#8M
Feminismo sin fronteras

Crónica colectiva internacional

#8M. Crónica Colectiva sobre el 3er Paro Internacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans 2019

El pasado 8 de marzo, y por tercer año consecutivo, se realizó el PIM bajo el grito #NosotresParamos. Cientos de miles de mujeres, lesbianas, travestis y trans alrededor del mundo se organizaron contra las distintas formas de opresión y violencia que sufren día a día en las calles, el trabajo, en sus hogares.

Buscando reponer aunque sea una pequeña muestra de este acontecimiento internacional, este año BORDES convocó nuevamente a activistas feministas de distintos países para que compartieran su mirada sobre el #8M, su relevancia en la agenda mundial y los principales desafíos que se abren para los feminismos. Las intervenciones a continuación enlazan una cartografía necesaria para seguir reflexionando sobre lo sucedido y las estrategias a articular para consolidar un movimiento que no para de crecer.

#8M #NosotresParamos


ÍNDICE

  • Argentina. “Ahora que sí nos ven: el Paro Plurinacional e Internacional de Mujeres, Lesbianas, Travesits, Trans, Intersex y bisexuales en Argentina”. María Alicia Gutiérrez, FSOC-Universidad de Buenos Aires, integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
  • Austria. “Feminismo Comunitario en Viena”. Susana Ojeda, Ni Una Menos-Austria.
  • Brasil. “Feministas unidas por Marielle y contra el gobierno fascista de Bolsonaro”. Marina Costin Fuster, Feminista independiente e integrante del movimiento 8M. Traducción: Amílcar Salas Oroño
  • Colombia. “No temblamos de miedo: es que la tierra está temblando a nuestro paso”. Diana Molina Rodríguez, Universidad de Nariño, Universidad Cooperativa de Colombia y GT Pensamiento Jurídico Crítico (CLACSO).
  • Guatemala. “Marchan las mujeres en el país que las asesina”. Elizabeth Rojas, Coordinadora para Guatemala del Paro Internacional de Mujeres.
  • Italia. “Paramos para inventar un mundo nuevo”. Agostina Invernizzi, activista feminista.
  • México. “La marea verde llegó y se unió al #NiUnaMenos”. Aleida Hernández Cervantes, académica y activista.
  • Suecia. “La lucha continúa: por un feminismo interseccional”. Belén Martín, Marea granate/Femigrantes.
  • Venezuela. “#8 de marzo sin apagar nuestra luz”. Alba Carosio, Red de Colectivos La Araña Feminista.

Foto: Nayla Vacarezza
Foto: Nayla Vacarezza

ARGENTINA

“Ahora que sí nos ven: el Paro Plurinacional e Internacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Intersex y bisexuales en Argentina”

María Alicia Gutiérrez, FSOC-Universidad de Buenos Aires, integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito

El calor abrasador del verano del Cono Sur no impidió, desde hace ya tres años, el ritual de reunirnos en las asambleas convocadas para la organización del #8M. Lentamente se van arrimando compañeras, se encuentran, se abrazan, comentan y se inicia el proceso. De distintos modos, pero con el mismo espíritu, el encuentro se concreta en cada ciudad, pueblo y paraje de la Argentina. Somos muchas, cada vez más y la Marea Verde, de crecimiento exponencial, se alinea en debates hasta encontrar el punto de acuerdo para organizar la marcha y la producción del documento final.

Este año el cambio de denominación supuso discusiones acaloradas hasta lograr un consenso. El PIM se denominaría Paro Plurinacional e Internacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Intersex, Bisexuales. Allí se puso en cuestión el/los sujetos del feminismo, así como la consideración de la existencia de múltiples nacionalidades alojadas y silenciadas bajo el estado nacional. Esta denominación se resolvió en la asamblea de la Ciudad de Buenos Aires, pero no fue la posición adoptada en todo el país.

Con una importante participación de las diversas identidades y pertenencias se logró articular la logística en marchas de enorme masividad (cada una acorde a su lugar de origen) así como la formulación de documentos que acogen todas las demandas de las diferentes agrupaciones y organizaciones sociales.

Hubo una alta movilización en diversos puntos del país, con expresiones diversas: carteles, danzas, tambores, glitter y creaciones estéticas, baile, alegría y consignas con demandas por derechos inalienables negados o imposibilitados de implementar. La intensidad y gravedad de los reclamos y denuncias no impide la fiesta. La colorida creatividad se presentó en diversidad de formas y el reconocimiento a las históricas y ancestras ocupó un lugar significativo.

Las mujeres y las disidencias sexuales están en Argentina marcando agenda, mostrando la potencia y la capacidad de organizarse, retomar la creatividad y las tradiciones movimentistas. Es sin duda el movimiento más masivo y desafiante de los últimos tiempos.

Los documentos se caracterizan por una demanda integral de derechos, y por una denuncia contundente frente a la implementación de programas neoliberales. Nada quedó afuera: es una propuesta anticapitalista, antisexista, antiracial, antiespecista, antixenofoba y profundamente revulsiva al plantear dar vuelta como un guante todo el orden hegemónico.

Al grito de “ahora que estamos juntas, ahora que sí nos ven” estamos firmemente convencidas que, más tarde o más temprano, se va a caer.


Foto: Hubert Marz
Foto: Hubert Marz

AUSTRIA

“Feminismo Comunitario en Viena”

Susana Ojeda, Ni Una Menos-Austria

El 8M en Viena las mujeres de Abya Yala, las hispanohablantes y las mujeres que empatizan con nuestras luchas, nos juntamos para marchar y bailar al ritmo de tambores en la movilización antipatriarcal que congregó a diversas organizaciones activistas autónomas de la ciudad.

Nos juntamos con el objetivo común de manifestarnos contra un año de gobierno de derecha, cuyas políticas han ido en claro detrimento de los derechos de las mujeres, de las personas migrantes y, en general, de la diversidad de pensamiento.

Sumando a estas demandas se juntaron las nuestras, las que nacen de nuestras propias particularidades geográficas, históricas, sociales y de nuestro proceso de migración. Gritamos entonces contra el feminicidio e iluminamos un minuto de silencio por las que ya no están. Bailamos al golpear de los tambores, como lo hicieron nuestras ancestras para resistir al embate colonizador. Cantamos nuestros propios cantos para hacer escuchar nuestra voz en estas tierras y afirmar nuestro derecho de habitarlas, porque la pachamama es una madre grande sin fronteras.

El camino hacia el 8M fue empoderador, nos encontramos para desarrollar diversos talleres de canto, danza, construcción de textos y el dibujo de nuestros rostros en la pancarta con la que marchamos. Estos talleres son la metodología con la construimos grupo en Viena; escogemos temáticas que potencien el proyecto personal de alguna de las mujeres que conformamos el colectivo, puede ser la danza, el canto, el psicodrama, el video, la fotografía, el bordado… esta es nuestra excusa para reunirnos y llenar de contenido feminista nuestros encuentros. Este ejercicio de encuentro es lo que consolida día a día nuestro grupo.

Para continuar la agenda 2019 planeamos varios talleres en esta dirección y uno de los temas subyacente es la salud femenina. Nuestro primer taller ‘bordando nuestra menstruación’ será el primero de esta serie. Además, haremos una celebración del cumpleaños de Ni Una Menos en junio, nos manifestaremos en el espacio público en septiembre por el aborto legal seguro y gratuito, y el 25 nos juntaremos con organizaciones hermanas para visibilizar el tema del femicidio, categoría que aún no ha sido apropiado ni social ni legalmente en Europa.


Foto: Isa Luchtenberg
Foto: Isa Luchtenberg

BRASIL

“Feministas unidas por Marielle y contra el gobierno fascista de Bolsonaro”

Marina Costin Fuster, Feminista independiente e integrante del movimiento 8M

Traducción: Amílcar Salas Oroño

Este año en San Pablo, y en varias ciudades brasileñas, el 8 de marzo tuvo un componente político incendiario: el pedido de prisión para los asesinos de la concejal negra, lesbiana y feminista Marielle Franco, que completaría un año esta semana. Su rostro y su nombre estaban en las banderas más destacadas de las manifestaciones del 8 de marzo, y le dieron el tono al acto en el hall del MASP, situado en la principal avenida de San Pablo. Protestas contra el gobierno machista, homofóbico y racista del Presidente Jair Bolsonaro tomaron proporciones monumentales en las principales avenidas del país. Este fue un 8 de marzo de unidad, con menos rispideces entre los grupos feministas que en años anteriores, cuando los actos fueron más fragmentados. Hubo polémica cuando una parte de la militancia hizo un llamado por Lula Livre, en referencia al expresidente que continúa preso en Curitiba, como resultado de una persecución política. Algunos sectores no creen en su inocencia; otras personas no consideran esa bandera una pauta feminista. Pero eso no fragmentó la lucha de las mujeres: la manifestación siguió en clave de sororidad y combate a los ataques del gobierno de Bolsonaro, cuya familia viene siendo acusada de estar vinculada con los milicianos[1] que asesinaron a Marielle. En cierta medida, conseguimos lo que reclamábamos en las avenidas: los asesinos de Marielle fueron presos este martes. La unión de los partidos y colectivos feministas de izquierda potenció bastante la voz de las feministas, prometiendo más efervescencia a lo largo del año.

 

[1] NdT: En su mayoría ex agentes de las fuerzas de seguridad, las milicias de Río de Janeiro son escuadrones delicuenciales cuyas variados tipos de acciones están muchas veces protegidos por el poder político.


Foto: Cristina Aza, Instagram disg.cris
Foto: Cristina Aza, Instagram disg.cris

COLOMBIA

“No temblamos de miedo: es que la tierra está temblando a nuestro paso”

Diana Molina Rodríguez, Universidad de Nariño, Universidad Cooperativa de Colombia y GT Pensamiento Jurídico Crítico (CLACSO)

 

Hoy marchamos porque nuestras urgencias no requieren citas previas: Colombia agita con fuerza su indignación, la cual hierve bajo las disputas del género que no desestiman la violencia estructural, los círculos de violencia androcéntrica que acuden al horror para obtener domesticación y obediencia; la violencia ambiental que este año asesinó un río frente a nuestros propios ojos, y con él a todas sus formas de vida y subsistencia, incluida la de los pescadores artesanales y sus familias; y la violencia del olvido a las víctimas que quiere frustrar los pactos suscritos por el Estado para que la verdad respecto al conflicto armado sea develada por fin.

Hoy marchamos porque el presupuesto para el 2019 de Colombia siguió siendo el de un país en guerra, a pesar de la firma de los Tratados de Paz suscritos entre gobierno y la guerrilla de las FARC. Los fusiles silenciados hace apenas un par de años en nuestro país no han traído la paz soñada, y la confrontación militar que experimentamos ahora es silenciosa y selectiva, casi doméstica y sin responsabilidad clara de nadie en particular.

Por eso, marchar es nuestra consigna para despertar a la sociedad neutral y esterilizada de esta Colombia complaciente. Una sociedad que, mientras se siga sintiendo a salvo de la desigualdad y de la injusticia, no estará dispuesta a abandonar la comodidad ni a ponerse del lado de nuestras disputas.

Marchamos exigiendo la paz para nuestros pueblos porque no queremos parir una nueva generación diestra en empuñar fusiles, ni reconstruir países intervenidos y avergonzados de su propia ferocidad después de la masacre. Marchamos por una sociedad más bien enlistada para remendar heridas viejas y nuevas redes de cuidado y de crianza; marchamos porque defendemos la vida como un acto de resistencia política, y porque no nos conformamos con los actos minimalistas que la invocan por pura misericordia.

Así que la vida es otra vez nuestra razón de la marcha, una que esté alejada de moralismos, de segregación y de culpas; marchamos por la desvergonzada y desnuda vida de las juntanzas, los amores y las complicidades libres. No temblamos de miedo: es que la tierra está temblando a nuestro paso; es la vitalidad que se gesta en este acto de caminar por las calles y de encontrarnos posibles y sobrevivientes, fue que nos despertamos abrazadas y, después del abrazo, retamos al patriarcado con una nueva política de las cercanías.


Foto: Elizabeth Rojas
Foto: Elizabeth Rojas

GUATEMALA

“Marchan las mujeres en el país que las asesina”

Elizabeth Rojas, Coordinadora para Guatemala del Paro Internacional de Mujeres

Guatemala tiene una de las tasas más altas de femicidios del mundo. En esta fecha emblemática en todo el mundo, miles de nosotras marchamos para exigir que nos dejen de matar; y que se nos garanticen todos los derechos que nos son negados en un país muy religioso y poco espiritual.

Hubo concentraciones que convocaron a centenares de mujeres en distintos puntos del país. Mención especial merece Panajachel, ubicado a las orillas del Lago de Atiitlán, donde han sido recibidas múltiples denuncias de una red de violadores, entre ellos, médicos. Se les acusa en varios casos, y la desaparición y posterior hallazgo de Catherine Shaw, turista británica que apareció muerta y con señales de violencia en un pueblo turístico, ha encendido todas las alarmas.

En Panajachel por primera vez se llevó a cabo un Festival Feminista con diversas actividades y stands educativos para todas las edades.

Por primera vez en la historia del país, mujeres de todas las etnias y estratos nos unimos para decir que no callaremos más, y que a las víctimas siempre les creemos.


Foto: Non una di meno Bologna
Foto: Non una di meno Bologna

ITALIA

“Paramos para inventar un mundo nuevo”

Agostina Invernizzi, activista feminista

El Paro Internacional Feminista sacudió las diferentes ciudades a lo largo de Italia. En el caso particular de Bologna, se trató de una marcha multitudinaria con la presencia fuerte del movimiento universitario, de Non Una Di Meno (Bologna), y del Movimento Gay, Lesbiche, Trans* contro il Razzismo. Las actividades comenzaron por la mañana en las principales plazas de la ciudad con clases abiertas destinadas a las genealogías feministas, consultorías, y micrófono abierto, seguido por un almuerzo social que culminó con la concentración previa a la marcha. Cuando cayó el sol, la marea feminista se expandió por las avenidas centrales para finalizar en un estallido colectivo en Piazza Maggiore. Diferentes generaciones agitaron las calles al grito de canciones que rememoraron: “Le donne partigiane lo hanno insegnato, resistiamo contro il patriarcato”[1]. Entre la multitud se asomaron algunos pañuelos verdes y carteles en nombre de Marielle Franco.

En un momento donde, desde un gobierno de ultraderecha con actores nefastos como Matteo Salvini (vicepresidente y Ministro del Interior del gobierno de Italia), se están llevando a cabo políticas antimigratorias que impiden la libre autodeterminación de lxs migrantes, facilitan las expulsiones, promueven la violencia racista y afectan directamente la vida de las mujeres, las agendas feministas italianas se pronuncian contra el pacto patriarcal, racista y neoliberal. Denuncian la violencia machista en todas sus formas y los femicidios. Al mismo tiempo, alzan sus voces contra el Proyecto de Ley Pillon que obstaculiza el divorcio (legal, desde 1970), cercena los derechos de las mujeres y de lxs niñxs, y promueve la familia heteronormada. En este sentido, señalan la invisibilización del trabajo reproductivo y claman por un salario mínimo europeo. Reivindican el derecho al aborto libre, seguro y gratuito, que si bien es legal en el país desde 1978, continúa siendo obstaculizado debido a la influencia de la Iglesia y ciudades como Verona se declaran oficialmente “a favor de la vida”.

Desde las diferentes latitudes, con un movimiento feminista en toda su diversidad, lo hicimos y lo seguiremos haciendo tantas veces más: “Scioperiamo per inventare un tempo nuovo”[2].

 

[1] Las mujeres partisanas lo han enseñado, resistamos contra el patriarcado.

[2] Paramos para inventar un tiempo nuevo.


Fotos: Guillermo Torres
Fotos: Guillermo Torres

MÉXICO

“La marea verde llegó y se unió al #NiUnaMenos”

Aleida Hernández Cervantes, académica y activista

En la reciente conmemoración del Día Internacional de la Mujer, miles de mujeres (y aliados) llenaron las calles de dos colores emblemáticos: el verde y el morado. El verde, en referencia a la lucha por la despenalización del aborto; y el morado, en alusión a las luchas contra las múltiples violencias que viven las mujeres en el país, especialmente contra los feminicidios. La conocida marea verde, iniciada en Argentina en su lucha por despenalizar el aborto, llegó a México en un momento en que varias legislaturas de las entidades federativas han emprendido una serie de contrarreformas que criminalizan a las mujeres por el derecho a decidir sobre su cuerpo.

La marea verde mexicana se fundió con las preocupaciones y exigencias de detener la extrema violencia que están viviendo las mujeres, pues según ONU Mujeres en México se cometen alrededor de 9 feminicidios al día. Con datos también de la Secretaría de Gobernación 66 de cada 100 mujeres sufren violencia en el país; cada 160 minutos es privada de la vida una mujer o una niña. La violencia contra las mujeres en México ha alcanzado los más altos niveles de incidencia, en 2018 el feminicidio alcanzó la cifra de 3 mil 580 víctimas, de ahí que a la fecha haya 17 entidades federativas en las que se declaró la Alerta de Violencia de Género, un mecanismo de emergencia para activar políticas de gobierno articuladas que enfrenten esta violencia feminicida. Una gran parte del territorio mexicano en los últimos doce años se ha convertido en un lugar riesgoso para la vida de las mujeres. Por eso, las mujeres salieron a ocupar los espacios, a exigir el respeto a sus derechos, a tener una vida libre de violencias y a decir este cuerpo es mío, y caminará por las calles, porque las calles son nuestras.


SUECIA

“La lucha continúa: por un feminismo interseccional”

Belén Martín, Marea granate/Femigrantes.

“Si estás acostumbrado al privilegio, vivirás la igualdad como opresión”, decía una de las pancartas que se vieron en la concentración del 8M en Estocolmo. Se refiere a los hombres en el sistema patriarcal, pero en realidad bien podría aplicarse a la sociedad en su conjunto. Una sociedad, la sueca, en que pesa como una losa la idea de que el feminismo llegó, venció, y que no hay necesidad de darle más vueltas al asunto.

La ciudad amaneció y se acostó el 8 de marzo como si no hubiera pasado gran cosa, como si medio mundo no estuviera en huelga. Es cierto que se celebraron multitud de eventos culturales: charlas, presentaciones de libros, exposiciones, fiestas, conciertos, coloquios; muchas instituciones quisieron contribuir individualmente a la efeméride en actos políticos y culturales en que se trataron diferentes aspectos como la herstoria de la ciudad, la gestación subrogada o el feminismo radical. Pero no había un programa general y muchos actos estaban contraprogramados.

Por la tarde, y bajo la nieve, hubo una pequeña manifestación de unas ciento cincuenta personas no especialmente visible para el resto de la ciudadanía, más en clave roja y negra que morada/rosa (¡y un grupo de unas 10-15 mujeres con pañuelo verde!). Destacaban diversos partidos, sindicatos y colectivos de izquierdas y de migrantes protestando contra la violencia; se dieron discursos llamando a la indignación por las condiciones de trabajo en las profesiones feminizadas, entre otras intervenciones de mujeres kurdas, iraníes, entre otras, presentando sus propias luchas.

Los debates son amplios y diversos, y avanzan sobre distintos temas, como el desafío de los privilegios económicos de los hombres (por ejemplo, en el asunto de las pensiones), la violencia de género o asuntos relacionados con las formas de opresión patriarcal que llegan con las migraciones, como los llamados crímenes de honor o la mutilación genital femenina. Sin embargo, es como si el feminismo sueco apenas acercara los labios a la marea de reflexión y acción que está poniendo globalmente en jaque la dominación patriarco-neoliberal.

Se vuelve entonces fundamental una mirada holística que relacione los problemas de las otrorizadas del Sur con los privilegios del norte, y haga de la lucha contra estos últimos el núcleo de un feminismo verdaderamente interseccional. Una lucha conjunta por la defensa de los derechos ganados y por los que aún faltan adquirir.


Foto: Alba Carosio
Foto: Alba Carosio

VENEZUELA

“#8 de marzo sin apagar nuestra luz”

Alba Carosio, Red de Colectivos La Araña Feminista

El 7 de marzo, estando en reunión de la Primera Conferencia de la Unión Nacional de Mujeres (UNAMUJER) y en preparativos de la Marcha convocada por la red de Feminismo Popular, se produjo un apagón general de electricidad, que cubrió el 80% del país, y se ha venido prolongando con intermitencias hasta hoy.

Muchas de las feministas venezolanas pasaron la noche víspera del 8 de marzo en donde las encontró el apagón, sin ropa para dormir, sin agua, y en la complicidad de la oscuridad amistosa con sus compañeras. No faltaron las charlas a la luz de la luna, contra el machismo; no hay nada mejor que la conversación feminista.

Al día siguiente, la gran marcha no se pudo realizar, pero quienes pudieron llegar –ya que el metro no funcionaba– se congregaron en la Plaza Bolívar, para expresar lo mucho que se venía reflexionando durante la semana anterior en la convocatoria al tejido colectivo: debatir y tejer era la consigna. Hace mucho tiempo ya que las venezolanas hemos afirmado que no aceptamos “Golpes de Estado ni golpes contra las mujeres”.

Todo lo que somos se expresó en la pancarta tejida y construida colectivamente. Esta pancarta simboliza la vida de las mujeres venezolanas “Nosotras luchamos”, grita con claridad. Y la lucha se expresa en la construcción del feminismo popular, en la calle, en las comunidades y en la utopía del socialismo feminista, que no es más que un socialismo transformado por el feminismo, por los valores del cuidado y las visiones históricas de las mujeres.

Mientras todo esto ocurría, miles de venezolanas luchaban también en todos los rincones del territorio, procurando resolver necesidades de la cotidianeidad, mantener la vida en funcionamiento aún contra la guerra, la adversidad y la oscuridad.

Vívidamente lo describió Isaloren Quientero, hermana de la Araña Feminista “Más de 30 horas sin energía eléctrica y sin señal de internet y telefonía! Nadie apaga nuestra luz interior! Disfrutamos de unas hermosas noches estrelladas… Disfrutamos del silencio de la noche, hicimos velas con mi madre dormimos semidesnudxs… Y aquí seguimos Hermanas dándole luz a nuestra amada y bendecida Venezuela resistiendo”.

 

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