Entrevista a Agustín Burbano de Lara Vásconez por Amílcar Salas Oroño
Agustín Burbano de Lara Vásconez es un académico ecuatoriano especializado en sociología política y antropología de la violencia, con una rica trayectoria como asesor y consultor en temas políticos y sociales para entidades tanto públicas como privadas. Su formación de base es la sociología, recibido en la Universidad de Buenos Aires de la Argentina. Ha sido asesor político de Alianza PAIS, Coordinador de Proyectos de la Friedrich-Ebert-Stiftung en Ecuador y, actualmente, se desempeña como Director del Observatorio Metropolitano de Seguridad Ciudadana y Gestión de Riesgos del Municipio de Quito. El centro de la conversación es el próximo balotaje presidencial del 13 de abril entre el actual presidente, el empresario nacido en Miami Daniel Noboa, y la abogada correísta Luisa González que, según varios sondeos, tiene claras chances de ganar en esta oportunidad. Una vuelta de la Revolución Ciudadana al gobierno, después de todo lo sucedido, reanimaría las expectativas para una buena parte de las fuerzas progresistas del continente.

Amílcar Salas Oroño: Ecuador va rumbo a un muy singular balotaje. Quienes se enfrentaron en el balotaje del 2023 vuelven a hacerlo en este 2025, con una particularidad: la primera vuelta supuso una altísima polarización –quitando algunas distorsiones, puede hablarse de que Noboa y Luisa concentraron casi el 90% de las intenciones electorales–, algo así como una primera con intuiciones de segunda. Circunstancia que le da muy poco margen de crecimiento para cada candidatura. Sin embargo, te he escuchado y leído que la “consistencia del voto” de Noboa no es la misma que Luisa, y que ha perdido votos en comparación con la segunda vuelta del 2023, y es ahí donde radicaría una expectativa mayor para la Revolución Ciudadana en esta oportunidad. Podrías ampliar esta hipótesis, haciendo un balance de los últimos balotajes.
Agustín Burbano de Lara Vásconez: Lo primero que hay que tener en cuenta es que cuando Daniel Noboa gana la segunda vuelta de 2023, gana con un voto heterogéneo: queda segundo en la primera vuelta y después para la segunda vuelta aglutina a todo el espectro anticorreísta. Claro, con eso no le bastaba; además de ese espectro anticorreísta se le sumaron algunas personas que, si bien no se sentían ni simpatizantes, ni seducidos ni movilizados por el correísmo, no eran anticorreístas en sí, por lo menos no de forma intensa. De hecho, el discurso de Daniel Noboa era: “yo no soy un anti, yo soy un pro”, porque el “anti” tiene un techo y el “pro” no. Esa posición cambia recién con la invasión a la Embajada de México el año pasado; a partir de allí es que Noboa comienza a trabajar su figura sobre la definición (más fuerte) de anticorreísta. Y este anticorreísmo, Noboa lo va relanzar y revivir en los últimos tiempos.
En segundo lugar, esta es una elección que sigue en secuencia a otra, la anticipada presidencial del 2023. Hubo dos consultas populares en el medio, lo que genera una particular circunstancia: permite instalar la idea del “agotamiento” de tanto sufragio y un discurso del tipo: “dejen a Noboa trabajar, con tiempo, así puede demostrar su capacidad”. Siempre hay que recordar quien es Daniel Noboa: es el hijo de Alvaro (que intentó varias veces llegar a la Presidencia) y el nieto de Luis, quien supo ser el hombre más rico del país. Esta referencia también impacta en esta segunda vuelta: “no sabemos muy bien adónde va este hombre –por Noboa– pero mejor no probar cosas nuevas”, “hay que darle tiempo a la gestión”. Formas del sentido común que esta secuencia de elecciones recientes habilita; construcciones narrativas que el comando de campaña de Noboa entendió que debía ponerlas para la primera vuelta. De hecho, la apuesta de Noboa era ganar en la primera vuelta; de allí la sensación de malestar y desorientación de los resultados del primer turno en febrero.
En el fondo, es un tipo particular de polarización política. Acá se polarizan las candidaturas, los espacios, la historia reciente, la costa y la sierra, etc. Es una superposición de tensiones que se van juntando. Sobre este punto hay algo curioso. La Revolución Ciudadana, que nació en la Amazonia y en la sierra, luego se nacionalizó, ahora se vuelve fuerte en partes de la costa y en sectores de la sierra; es decir, las opciones políticas también van girando en sus puntos de apoyo (lo que redunda en nuevos perfiles identitarios).
ASO: Como buen analista, siempre estás viendo los escenarios electorales con todos los componentes que intervienen en el voto. En este caso has destacado que, detrás de una mejor votación de Luisa y peor de Noboa en la provincia de Pichincha (cuya Prefectura está a cargo de Paola Pabón, provincia en la que se encuentra la ciudad de Quito, administrada por Pabel Muñoz, ambos dos de la Revolución Ciudadana) está el impacto (positivo) de ambas gestiones. ¿Cómo juega esa referencia de la gestión o marca de la Revolución Ciudadana hoy en día en esta elección?
ABdLV: Sobre tu segunda pregunta, el impacto de la gestión de Paola y de Pabel, tanto la Prefectura de Pichincha como la alcaldía de Quito, en el resultado de la primera vuelta son correlaciones e inferencias que se pueden hacer en base a la observación de resultados. Interesantes serán los números de la segunda vuelta para ver si existió una tracción electoral al respecto. Lo que sí te puedo decir es que de esa masa de votos heterogénea y frágil de Daniel Noboa del 2023 hay personas que volvieron a ver a la Revolución Ciudadana como una opción.
También es cierto que el estilo de liderazgo de Pabel (Muñoz) es bastante más conciliador que el de Rafael Correa, y es un alcalde más conciliador que el propio Aquiles Alvarez (alcalde de Guayaquil), cuestión que en la sierra puede jugarle a favor, siendo que allí (Quito, Cuenca, Loja, por ejemplo) hay un sector muy sensible a matices democrático-liberales y socialdemócratas, esto de “las formas” que, sobre todo en Quito, proyecta la propia figura de Pabel. Esto vale para determinada franja de la clase media; así como también otros sectores buscan un tipo de político menos conciliador, más beligerante. Lo que se gana de un lado quizás se pierda de otro; por eso la elección es un juego de búsquedas muy precisas –sobre todo cuando hay una gran polarización– a ciertos ámbitos en particular. Lo que sí está claro es que la Revolución Ciudadana ha arrancado desde un piso más alto en estas elecciones, y eso puede tener que ver con ciertas gestiones administrativas. En particular, hay segmentos importantes de las ruralidades de Quito y Pichincha donde hay una inversión (en la primera vuelta) de los resultados del 2023.
ASO: En este punto se hace casi obligado preguntarte: ¿cuál es el vínculo de Luisa con el “correísmo”? Y como prolongación de esto, ¿qué significa “correísmo” hoy en día en el mapa de las identidades políticas ecuatorianas? La figura de Rafael Correa, muy presente en intervenciones en redes, ¿cómo se compagina con el tipo de liderazgo que proyecta Luisa? Son varias preguntas a la vez, pero interesa mucho tu punto de vista.
ABdLV: A ver, Luisa (González) es una correísta de la primera hora –como se dice en Argentina– teniendo en cuenta siempre que el “correísmo” es algo reciente para la historia del Ecuador. Antes de eso, Luisa tenía una militancia en otro partido: el Partido Social-Cristiano. Muchas otras personas que conformaron la Revolución Ciudadana en el 2006-2007 tenían otra identidad política antes, no es una rareza. Lo que sí tiene es una cercanía muy estrecha con Rafael Correa; conversan muchísimo, hay muchísima confianza y eso es una de las cosas por las cuales termina primando sobre otras candidaturas.
También creo que Luisa expresa y representa bien una cosa curiosa de la Revolución Ciudadana y es que, en particular, la provincia de Manabí es un bastión muy importante para la Revolución Ciudadana. En ese sentido, es interesante que venga un liderazgo protagónico desde allí, eso le da una fuerza interna especial, una referencia, y es algo que no hay que perder de vista desde el punto de vista la proyección política. Esto tiene que ver con las identidades, incluso para pensar que la identidad de la Revolución Ciudadana está abriéndose a otros puntos de apoyo, a otras regiones.
La Revolución Ciudadana en sus inicios, como cualquier significante flotante, significaba muchas cosas al mismo tiempo. Te podría mencionar 3, 4 o 5 agendas alrededor de las cuales se estabilizaba el significado de correísmo. Por una parte, el correísmo significaba desarrollismo. Por otra parte, correísmo significaba el retorno del Estado. Por otra parte, significaba un Estado Garantista, un Estado consagrador de derechos. En cuarto lugar, el correísmo significó –sobre todo en sus primeros momentos– una Revolución Ecológica, con su Programa Socio Bosque (PSB), con la propuesta de fortalecimiento de las capacidades de protección de los parques nacionales, con la propuesta Yasuní -ITT, con todo el modelo de transición energética para pasar a una matriz de energías limpias. Había una revolución ambientalista dentro del currículo de la Revolución Ciudadana. Finalmente, un otro significante –el quinto– te podría decir, sería la noción de una heterogeneidad política. Esa es una propuesta que se fue perdiendo; en su momento hubo una discusión al respecto: si se hacía un “movimiento de movimientos”, o algo a lo Frente Amplio.
Creo que, en esas 5 cosas, la agenda que terminó predominando sobre todas las otras fue la agenda del retorno del Estado, y si hay algo que caracteriza y define al correísmo es la reconstrucción de las capacidades de estatales para intervenir en la sociedad y poder regular la economía, sobre todo para regularla. No sé si de manera mentada o inconsciente pero se ve que está muy orientada por la Teoría de la Regulación –y la Escuela de Regulación–.
ASO: Estas mutaciones en las identidades políticas, o nuevos lineamientos, están también muy presentes en otros países de América Latina. Evidentemente tienen varios aspectos que están por detrás. Concentrándonos en uno: ¿cómo se está dando esa “conversación pública digital” en Ecuador y cuánto está impactando sus formas y contenidos sobre la supraestructura política?
ABdLV: A ver, sobre la conversación pública digital yo sí creo que hay una tendencia muy fuerte de tratar de influir en la conversación pública de la sociedad a través de la conversación digital. Los aparatos gubernamentales han hecho esfuerzos muy grandes para intervenir en esa escena. Tuvimos un escándalo grande aquí, que ahora está en juicio, un caso donde se generaron contenidos falsos sobre Viviana Veloz, la presidenta de la Asamblea Nacional, de la Revolución Ciudadana. Ahí se puede ver las conexiones entre sectores de la justicia, de miembros de los servicios de inteligencia y los propios canales de comunicación; porque las formas “tradicionales” también forman parte de lo que atraviesa los medios digitales. Es todo un circuito. Aquí hay algo paradójico, la Revolución Ciudadana tuvo un control y una predominancia en el mundo digital en sus inicios, incluso desde el Gobierno fomentó diversos canales de comunicación al respecto.
ASO: Ecuador, como buena parte de América Latina, está en un momento transicional de su forma de Estado y de su proyecto de incorporación a los circuitos globales del capitalismo. ¿Cuán clara está esa “inserción internacional” en las elites ecuatorianas y en los espacios partidarios?
ABdLV: No es algo que se está discutiendo mucho, esto de la estrategia de inserción internacional. El “mundo”, así, es algo que puso para la discusión la Revolución Ciudadana y es una discusión que en realidad está bastante clausurada hoy. Está bastante clausurada porque a las élites que nos gobernaron después de la Revolución Ciudadana no les preocupa la pregunta de cómo es la inserción estratégica de Ecuador en el mundo, lo que les preocupa es cómo vamos a tener reservas internacionales positivas y cómo vamos a tener buenas reservas internacionales en nuestra balanza de pagos para sostener la dolarización y, sobre todo, para sostener el flujo de extranjerización de la riqueza.
Porque lamentablemente, y esto en Argentina es algo que ocurre muchísimo también, la riqueza se extranjeriza: la sacan rapidísimo. El tema es cómo nos “despertamos” en el mundo a través del conocimiento como valor agregado para dejar de producir materias primas. Ahí hay una tensión con los movimientos indígenas, la cuestión de los recursos naturales. No está muy clara cómo va a ser esa ecuación en términos de acumulación, exportaciones, desarrollo. Hay algo que el movimiento indígena dice de forma muy clara: hay intereses para deprimir el sostenimiento de la vida y sostener la dolarización en Ecuador, deprimir lo más que se pueda el mercado interno, deprimir salarios. Con eso las capas medias y bajas dejan de consumir y se equilibra la balanza comercial. Son posiciones muy instaladas, como también la de dejar de lado las regulaciones estatales en favor el extractivismo más voraz. Son disputas que están permanente puestas sobre la mesa hoy en día en Ecuador.
ASO: Para ir finalizando la entrevista y volviendo al próximo balotaje del 13 de abril, y aprovechando que sos un conocedor de la Argentina, de sus tradiciones políticas y coyunturas económicas, y para pensar un poco en paralelo ambas experiencias: ¿qué elementos deberían enfatizar los gobiernos próximos que se propongan cambiar el rumbo neoliberal actual de ambos países, para poder organizar una dialéctica entre lo social y lo político que detenga el retroceso comunitario en curso?
ABdLV: Lo primero que te diría es lo siguiente: lo que deberían hacer los gobiernos que se reconocen en una matriz (amplia) latinoamericana, progresista, nacional o plurinacional, democrático-popular, es fortalecer un marco supranacional como lo fue en su momento UNASUR, para poder darle –darse un marco supranacional– un poquito más de estabilidad y sostenibilidad para sus proyectos políticos. Eso sí es algo que es necesario volver a hacer, en la lógica de la integración regional. Y a nivel local creo que desde las izquierdas hemos tenido –también desde los proyectos nacional democrático-populares– muchos límites para pensar la Seguridad. Creo que toda nuestra militancia previa en temas de Derechos Humanos, así como ha sido una luz para saber ponerle límites al Estado y para saber construir los límites que el Estado y las fuerzas públicas deben tener para que tengamos reales derechos de participación y para que tengamos democracias más sanas, creo que eso también puede ser un obstáculo al momento de tener que pensar en temas de seguridad.
Porque a veces le tenemos miedo a las capacidades represivas del Estado. Pero si tenemos que fortalecer –al Estado– en una perspectiva democrática tenemos que fortalecer las capacidades represivas del Estado, las dimensiones coercitivas del Estado. Y a eso integrar las políticas reales de bienestar, de garantía de derechos, sobre todo en el fortalecimiento de los cuidados; porque los cuidados son el último muro invisible que hay para que alguien sea reclutado –o no– en un grupo de delincuencia organizada. Creo que ahí nos falta superar dogmas y entender que una buena respuesta en términos de seguridad debe equiparar e integrar muy bien el territorio, que se aterricen muy bien en el territorio tanto el brazo derecho coercitivo del Estado como el brazo izquierdo de bienestar y de cuidados. Tenemos un deber muy grande en este plano los gobiernos de izquierda, nacional democrático-populares. Ahí tenemos, por el momento, una incapacidad de responder al electorado.
Otro asunto que creo que tiene que empezar a aparecer es que tiene que haber un movimiento y una postura un poco más regional en contra la Deuda Externa. Para el caso, creo que Argentina y Ecuador son en la región los dos países que no van a poder reorganizar sus modelos sociales de acumulación si es que no van a una renegociación de la Deuda. Y si es que no re-perfilan las mismas van a tener muchos problemas para cambiar el rumbo actual, donde es visible el sufrimiento en la vida cotidiana de las ciudadanías de ambos países; algo sobre lo cual tenemos que empezar a asumir un discurso regional
Amílcar Salas Oroño es docente e investigador de la UNPAZ. Director de la Diplomatura en Relaciones Internacionales y Política Exterior Argentina.