Subjetividad y juventudes
El aherrojamiento de la subjetividad en tiempos contemporáneos

Por Yussef Becher

La pregunta por la configuración de la subjetividad es tan compleja como apremiante. A partir de ciertos trabajos de campo, el investigador Yussef Becher, plantea que las juventudes forman parte de su subjetividad acudiendo a medios de comunicación y redes sociales. Asimismo, la institución familiar sigue cumpliendo un rol importante, y en las juventudes militantes “es posible hallar biografías en donde sus padres y madres cuentan con antecedentes de participación política.”  

 

¿Cuáles son los mecanismos de disciplinamiento a los que se enfrenta la subjetividad en tiempos contemporáneos? ¿Qué papel cumplen el afecto y las emociones? ¿Qué rol tienen las instituciones dominantes? Para iniciar el recorrido delineamos brevemente los marcos teóricos que nos permiten definir la categoría subjetividad. El itinerario continúa por reflejar los dispositivos, insertos en gobiernos neoliberales, que cercenan la emancipación de la subjetividad. De allí que, deviene necesario reflejar el paso de las sociedades disciplinarias a las de control e incluir la discusión sobre el posible declive de las instituciones dominantes. A tal fin, acudimos a algunas notas de nuestros trabajos de campo enmarcados en los proyectos de investigación que desarrollamos en la FCEJS-UNSL.  

Definir la subjetividad: principales tramas de sentido 

Posiblemente la categoría enunciada en el título constituya una de las más vapuleadas de las ciencias sociales. Ello porque se la suele utilizar sin precisiones sobre su contenido y alcance, y sin indicar el enfoque epistemológico a partir del cual se la comprende. Toda investigación social se preocupa por el sujeto, aunque no necesariamente todas ellas abarcan teóricamente el concepto subjetividades.  

La perspectiva desde la cual entendemos la subjetividad incorpora los estímulos teóricos que aporta el posestructuralismo, que plantea indagar el deseo y la afectividad como impulso de los movimientos subjetivantes. Allí mismo Guattari halla la única posibilidad de singularizarse: en el deseo que escapa a las estructuras e imposiciones del orden establecido1. En ese sentido, la diferencia con el enfoque freudiano y lacaniano que considera al deseo parte de las pulsiones que deben ser sofocadas para evitar obnubilar el raciocinio. A ello se agregan –en esta breve revisión– las teorías feministas, de la mano de académicas tales como Luce Irigaray, quienes identifican que las concepciones de subjetividad estructuralistas tienden a asociar a los varones con el raciocinio, mientras que las mujeres son representadas con la instancia que corresponde al inconsciente y los registros de la sensibilidad. En efecto, Irigaray, junto con otras intelectuales feministas cercanas al giro posestructuralista, comienzan a insistir en la alteridad y la afectividad como condiciones subjetivantes2. 

A partir de las influencias anteriores, el deseo y las emociones adquieren centralidad en los desarrollos actuales sobre subjetividad. González Rey define las bases ontológicas de la subjetividad como la confluencia entre lo símbolo y lo emocional. En consecuencia, propone dos conceptos: sentido y configuraciones subjetivas. El primero reafirma ese anudamiento entre lo simbólico y lo emocional, sin ser el uno la causa del otro, en una temporalidad determinada que evoca el presente y el desarrollo posterior del sujeto. Por su parte, las configuraciones muestran la integración de diferentes registros (sociales, biológicos y semióticos) en una formación subjetiva que evidenciará modos dominantes de organización. Es decir, configuraciones que develan la forma específica en que se expresa la subjetividad frente a circunstancias determinadas3 

Dispositivos contemporáneos de sujeción y neoliberalismo 

El recorrido que nos sugiere analizar las limitaciones que históricamente ha tenido que atravesar la subjetividad, principalmente en su faz social, implica revisar las imposiciones que devienen del sistema capitalista. El orden social (como también económico y cultural) que establece dicho sistema produce profundas desigualdades, pues como asevera OXFAM Internacional (2020), según datos de la CEPAL, el 20% de la población latinoamericana concentra el 83% del total de las riquezas de la región4. 

El neoliberalismo comienza a germinar en Argentina en conjunto con una de las primeras crisis del Estado de bienestar a fines de la década de 1970. Y ya entrados en la de 1990 empieza a echar las raíces que perduran hasta la actualidad. Tal como afirma Foucault, el neoliberalismo requiere de un tipo de gobierno de sí, de autoconstitución de subjetividades, que se ajuste a las lógicas de competencia del mercado5. En ese breve fragmento el filósofo francés nos aporta herramientas para continuar el análisis. En primer lugar, vale aclarar que Foucault se dedica al estudio de las sociedades disciplinarias y, por consiguiente, instituciones de encierro en el siglo XIX. Si bien Hardt y Negri en su reconocida obra Imperio aseguran que el filósofo había advertido el fin de estas sociedades para dar origen a una nueva etapa6, fue Deleuze quien lo anuncia a través de lo que denomina sociedades de control. Asimismo, quien era colega y coterráneo de Foucault, proclama el fin de los lugares de encierro: cárceles, escuelas, organismos de salud mental, familias. Tales instituciones se caracterizaban por la concentración de la vigilancia, que Foucault representaba con el panóptico cuyo detalle arquitectónico lo toma de Bentham. Por su parte, en las sociedades de control, tal como las presenta Deleuze, la vigilancia se halla dispersa en diferentes dispositivos (por lo cual, los tecnológicos adquieren centralidad) que hacen factible ubicar al sujeto sin que sea necesaria su circunscripción a un espacio delimitado7. 

Las instituciones, y más precisamente sus organizaciones instituidas, han mutado en diferentes formatos que les ha permitido sobrevenir a los derroteros y devenires de los tiempos contemporáneos. En materia de subjetividad se advierte la presencia que ejercen las instituciones dominantes. Las mismas van forjando la identidad a partir de la influencia de las organizaciones instituidas8. Si bien existen diferencias entre uno y otro concepto –subjetividad e identidad– es posible reconocer a la segunda como una dimensión de la primera9. A partir de ello, nos permitimos recurrir a nuestros registros de investigación sobre juventudes e involucramientos sociales, en donde incorporamos diferentes aspectos referidos a la información que lxs jóvenes obtienen para motivar sus decisiones políticas, como también sus estímulos de involucramiento10. En el primer ámbito, –información– las juventudes que formaron parte de ambos estudios mencionaron acudir a los medios de comunicación y redes sociales para conocer sobre la realidad política. De allí se nutren las visiones estereotipadas que construyen sobre la esfera de la participación, pues la vinculan principalmente con la corrupción y el clientelismo. Asimismo, identifican determinados liderazgos, especialmente de gobiernos progresistas, con el populismo, denostando tal significante. En cuanto a las redes sociales, el anonimato y la presencia de trolls posibilitan la circulación de fake news conjugadas con violencias múltiples ligadas a representantes políticos o militantes. Por otra parte, entre los estímulos que incentivan actitudes de involucramiento social, la institución que incide de modo significativo es la familia. Por ende, entre las juventudes militantes es posible hallar biografías en donde sus padres y madres cuentan con antecedentes de participación política. Con menor o mayor grado de involucramiento, la influencia de la institución familiar impulsa la decisión de formar parte de espacios políticos que, incluso, tienden a coincidir con aquellos en los que sus padres y madres militaban. Sin embargo, tal predominio disminuye entre las juventudes PRO y Cambiemos. 

Las limitaciones que el neoliberalismo impone a la subjetividad mutan y transforman constantemente. En consecuencia, posiblemente uno de los más recientes discursos y prácticas que permea a nuestras sociedades es la de la conquista de la libertad. Dicho discurso neoliberal esconde un trasfondo de prácticas meritocráticas o de, como explica Bauman, vigilancias sinópticas. En ellas, cada sujeto es el responsable de su propio progreso, como también errores, desconociendo las condiciones sociales en que se enmarcan sus existencias. En ese sentido, el sociólogo polaco apela a la metáfora de un caracol que lleva sobre sí mismo su carcasa para reflejar que lxs ciudadanxs del nuevo mundo moderno líquido crean y cargan sus propios panópticos individuales11. 

Reflexiones finales 

Los cerrojos que la contemporaneidad capitalista, enmarcada en gobiernos neoliberales, impone a las subjetividades ha motivado reflexiones con trascendencia científica y social. En el primer punto, se advierte la necesidad de promover investigaciones, o tal vez incrementar su difusión, que logren divisar los mecanismos de disciplinamiento que atraviesan las subjetividades, como también realidades sociales que aún burbujean en las calderas del pensamiento social. Entre los dispositivos subjetivos de la contemporaneidad identificamos la importancia de profundizar, reconociendo que algunxs investigadorxs han comenzado a producir datos y reflexiones sobre el tema, en la influencia de los medios de comunicación y las redes sociales. Asimismo, entre las nuevas realidades que día tras día nos dejan boquiabiertos aguardando respuestas, se hallan las expresiones de género, abarcando todas las polifonías sexo-genéricas y rechazando, tal como señala Judith Butler, los esencialismos identitarios12. Al mismo tiempo, amerita la indagación académica la nueva politicidad que se promueve desde aquellos movimientos y las rupturas y tensiones de la transición patriarcado-presente feminista. 

En cuanto a la transcendencia social de estos apuntes sobre el binomio subjetividad y contemporaneidad que nos ofrecen lxs distintxs autorxs que hemos revisitado, todxs ellxs –desde Foucault hasta Guattari o Irigaray y pasando por Bauman o Butler– sugieren la relevancia de la acción colectiva, motivada por el deseo y los afectos como motores de las fuerzas subjetivantes, para escapar a los dominios que recaen sobre la subjetividad. Solo en ese tipo de manifestaciones hallaremos la fuerza y la potencia de actuar para superar las restricciones del orden construido por el capitalismo neoliberal que nos quiere mansxs, pero, al mismo tiempo, tiende a subestimarnos pues si bien cada unx de nosotrxs no tiene la autoría exclusiva de su biografía, podemos tomar decisiones que ayuden a elegir compañerxs –como también gobiernos– que hagan más amena la lucha y la conquista de derechos.  

 

 


Yussef Becher: Abogado (UCCuyo). Especialista en Políticas del Cuidado desde la Perspectiva de Género (CLACSO-FLACSO Brasil). Magíster en Sociedad e Instituciones (UNSL). Doctor en Ciencias Sociales (FLACSO Argentina). Profesor e investigador de la Facultad de Ciencias Económicas, Jurídicas y Sociales (FCEJS) de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL). Becario posdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Temas de investigación: juventudes; subjetividades; políticas sociales. E-mail: yussefbe@gmail.com  

 

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1 Guattari, F. (2006). Subjetividad e historia. En F. Guattari y S. Rolnik, Micropolítica. Cartografías del deseo (39-147). Madrid: Traficantes de Sueños.

2 Irigaray, L. (1985). Speculum of the other woman. New York: Cornell University Press.

3 González Rey, F. (2010). Las categorías de sentido, sentido personal y sentido subjetivo en una perspectiva histórico-cultural: un camino hacia una nueva definición de subjetividad. Univ. Psychol., 9 (1), 241-253. Colombia.

4 OXFAM Internacional (2020). Los milmillonarios del mundo poseen más riqueza que 4600 millones de personas. Recuperado de https://www.oxfam.org/es/notas-prensa/los-milmillonarios-del-mundo-poseen-mas-riqueza-que-4600-millones-de-personas

5 Foucault, M. (2007). Nacimiento de la biopolítica. Curso en el Collège de France: 1978-1979. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

6 Hardt, M. y Negri, A. (2002). Imperio. Barcelona: Paidós.

7 Deleuze, G. (1991). Posdata sobre las sociedades de control. En C. Ferrer (Comp.), El lenguaje literario (Tomo II). Montevideo: Nordan.

8 Castro, G. (1997). La vida cotidiana como categoría de análisis a fin de siglo. Mimeo.

9 González Rey, F. Ob. Cit.

10 PROICO UNSL Nº 15-0418 y PICT de FONCyT-AGENCIA 2015-2918. Ambos cuentan con la dirección de la Dra. Graciela Castro.

11 Bauman, Z. y Lyon, D. (2013). Vigilancia líquida. Buenos Aires: Paidós.

12 Butler, J. (2007). El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad. Buenos Aires: Paidós.

 


Imagen de portada: Mural de My Dog Sighs Eye.

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