George Padmore
“Me interesa discutir la teoría decolonial como una novedad”

Entrevista a Juan Francisco Martínez Peria

¿Pueden autores olvidados ayudarnos a sorprendernos menos con lo que está pasando hoy en la Argentina y en el mundo? Para el historiador Juan Francisco Martínez Peria, sí. Por eso, en su libro George Padmore: La Tradición Radical Negra y la Liberación del Sur Global, rescata una figura política que en la primera mitad del siglo pasado reflexionó sobre el racismo, el colonialismo y el fascismo; y que se alejó de la teoría marxista clásica –que solo reconocía a los obreros como sujetos revolucionarios–, y ya en un libro de 1931 reivindicó una huelga de mujeres en Nigeria.

 

Juan Francisco Martínez Peria

El racismo en las ciencias sociales, el colonialismo en el pensamiento latinoamericano, la supuesta novedad de la teoría decolonial son algunas de las cuestiones que a Juan Francisco Martínez Peria, Doctor en Historia, le interesa poner en discusión. Su libro George Padmore: La Tradición Radical Negra y la Liberación del Sur Global (Prometeo 2024) aborda la vida de un político e intelectual olvidado, que nació en 1903 en las Antillas Británicas del Mar Caribe y al morir en 1959 era reconocido como el padre de la independencia africana. Para Martínez Peria “las reflexiones de Padmore y otros autores de la tradición radical negra y del pensamiento crítico del Sur nos ayudan a pensar este mundo mucho mejor que los intelectuales del canon hegemónico occidental”.

En la primera mitad del siglo XX, Padmore afirmaba que no hay una diferencia sustancial entre el fascismo y el liberalismo y que el capitalismo está estructurado por una lógica racista que impide la unión de los trabajadores. En esta entrevista Martínez Peria propone repensar nuestros linajes y el panteón histórico que hemos construido.

 

Para empezar, voy a hacerte una pregunta que ya le hemos hecho a otros historiadores. En estos tiempos de menosprecio de las ciencias sociales, en Bordes nos interesa recuperar una vieja pregunta: ¿para qué sirve la historia?

Sirve para pensar críticamente nuestro tiempo, nuestra realidad y el mundo. Sirve, sobre todo, para desnaturalizar, para ver que el orden en el que vivimos es un orden construido históricamente, de manera conflictiva, con vencedores y perdedores. No es un orden natural, y por eso, puede ser distinto en el futuro.

La historia crítica sirve tanto para denaturalizar las lógicas de poder y las lógicas sistémicas como para construir alternativas. Y permite reconocer alternativas más emancipatorias que ocurrieron en el pasado.

 

¿Qué sería la historia no crítica?

Una historia no crítica sería la que celebra el pasado, que lee el presente a través de una legitimación del pasado, como una continuidad lógica, inevitable, lineal, donde los que fueron derrotados, necesariamente tenían que ser derrotados. Es una historia que viene a legitimar el orden dado, el actual.


Tu último libro George Padmore: La tradición radical negra y la liberación del Sur Global (Prometeo, 2024) cuenta la vida y obra de un pensador bastante poco conocido. ¿Cómo llegaste a él?

Hace muchos años que vengo interesado en el pensamiento crítico latinoamericano y en la historia latinoamericana, sobre todo con una fuerte centralidad en temas que tienen que ver con la esclavitud, el racismo y el colonialismo. Escribí un libro sobre la Revolución de Haití y este año publiqué un libro sobre el principal intelectual de ese proceso. El título del libro es Jean Louis Vastey, el filósofo político de la Revolución Haitiana (CICCUS, 2025).

Mi investigación, mi trabajo, tiene una triple intención. En primer lugar, poner en discusión las ciencias sociales y las humanidades hegemónicas de cuño nor-atlántico, mostrando su carácter eurocéntrico, racista y colonial. En segundo lugar, poner en tensión el canon del pensamiento crítico latinoamericano señalando que, a pesar de su importancia, sigue teniendo limitaciones criollocentricas, blancas y patriarcales. Y por último me interesa discutir la novedad de la teoría decolonial. A pesar de que considero que la teoría decolonial es muy valiosa, muchos la han leído como una novedad absoluta y en mi opinión eso no es así.

En ese sentido, me interesó rescatar autores y autoras que antes de la teoría decolonial –y en paralelo a otras discusiones–, presentaron fuertes reflexiones en torno al racismo, el colonialismo, la esclavitud, el eurocentrismo. En esa búsqueda, llego a Padmore, una figura impresionante en términos políticos e intelectuales, muy olvidada. Padmore quedó silenciado en el mundo hispanoamericano, porque no fue traducido al castellano –aunque no es el principal motivo, porque nosotros leemos autores que hablan en inglés, francés y en otros idiomas– pero sorpresivamente también quedó muy olvidado y silenciado en el mundo angloparlante.

 

Para alguien que no conoce su historia, ¿cómo la podrías resumir?, ¿hay algo en particular que te haya resonado para escribir el libro?

George Padmore tiene una vida de película, de un compromiso y una militancia enormes; y a la vez de un gran desarrollo intelectual. Escribió más de ocho libros, numerosos panfletos y cientos de artículos para diarios de América, África, Asia y Europa. Nació en Trinidad y Tobago en 1903 y en los años 20 fue a estudiar a Estados Unidos. Él ya venía con ideas panafricanistas, pero en Estados Unidos se hizo marxista y comunista. Y llegó a ser, a comienzo de la década del 30, el principal líder afrodescendiente de la Tercera Internacional encargado de promover el comunismo entre la población africana y afrodescendiente en África, Europa, Estados Unidos, América Latina y el Caribe. A su vez, desde ese momento en adelante empieza a construir una teoría marxista muy potente, heterodoxa, anticolonial, panafricanista antirracista. Ahora bien, a pesar de haberse destacado dentro de la Unión Soviética, en 1933-34 rompió con la Tercera Internacional por considerar que esta tenía una política en zig-zag, no verdaderamente comprometida con el mundo de las luchas del sur y particularmente con las luchas antiimperialistas y antirracistas. A partir de la década 30 se instaló en Inglaterra y empezó a construir, junto con otros compañeros y compañeras, como C.L. R James, Amy Ashwood Garvey, Jomo Kenyatta, Ras Makonnen, Kwame Nkrumah un movimiento panafricanista, marxista, heterodoxo, antiimperialista, autónomo de la izquierda europea. Asimismo, durante los años 30, 40 y 50 mantuvo intensos vínculos con otras figuras del mundo panafricano y anticolonial asiático como W.E. B Du Bois, Eric Williams, Jawaharlal Nehru, Nnamdi Azikiwe y Ho Chi Minh. Su importancia política e intelectual fue tan gran grande que en los años 40 y 50 terminó siendo el principal teórico de las independencias africanas, produciendo libros claves como ¿Panafricanismo o Comunismo?(1956) donde reflexionó en profundidad sobre los caminos para alcanzar la emancipación y la unidad de África, así como la liberación del Sur Global en un mundo trazado por el colonialismo y la guerra fría.

Ahora bien, lo más relevante es que además de ser un pensador crítico se destacó como político jugando un rol absolutamente clave en la revolución de Ghana, la primera independencia de África subsahariana en 1957. No sólo fue el mentor teórico del líder de esa revolución, Kwame Nkrumah, sino que además lo acompañó como asesor de Asuntos Africanos promoviendo la construcción del socialismo y la lucha en contra del racismo y el colonialismo en la región. Fue promotor de muchas iniciativas entre ellas las Conferencia de Todos los Pueblos de África de diciembre de 1958, de la que participaron enormes revolucionarios como Frantz Fanon, Patrice Lumumba y Julius Nyerere. Lamentablemente la muerte lo encontró en el fragor de la batalla el 23 de septiembre de 1959, pero fue enterrado en Accra, capital de Ghana con un enorme funeral de Estado, a la altura de su gigantesca importancia histórica.

 

¿En qué consiste la teoría marxista que elabora Padmore?

Es un marxismo fuertemente heterodoxo. Conjuga una mirada sistemática del capitalismo –una mirada centrada en la idea de lucha de clases con un horizonte socialista– pero entendiendo que Marx tuvo límites por su contexto, límites eurocéntricos.

Padmore va a tener una influencia muy grande de Lenin y va a reivindicar la Revolución Rusa, pero va a entender que el gobierno de Stalin y la continuación de la Revolución Rusa va a tener muchas limitaciones en su política internacional. Entonces, critica elementos eurocéntricos de Marx; elementos eurocéntricos de la política internacional de la Unión Soviética; y, además, critica todavía con más fuerza, la práctica de la izquierda moderada europea. Entonces, ¿cuál es la diferencia más fundamental de su teoría? El lugar de la esclavitud, el racismo y del colonialismo, que los pone no solamente en el origen del capitalismo, sino en su corazón y en su desarrollo. La esclavitud, el trabajo forzado, semi forzado, el racismo y el colonialismo son para Padmore elementos estructurantes del capitalismo y la modernidad. Según él, el capitalismo se alimenta de la esclavitud, del tráfico esclavista y del colonialismo permanentemente. El capitalismo está estructurado por una lógica racista, y el racismo –que implica la deshumanización e hiperexplotación de los pueblos africanos descendientes y periféricos y del sur– divide a la clase obrera e imposibilita un internacionalismo obrero. La consigna “proletarios del mundo uníos” se pone en tensión a partir de este carácter estructurante del racismo.

Padmore hace muy tempranamente una impugnación de la clase obrera europea y de la izquierda europea como vanguardia de la revolución. Ya desde la década del 40, desde la post Segunda Guerra Mundial, se decepcionó mucho con la izquierda europea, al punto de estar convencido que la revolución no iba a venir desde ahí y tampoco se la podía tener casi ni de aliada.

Otro punto que me parece para destacar es que tiene una mayor apertura a una multiplicidad de sectores populares. No a la clase obrera industrial, que claramente no existía en África así como la había pensado Marx, sino una multitud de trabajadores, jornaleros, mujeres.  Incluso para la época en la que escribe le da mucha importancia al rol de las mujeres africanas. Por ejemplo, en su libro de 1931, –“La vida y las luchas de los trabajadores negros”, reivindica una huelga de mujeres en Nigeria como una lucha popular. Esto es muy importante porque la izquierda no solamente no le daba importancia a estos sujetos del sur, sino que incluso muchas veces los pensaba como reaccionarios, conservadores, contrarrevolucionarios. Entonces, hay toda una relectura de la agencia de esos sujetos del sur, periféricos como sujetos revolucionarios. Y otra diferencia muy grande de su teoría dentro del marxismo es que cree que la revolución y el socialismo va a tomar elementos precoloniales como elementos claves en su construcción. Por ejemplo, reivindica las lógicas colectivas de la tierra en África, la preexistencia de lógicas democráticas en África. En este sentido sus teorías tienen cierta reminiscencia a las posturas de José Carlos Mariáteguí para Indoamérica.

 

¿Qué conceptos de Padmore pueden contribuir al análisis de nuestro presente?

En primer lugar considero que todo su análisis sobre la esclavitud, el racismo y el colonialismo como elementos estructurantes del capitalismo siguen teniendo enorme vigencia para pensar la historia y el presente del sistema capitalista. Aún con el paso del tiempo y el fin de los grandes imperios occidentales, las lógicas de la colonialidad continúan presentes y Padmore y otros autores de la tradición radical negra y del pensamiento crítico del Sur nos ayudan a pensar este mundo mucho mejor que los intelectuales del canon hegemónico occidental.

En segundo lugar, creo que vale la pena rescatar el pensamiento de Padmore para abordar la cuestión del liberalismo y el fascismo en la actualidad. Uno de los motivos por los cuales Padmore termina rompiendo con la Tercera Internacional es la cuestión del fascismo, de la lucha antifacista. En la década del 30 la Unión Soviética le dice a Padmore: “Mira, tenés que dejar de atacar a Francia, Inglaterra y Estados Unidos y concentrarte en Alemania y Japón porque ahí está el fascismo, el principal enemigo de la Unión Soviética y del movimiento obrero”. Y Padmore se opone a eso. Consideraba que la lucha antifacista era muy importante, pero que no había una diferencia sustancial entre el liberalismo y el fascismo.

A partir de un libro que escribe en 1936, “Cómo Inglaterra gobierna África”, plantea un análisis del fascismo y del liberalismo que creo tiene mucha actualidad. Dice que el nazismo y el fascismo que causa tanto horror, en realidad no era una novedad. Los nazis y fascistas estaban llevando adelante prácticas racistas, totalitarias, incluso genocidas, que son las mismas prácticas que llevaron adelante antes en África. Entonces, plantea un hilo de continuidad entre el fascismo y el nazismo y la práctica colonial que había llevado adelante Alemania e Italia. Esta es la primera parte de su hipótesis.

La segunda parte de su hipótesis es todavía más disruptiva. Plantea, como luego lo harán otros intelectuales del pensamiento crítico anticolonial, como Du Bois, Césaire, Nehru que no hay una diferencia sustancial entre el fascismo y el liberalismo. Los nazis y los fascistas, empiezan su lógica totalitaria racista en el sur y después la llevan a Europa, pero lo más importante es que esta gente aprendió esas lógicas de los imperios liberales. Entonces, lo que él está planteando es que hay una línea de continuidad entre la lógica de los imperios liberales y las lógicas fascistas y nazis. Y que si solamente causa horror y sorpresa para la izquierda europea es porque la izquierda europea es también eurocéntrica y tiene una mirada sutilmente racista o un racismo epistémico que le impide ver esta lógica de continuidad.

Entonces, para él, los imperios liberales eran liberales para las metrópolis y para la población blanca, pero llevaban lógicas de fascismo colonial, en el mundo colonial.  Esta es una idea que a mí me parece interesante para pensarla para la Argentina, América Latina y para el mundo hoy; y no sorprendernos tanto con lo que está pasando. Aunque no coincido que hay que definir a Milei como fascista, sí coincido en que el liberalismo de Milei no es excepcional. La historia del liberalismo en Argentina y América Latina muestra que ha sido justamente un liberalismo genocida, colonial, neocolonial, racista. No es nuevo. Tiene, obviamente su novedad, su lógica de las redes y un montón de cuestiones que son contemporáneas, pero en una continuidad histórica. El liberalismo siempre ha tenido esta lógica: totalitaria, racista, autoritaria e incluso genocida. Tiene una cosanguinidad con el fascismo.

“Aunque no coincido que hay que definir a Milei como fascista, sí coincido en que el liberalismo de Milei no es excepcional.”

¿Qué recepción esperas que tenga tu trabajo? 

En las ciencias sociales argentinas y latinoamericanas, el racismo es algo de lo que se habla más bien poco. Me interesa pensar eso que se ha conocido como la racialización de las relaciones de producción y seguir discutiendo el carácter eurocéntrico y el racismo epistémico en nuestros mundos académicos y culturales.

Me parece muy importante dejar de pensarnos desconectados del resto de América Latina, algo muy común en Argentina. Nos pensamos todo el tiempo en diálogo con el mundo cultural europeo y en menor medida Estados Unidos, y desconectados, también, de África y de Asia. Me parece valioso recuperar un canon de autores y autoras del sur que nos permitan pensar el pasado de otra forma, y así también el presente y el futuro.

Lo que intento hacer con este libro es poner un autor que fue muy relevante para su época en el centro del debate y abrir múltiples discusiones y reflexiones. Repensar nuestros linajes. En nuestro país se construyó un panteón histórico muy limitado. Y uno de los problemas es estar siempre en ese panteón discutiendo infinitas veces por ejemplo: “Rosas sí o Rosas no”.

En nuestro país se construyó un panteón histórico muy limitado. Y uno de los problemas es estar siempre en ese panteón discutiendo infinitas veces, por ejemplo: “Rosas sí o Rosas no”.

¿Considerás que la recuperación de autores y autoras que pensaron desde el sur podría significar un aporte para algunos desafíos contemporáneos como sentarse a la mesa de negociaciones climáticas, donde los países del sur, que históricamente emitieron menos gases contaminantes a la atmósfera no pueden hacer valer su voz, y donde las transiciones que propone Europa siguen teniendo una lógica muy limitada, doméstica, eurocéntrica?

No voy a contestar puntualmente de lo ambiental porque no soy especialista pero lo que entiendo es que el problema no es que haya un diálogo con el norte ni que haya un diálogo con la izquierda y los movimientos de izquierda del norte, el problema es que generalmente tenemos es una mirada profundamente eurocentrada, que presupone que las experiencias críticas y el pensamiento crítico viene del norte y que nosotros somos meros receptores, que solo recuperamos y retomamos. Se ve en la centralidad que le damos a la Revolución Francesa, el Mayo Francés, la Comuna de París. Es una manera de pensar el mundo en la cual participamos – en el mejor de los casos – de un diálogo de forma más bien subalterna. Y no podemos entender nuestra realidad del conurbano bonaerense o de los pueblos originarios desde París, Londres, Barcelona o Nueva York. Hay una cuestión básica, epistémica, política que impide eso.

Es muy importante el diálogo sur-sur para después, en todo caso, reconstruir ese diálogo con lo más interesante del norte, donde ese diálogo sea un diálogo realmente y no una imposición.

Es necesario pensar el mundo desde una geopolítica del sur. No es por una mera cuestión nativista, chauvinista, sino por una cuestión epistémica. Además, hay que tener en cuenta que la experiencia del norte es realmente una experiencia muy minoritaria. Lo que sucede en el norte global hace referencia a una pequeña minoría de la población. La mayoría de la población del mundo habita en el sur global, vive en el lado oculto de la modernidad colonial. Entonces, pensar desde el sur es pensar más universalmente.

 

Algunos sucesos y personajes de la historia reciente argentina, empiezan a llegar en formato de series producidas por grandes plataformas del norte, pienso por ejemplo en la serie de Menem, que para muchos jóvenes puede resultar el primer contacto con su figura. ¿Cuánto pueden determinar estas producciones la aproximación a nuestra propia historia?

Hasta comienzo del siglo XXI, seguíamos teniendo una producción nacional de novelas y de series y había una televisión pública. Se seguía viendo televisión argentina, mala o buena, no importa la calidad, no es lo sustancial. Pero a partir del desarrollo de las redes y de estas plataformas que cobran cada vez más fuerza, profundizamos algo que ya existía, el ver series y películas del norte. ¿Quién está viendo una serie de Uruguay, de Perú, de Brasil? ¿Quién puede nombrar actores o actrices de esos países? Nadie y esto es una lógica profundamente colonial.

Zamba y Paka Paka generó un cambio cultural muy importante. Por primera vez jóvenes, estudiantes de primaria querían festejar su cumpleaños disfrazándose de San Martín o de Juana Azurduy. Eso es algo que antes no había pasado. Me acuerdo un discurso de Cristina Fernández de Kirchner en el que decía: “Ahora que tenemos a Zamba no nos van a meter más al Pato Donald”. Ese gesto descolonizador es algo que debemos recuperar. Porque a través de las redes, de las series, el imaginario que construyen las juventudes es siempre un imaginario del norte y cuando salen a la calle, lo que ven es barbarie, es algo a rechazar, negativo, es algo con lo que no se pueden sentir hermanados o en comunidad. Esta construcción de un imaginario argentino, latinoamericano y popular en los medios de comunicación me parece una batalla fundamental.

 

 


Juan Francisco Martínez Peria es Doctor en Historia (Universidad Pompeu Fabra). Docente UBA, UNSAM. Coordinador del Departamento de Historia del CCC. Autor de ¡Libertad o Muerte! Historia de la Revolución Haitiana (Ediciones CCC, 2012), Editor de El Sistema Colonial Develado de Jean Louis Vastey (Batalla de Ideas, CICCUS, 2024), Editor y traductor de Vida y Lucha de los Trabajadores Negros, antología de textos de George Padmore (Prometeo, 2022), autor de George Padmore: La Tradición Radical Negra y la Liberación del Sur Global (Prometeo, 2024) y autor de Jean Louis Vastey, el filósofo político de la Revolución Haitiana (CICCUS, 2025). Director de la colección Batay Vètyè- Biblioteca Anticolonial, de la editorial de Todos los Mares.

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