El ascenso de la Ultraderecha
La Bolsonarización de España

Por Eduardo Chávez Molina (IIGG / FSOC -UBA, UNMDP) y Nuria Vergés Bosh (Universidad de Barcelona)

Las elecciones del primero de diciembre de 2018, esgrimieron un resultado tal vez para muchos lectores e interesados en cuestiones españolas, ibéricas, andaluzas, catalanas y/o vascas, sorprendente. La aparición con representación electa, de la ultraderecha española. Durante muchos años se trazó un límite explicativo plausible: el partido de derechas principal de España, contenía en sus filas todas las variantes, la derecha franquista, las vertientes neoliberales, la derecha clásica, y durante todos estos años, la ultraderecha autoritaria en lo social, y ultra liberal en lo económico.

Es así donde aparece VOX, liderado por Santiago Abascal, ex diputado del Partido Popular en el parlamento vasco, que construye su partido en el 2014 en lucha contra la rendición de ETA como único discurso.

Asimismo, es acompañado por el abogado Javier Ortega Smith, que lidera la lucha de VOX contra el independentismo en los tribunales, y donde confluyen en tácticas contra los planteos de mayor igualdad de género de feministas y un discurso fuente contra la inmigración, asociada a la idea de delincuencia, sin importar las transformaciones democráticas, y las cambios estructurales en la sociedad española en los últimos 30 años. Partido generalmente formado por hombres, de educación privada y del mundo empresarial, cualquier coincidencia rioplatense, son meras casualidades de la vida occidental y cristiana.

Así como a pocos días de la asunción de Jair Bolsonaro en Brasil, emerge con fuerza un espacio político abiertamente autoritario y neo-liberal, como la expresión moderna de una ultraderecha que también ve en el estado un enemigo, salvo a las fuerzas armadas y de seguridad.

Vox se inscribe en el marco del crecimiento de la ultraderecha en Europa, como se aprecia en la infografía siguiente:

A ella habría que sumar a Geert Wilders, del Partido de la Libertad (PVV), de Holanda, quien ha planteado un continuo de temas basadas en su islamofobia: “El islam tiene problemas con las mujeres, los homosexuales, los periodistas, los apóstatas, y no quiero importar eso a Holanda. El Corán es un libro lleno de odio y violencia, y con más antisemitismo que el propio Mein Kampf (Mi lucha, de Adolf Hitler)”.

Esa instancia lo diferencia de la ultraderecha española, que ha implicado una reacción de los procesos modernizadores y de ampliación de derechos en las últimas décadas, un repunte ante el avance además desde el año 2011 de la izquierda no tradicional, expresada en la idea de cuestionar la nobleza, las políticas xenófobas, la exclusión de los colectivos LGTBIQ, las prácticas inhumanas hacia los animales, el clero, pero principalmente reivindicar y poner en zona de alarma colectiva los derechos de las mujeres, y visibilizar la violencia que se ejerce hacia ellas. Pero tal vez más urticante aún, es que son las propias mujeres quienes se organizan.

La utraderecha española, ahora en forma de VOX, renace como una escisión de una derecha para ellos y sus votantes, ni PP ni Ciudadanos no resultaban lo suficientemente conservadores, neoliberales o de derechas simplemente. Tampoco fueron lo suficientemente xenófobos, franquistas, españolistas y, ahora también, machistas, aunque no se haga evidente a primera vista. Hasta hace poco, basaban sus discursos en aspectos clásicos del nacionalismo español. Por un lado, atacaban fuertemente a los (aún) no nacionales. Es decir, arremetían contra las personas inmigrantes más indefensas, especialmente aquellas que no eran cristianas, blancas, ricas y socialmente aceptadas. Por otro lado, embestían contra vascos y catalanes que no se identificaban con la idea de la nación española.

Fijémonos con atención que pedía VOX para garantizar la elección del presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno: la derogación de la ley de violencia de género, y su reemplazo por la ley de violencia doméstica, la derogación de la ley para promoción  de igualdad de género en Andalucía, la derogación de la Ley de la memoria histórica,  y la ley que garantiza los derechos del colectivo LGTBIQ, bajo el argumento de que España no es un país homófobo que necesite leyes especiales.

Otras medidas que exigían era contra la inmigración ilegal, situación de uso electoral principal en Andalucía, y en las provincias de mayor porcentaje de migrantes extra comunitarios, la creación de una consejería de Familia y Natalidad, control del fundamentalismo islámico, una ley de protección  de las tradiciones, y otra que proteja la tauromaquia, y la actividad cinegética (caza), y un dato no menor, que era cambiar el día de Andalucía del 28 de febrero, fecha en que se celebró el referéndum sobre la autonomía de la región, por el 2 de enero, en conmemoración de la reconquista de la península por parte de los cristianos.

La fecha implica la conquista del emirato de Granada, el último estado musulmán en la península, en 1491, con la toma de la ciudad por parte de los Reyes Católicos, o lo que el partido de ultraderecha ha denominado en sus documentos, como la “culminación de la Reconquista”. El 2 de enero de 1492, pocos meses antes de que Cristóbal Colón llegase a América, el emir de Granada, Boabdil, entregó la ciudad a los Reyes Católicos, quienes diez años antes habían puesto en marcha una guerra en la Península Ibérica para acabar con el reino nazarí e integrar a la corona de Castilla al último territorio musulmán.

Después de 1491, toda la península fue controlada por gobernantes cristianos. La conquista fue seguida por el Edicto de Granada (1492) que expulsó a los judíos que no se convertirían al cristianismo de Castilla y Aragón, y una serie de edictos (1499-1526) que forzaron las conversiones de los musulmanes en España. Desde mediados del siglo XIX, la idea de una “reconquista” se arraigó en España asociada a su creciente nacionalismo y colonialismo desde fines del siglo XV

Luego surge el interrogante, ¿quiénes son los votantes de VOX?, y allí encontramos los mismos rasgos que se han encontrado en distintas elecciones en países del orbe, entre ellos Argentina, donde el voto suele estar dado por un contexto generacional sumamente importante.

Muchos periodistas, académicos, y gente interesada en estas sumas y restas electorales se preguntan ¿Quiénes son? ¿De dónde han salido? ¿Cuántos son?

Y la respuesta a la última pregunta parece tener ya resultados cuando uno observa las últimas encuestas en España: podría haber un millón de españoles dispuestos a votar la formación de Santiago Abascal. Lo suficiente para entrar en el Congreso de los Diputados.

 

Gráfico 1: Estimación Voto en España, enero 2019

Si caracterizamos al votante de VOX, aparece con fuerza la idea, de acuerdo al estudio de Metroscopia para el diario on line “La Información” , de que el votante de este partido se declara de derechas. Además “se, destaca que uno de cada cuatro españoles que votaría a Vox en unas elecciones generales en estos momentos dispone de unos ingresos por encima de los 2.000 euros mensuales. En un país en el que solo el 13% de los ciudadanos disponen de esa capacidad adquisitiva, entre los de Abascal esta cifra casi se duplica”[1].

Por el contrario, en el conjunto de España los que declaran ganar menos de 800 euros al mes suponen el 35% de la población. Si se aplica este indicador  de ingreso,  los votantes de Vox baja y constata que el seguidor de la formación de ultra derecha’ es de procedencia acomodada. Solo uno de cada diez seguidores de Vox no llega a esa cifra de 800 euros mensuales.

Continuando con el perfil, de acuerdo a los estudios de Metrocospia, el votante de Vox es mayoritariamente hombre. Hasta el 72% de los que confesaron que votarían a este partido en la encuesta son del sexo masculino. Como curiosidad, entre el 28% restante de mujeres llama la atención que su media de edad es mayor, de 51 años.La media entre los hombres también es alta: 45 años.

Así que el votante potencial de Vox es un hombre de mediana y alta edad que se siente muy de derecha, con unos ingresos altos y que hasta hace muy poco había votado al PP.

Asimismo, VOX está detrás de la persecución de centenares de catalanas y catalanes, pues todo partió de la querella interpuesta por el número dos de VOX. Algunos de ellos se encuentran en prisión acusados de sedición y rebelión cuando plantearon poder votar en torno a la autodeterminación del pueblo catalán el famoso 1° de octubre de 2017. No ha importado demasiado si con ello se han barrido derechos humanos y democráticos básicos, ya consolidados y consensuados por doquier. Entre ellos sigue presa quién fue presidenta del parlamento de Catalunya, Carme Forcadell. Ella encarna junto a otras líderes catalanas destacadas, como Anna Gabriel (ahora en exilio) o Ada Colau, y con unas vicisitudes similares como otras políticas internacionales perseguidas como Cristina Fernández o Dilma Roussef  lo que significa que una mujer de izquierdas tenga algo de presencia en el escenario político. En el Parlament se podía dialogar sobre todo, incluso de divorcio nacional. Se ponía la vida de las personas en el centro en vez de únicamente la economía y la seguridad nacional. Con ello se recordaba a las mujeres asesinadas antes de los plenos, se proponían medidas contra la pobreza energética y para la necesidad de vivienda e, incluso, se plantearon impuestos bancarios. En realidad se buscaban otras y nuevas soluciones para los problemas que acarrean las desigualdades de siempre. Especialmente ante una última crisis económica y social creada en los bancos de hombres blancos, occidentales y de derechas, pero que destrozaba vidas de miles de personas, mujeres y hombres de todas partes e ideologías.

Esta búsqueda de alternativas no sólo ocurría en Catalunya, o Argentina, sino incluso en otros lugares del mundo en una oleada feminista global que ya no se puede ignorar. Esta ola plantea que las mujeres adquieran plenos derechos sobre sus vidas y cuerpos. Además del derecho al propio cuerpo, esto pasa por acabar con las violencias machistas, es decir con acosos, abusos, violaciones y asesinatos de mujeres, por el mero hecho de ser mujeres, que se suceden a miles en nuestros países. Pero también implica romper la estrecha alianza entre patriarcado y capitalismo.  En definitiva, las feministas reclaman avances en materia de derechos, igualdad, cuidados y atención a las personas. Recuperar los planteamientos de un estado social que ahora, más que nunca, se desarrolle en clave de género. Ello beneficiaría no sólo a la mitad de la población que son las mujeres, sino a la sociedad en su conjunto y su bienestar.

Pese a ello, una pequeña minoría que ahora se visibiliza en forma de VOX en España, aunque estrechamente relacionada con los poderes fácticos locales y globales, se propone una vuelta hacia atrás. Nos confunden defendiendo una nación neutra y libre de ideologías. Sin embargo, apuestan por una ideología neoliberal y de derechas, y, también, una ideología de género machista. Nos plantean llegar a un ideal de nación recreando un orgullo nacional que nos recuerda demasiado a un pasado franquista que, al final, llevó a la sociedad española a grandes retrocesos, así como a un futuro cercano a las propuestas neoconservadoras y neoliberales de Trump. Así, toman como eslogan hacer grande a España otra vez, como ya hizo Trump con su “make America great Again”. Con estrategias de marketing político muy estudiadas van creando y recreando enemigos externos e internos, y con ello minando sus y nuestros derechos, hasta conseguir los apoyos suficientes para acabar de arrasar con casi todos y asegurar el bienestar de unos pocos solamente. En España, después de los inmigrantes y los catalanes ahora les toca el turno a las mujeres. Entonces, ¿Quiénes serán los siguientes? Quizás pronto algunos rojos, algunos verdes, algunos hombres….Cualquiera de nosotras u nosotros, y se quiera o no, se tiene más posibilidades de salir perjudicado que devenir esa minoría que se beneficiaría incluso de la más leve de las dictaduras.

Gráfico 2: Estimación Voto y escaños en España, bajo el supuesto de participación electoral del 68%,  enero 2019

Fuente: metrocospia Henneo, 2019
Fuente: metrocospia Henneo, 2019

Al igual que a vascos y catalanes independentistas se les llama nacionalistas, como si no existieran nacionalistas españoles y nacionalismo español. A las feministas se les dice que tienen ideología de género, como si el machismo no fuera una ideología de género. Con ello buscan atacar a los otros nacionalismos e ideologías, para con ello mantener los privilegios de sus ideologías dominantes. El machismo lleva intrínsecamente consigo la necesidad y voluntad ejercer opresiones sobre las otras. Estas otras serían mujeres, personas LGTBIQ y otros hombres que no comparten su ideal de masculinidad. Estaríamos hablando pues de quienes no comparten su ideología de género machista o se ven perjudicados por ella y, justamente, buscan liberar (se) de este tipo de opresiones. Así, y en cambio, esta necesidad y voluntad de liberación de una ideología dominante machista es lo que lleva intrínseco cualquier feminismo.

Ante la firme voluntad de miles de personas para finalmente liberarse del machismo y autodeterminarse, los machistas se resisten y desafían el ataque a sus privilegios. Para ello, inclusive, se valen de las alianzas con algunos de los oprimidos que comparten su ideología de género, por eso vemos algunas mujeres y personas gays en este tipo de partidos, dispuestos a ejercer de pinkwashers y de homonacionalistas. Igual que no debes ser rico para creer en el neoliberalismo ni pobre para creer en la igualdad y redistribución de la riqueza, tampoco debes ser hombre para creer en el machismo ni mujer en los feminismos.

Los machistas impugnan los recientes y aún insuficientes logros reparadores y/o emancipadores feministas a través del uso del poder que aún ostentan en lo público y lo privado. En los últimos años lo hacen con fuerza en una ola neomachista. Así, por ejemplo, no hace tanto, quisieron revertir la ley del aborto española en pro de una vida que no se esmeran tanto en defender cuando aún late y es mujer. Así, también en España, sentencias de jueces sustituyeron agresión sexual por un simple abuso y afirmaron no distinguir el dolor del placer en los gritos de la mujer que aparecía en un vídeo de la Manada en que la violaban en grupo. Así utilizan su poder en los medios y en las nuevas tecnologías para ejercer violencias machistas on-line y generar discursos y conceptos, e incluso mentiras, que a base de repetición parecen reales, como que las denuncias por violencia de género son falsas. Así hoy VOX se atreve a proponer como requisito de pacto de gobierno la eliminación de una ley que significó uno de los primeros pasos para proteger a las mujeres de las violencias machistas. Justamente a través de estas violencias machistas ejercidas por el poderoso en lo público y sobre todo en lo privado- cabe anotar que mayoritariamente son ejercidas por parejas y exparejas- nos recuerdan que están ahí vigilantes y preparados para actuar contra las mujeres que confronten y/o se aparten de los roles de género establecidos por su ideología de género dominante, la machista. Basta con releer los manuales con el ideario de la sección femenina, ideal nacional franquista de la mujer. Una mujer esposa, sumisa, relegada al hogar, servicial, pilar fundamental de la familia y los valores tradicionales, pasiva y alejada de cualquier idea crítica. Buscan silenciar, castigar, asustar y enseñar de nuevo la lección machista, con el daño o la muerte como alternativa si no se consigue.

De nuestras palabras surge la primera hipótesis, el cambio de paradigma societal que encarna VOX, ya no es la lucha contra el independentismo exclusivamente, sino el oscurantismo conservador y autoritario contra mujeres, inmigrantes, anti estatista, y profundamente neoliberal en lo económico, que va mucho más allá de recopilar un voto contra los procesos independentistas catalanes y vascos. Y se expresa ahora en su militancia pública y callejera, oradar y deslegitimar el avance feminista en Andalucía, en España, en el mundo.

 

[1] https://www.lainformacion.com/economia-negocios-y-finanzas/quien-vota-a-vox-hombres-de-45-anos-con-ingresos-de-2-000-euros-y-de-derecha/6435255

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