategias que debemos activar de forma colectiva para cuestionar los discursos dominantes y caminar hacia entornos genuinamente más inclusivos y respetuosos para todxs.
Nemesia Hijós: Antropóloga social. Becaria Postdoctoral CONICET (CESyS-UNMdP). Doctora en Ciencias Sociales (FSOC-UBA). Magíster en Antropología Social (IDES/EIDAES-UNSAM). Licenciada y Profesora en Ciencias Antropológicas (FFyL-UBA). Directora del Proyecto de Reconocimiento Institucional (PRI) “Vida de influencer. Construcción del reconocimiento y la imagen del éxito en las sociedades mediatizadas” (IIGG-FSOC-UBA). Docente del Seminario de Cultura Popular y Cultura Masiva de la carrera de Ciencias de la Comunicación, y en la Diplomatura en Género y Deporte (FSOC-UBA).
[1] Schoch, Lucie & Ohl, Fabien (2014). Femmes dans le journalisme sportif en Suisse: Comment s’ajuster aux passions masculines ?. Travail, genre et sociétés, 32(2), 79-96. https://doi.org/10.3917/tgs.032.0079
[2] Un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2018) reconoce muchas de estas cuestiones. Por ejemplo, destaca que si bien en los últimos años la radiodifusión deportiva se volvió más accesible a las mujeres periodistas y comunicadoras, las cifras muestran una notable brecha en su participación en relación a los varones. De hecho, “el número de mujeres que se dedican al periodismo deportivo sigue siendo relativamente bajo, y esta área particular de la información sigue siendo una especialidad predominantemente masculina en países de todo el mundo” (UNESCO, 2018, párr. 3).
[3] En un trabajo de Adriana Brum y André Mendes Capraro (2015), investigadorxs de la Universidad Federal de Paraná (Brasil), se desarrolla cómo a pesar de que las mujeres son mayoría en el ámbito periodístico brasileño, son minoría en las secciones de deportes. Brum, Adriana & Mendes Capraro, André (2015). Women in sports journalism: a vision ‘beyond the surface’?. Movimento, 21(4), 959-971. https://doi.org/10.22456/1982-8918.52730
[4] Bourdieu, Pierre (2010). La dominación masculina y otros ensayos. Editorial La Página.
[5] En pos de construir una mirada no estereotipada de las mujeres y disidencias en los medios de comunicación, podemos mencionar, por ejemplo, el proyecto de ley para hacer extensiva la Ley Micaela N° 27.499, la cual establece la capacitación obligatoria en género y violencia para todas las personas que se desempeñan en la función pública, en los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Nación Argentina. Promulgada en enero de 2019, su nombre es en conmemoración de Micaela García, una joven entrerriana de 21 años estudiante de Educación Física, militante del Movimiento Evita y del #NiUnaMenos, víctima de femicidio en manos de Sebastián Wagner en abril de 2017. Ver más en: https://www.argentina.gob.ar/generos/ley-micaela.