Política y psicoanálisis
Politizar el inconsciente

Por Emiliano Exposto (UBA)

Guattari, Rozitchner, Postone y algo más 

El Anti Edipo. Capitalismo y esquizofrenia I (1972) de Guattari-Deleuze, Freud y los límites del individualismo burgués (1972) de León Rozitchner, y Tiempo, trabajo y dominación social. Una reinterpretación categorial de la teoría crítica de Marx (1993) de Moishe Postone probablemente sean los libros más influyentes que leí durante mi trayecto por la Facultad de Filosofía de la UBA. En ese orden, creo. Tal vez la Crítica de la razón dialéctica (1960) de Jean Paul Sartre sea el cuarto. Pero no estoy seguro al respecto. Como suele suceder, accedí a ellos por motivos diferentes a los de la formación obligatoria de la carrera de filosofía; ligados a la militancia, la avidez de novedades en Internet, el azar de los encuentros en grupos de lectura, las amistades intimas y relaciones que uno tiene la oportunidad de construir mientras fuma un cigarrillo en los pasillos, se toma una cerveza luego de una asamblea o compra alguna cosa en los bares propios de esas instituciones. La serie de problemas entre esos textos se arma medio rápidamente: la cuestión de la subjetividad en la historia, el problema de los grupos, el marxismo, la lucha políticaincluso la filosofía como lucha de clases en la teoría. Recuerdo que me regalaron el primero en 2011, llegue al segundo en 2012 en una edición muy vieja de Siglo XXI y me recomendaron el tercero en 2014. Aunque no entendí casi nada de la relevancia de este último hasta que no estudie el libro Marx de vuelta. Hacia una teoría crítica de la modernidad (2014) de Facundo Nahuel Martín; libro casi tan clave como los otros, cuya lectura no solo modificó mi relación con los otros tres o cuatro textos, sino que cambio el punto de vista con el que venía pensando la cosa.  

la lectura de Rozitchner llegue por un texto de Alejandro Vainer y Enrique Carpintero titulado “No existe cura individual”, publicado durante el 2008. A decir verdad, lo primero que leí de Rozitchner fue “La izquierda sin sujeto”, ese debate ya célebre que mantuvo con John W. Cooke a propósito del peronismo, la izquierda revolucionaria, los manuscritos de Marx de 1844, el contrapunto entre los liderazgos de Perón y Fidel Castro, el problema del cuerpo y los afectos en el pensamiento emancipatorio, etcEse texto de Rozitchner constituye no solo un texto influyente, sino mi manual de cabecera por decirlo de algún modo. Con ello, a principios de los sesenta, Rozitchner nos dejó una suerte de “Introducción a la vida no capitalista” (como escribió exagerandorefiriéndose a otro texto, alguien hace muy poco) 

De ese cóctel de textos sale la fórmula análisis militante de lo inconsciente bajo la cual venimos pensando, escribiendo e interviniendo en diversos espacios junto al psicoanalista Gabriel Rodriguez Varela y otrxs compañerxs de la Cátedra Abierta Félix Guattari de la Universidad de lxs Trabajadorxs. Aunque, en rigor, principalmente resulta de problemas concretos de la trayectoria colectiva, de situaciones específicas de la propia experiencia. En la elaboración de algunos fracasos ejemplares que supimos conseguir. Teniendo como eje una combinación de la pregunta rozitchneriana “¿qué significa formar un militante político?” y el “esquizoanálisis” guattariano-deleuziano. Más otras yerbas, obvio, pero que no van al caso (y que, por fortuna, hacen imposible concertar una coherencia inservible en el “relato”), como el llamado análisis institucional y larguísimas conversaciones sobre la práctica política, los conflictos personales y colectivos en distintas experiencias, la clínica en diversos dispositivos.  

Como Guattari, Rozitchner tiene algunos “problemas teóricos”, entre ellos la concepción de la totalidad o su comprensión insuficiente de la dominación en el capitalismo, lo cual en la relectura categorial que Postone realiza en torno a Marx adquieren otra rigurosidad. Claro que la introducción del problema de la lucha de clases “al interior” de la propia subjetividad hace que Rozitchner tenga una potencia de la cual Postone carece. En cierta forma, todo lo que vengo escribiendo hace unos años, en lo cual entraría mí siempre postergada tesis doctoral, consiste en pensar al capital como sujeto contradictorio de una lógica inconsciente que constituye las relaciones sociales modernas (Marx con Postone), pero sin denegar el problema relativo a la eficacia de los antagonismos de la lucha de clases en la constitución conflictiva del sujeto (Marx con Rozitchner). Una vez alguien dijo: el capital es el sujeto de lo inconsciente. Y yo me puse a investigar en torno a esa hipótesis, buscando darle cuerpo conceptual y una práctica político-analítica coherente con ello. En eso estamos. Decía que, en algún punto, Guattari y Rozitchner tienen casi los mismos problemas, haciendo que la persistencia militante del primero se compense en la beligerancia del segundo. En cualquier caso, Rozitchner sigue siendo una referencia ineludible para aquellos preocupados por lo inconsciente en el capitalismo; es decir, para aquellos que nos preguntamos por los problemas del deseo, el malestar, lo imaginario, el lenguaje, etc., en la modernidad capitalista. Lo cual (casi) necesariamente conlleva a interrogarse por la relación entre psicoanálisis y marxismo. O mejor dicho: entre marxismo y psicoanálisis. Un libro clave, quizás el más importante de los últimos años, para repensar este vínculo lo escribió Omar Acha hace pocoEncrucijadas de psicoanálisis y marxismo. Ensayos sobre la abstracción social (2018)Recuerdo cuando reflexionando sobre la práctica analítica en dinámicas grupales con Gabriel, llegamos a la necesidad de pensar la producción inconsciente del deseo en la línea de la forma social y la “abstracción real” de la teoría crítica de raigambre marxiana. La pretensión de originalidad duró, aproximadamente, una hora: Acha, por suerte para nosotros, estaba publicado un libro entero dedicado a eso… 

En el medio de todo esto me encontré con ¿Alguien dijo crisis del marxismo? (2019), de Santiago Roggerone. La primera parte de este libro significó un punto de inflexión: pensar la práctica filosofica en inmanencia a las crisis contemporáneas del marxismo y el psicoanálisisEsto llevo a implicarse en un proyecto de reconstrucción intergeneracional de la teoría crítica radical, en el marco implícito del cual ya venían produciendo, discutiendo y haciendo cosas muchxs amigxs.   

Los temas que aquí anuncio, desordenadamente, no conforman problemas teóricos (solamente). Configuran problemas eminentemente políticos, prácticos: la transformación radical de las determinaciones inconscientes que nos constituyen; la comprensión del sujeto como nido de víboras, o núcleo de elaboración conflictiva de las contradicciones históricas; el enfrentamiento contra aquellas dinámicas inconsciente que combatimos en el plano consciente, pero que habitan en nosotros mismosHoy sostenemos una práctica que explora esos temas, la llamamos por comodidad: análisis militante. Una cifra que es posible que se encuentre así, tal cual, en Guattari. Pero bueno, la filosofía vive de no-citas que son robos, préstamos y olvidos.  

A diferencia de Postone, y al igual que Guattari y Sartre, la escritura de Rozitchner tiene una vitalidad única cuando uno lo lee; única al menos en estas tierras, repletas de filosofía progresista, en donde la crítica inmanente del capital se ha vuelto un impensable (como en el pos-estructuralismo sin mediación marxista, el posmarxismo lacaniano, cierta “izquierda spinoziana” y derivas de lo que llamaré, por comodidad, “pseudo-kantismo”); y únicas, a su vez, en un marco progre-derrotista donde toda proyección política tiene como único horizonte posible la ampliación de la democracia burguesa (y su defensa), condenándose a hacer política con el horizonte de la revolución atrás. Y si bien resulta cuasi imposible equiparar la fascinación que me produce el lenguaje de El Anti Edipo (proporcional al rechazo que me genera la jerga del deleuziano-guattarismo), Rozitchner presenta aún hoy la vitalidad de un filósofo que escribe en nombre propio, afectado por la vida y la lucha de clases en su escritura. 

Cuando uno se niega a aceptar el sentido de la democracia de la derrota como techo de la lucha de clases en Argentina, se torna más o menos evidente entonces que el problema estratégico del Freud de Rozitchner es convergente con el problema estratégico del Lacan de Guattari: la revolución radical del inconsciente. Rozitchner, incluso a contrapelo de algunxs lectorxs de su obra que tienden a pensarlo como una especie de dandi reformista por algunas experiencias de vida que el viejo se habría encargado de divulgar, pensó siempre con el horizonte de la revolución anticapitalista adelante. Al menos, lo hizo hasta la publicación de la última etapa de su obra (estas últimas afirmaciones, si tuviere espacio, podrían suavizarse). Lo mismo pasa con la perspectiva de la revolución molecular en Guattari, inescindible de una revolución permanente e inmanente de la sociedad capitalista y de las relaciones de dominación de clase, género, raza, etc. en su conjunto. Por eso conjeturo que ambos estarían de acuerdo con esta frase: lxs psicoanalistas se han restringido a interpretar el inconsciente, pero de lo que se trata es de politizarlo; como me dijo, justamente, un analista marxista hace poco. Y lo mismo sucede con la filosofía, sea por fuera o dentro de la academia. Fue Massota, en el prólogo a Moral burguesa y revolución de Rozitchner dedicado a pensar la revolución cubana, quien sostuvo que una filosofía alejada de los problemas del marxismo, es decir de la revolución, esto es de la transformación, supresión y superación en un sentido emancipatorio de la sociedad de la mercancía, se condena a practicar una filosofía universitaria. Y si bien en la actualidad habría que matizar esa afirmación de Massota, conforme a los nuevos ciclos de lucha social (también teórica) y protagonismo popular de los feminismos, su frase conserva la radicalidad de un momento de verdad anticapitalista que hace al legado vivo de El Antiedipo, El Freud de Rozitchner y Postone 

 

Comentarios: