Por Roque Farrán
“La tarea de un pensador no consistía para Shevek en negar una realidad a expensas de otra, sino en integrar y relacionar. No era una tarea fácil”.
Úrsula K. Le Guin, Los desposeídos
Continúo aquí con mi propuesta de situar el neoliberalismo en su lógica compleja y sobredeterminada, como adelanté en La razón de los afectos: populismo, feminismo, psicoanálisis (Prometeo), distinguiendo dimensiones de análisis que guardan su especificidad y a su vez se encuentran entrelazadas. Considero que esto permite despejar muchas de las contradicciones o desplazamientos de acentos que se dan entre los críticos del neoliberalismo, así como entender la descoordinación de las estrategias políticas para enfrentarlo. Las dimensiones señaladas son: ontología, sujeto, ideología, estado, racionalidad política, método, ética, imaginación. En cada caso señalo lo que abre como cuestionamiento inmanente al neoliberalismo el pensamiento materialista. Prescindo esta vez de nombres propios y referencias autorales; asumo la paráfrasis, la distorsión o reelaboración de enunciados conocidos, para plantear rigurosamente el problema.
1. En ladimensión ontológica, el neoliberalismo es la consumación del discurso del ser en tanto ser, de allí proviene su tremenda efectividad y a la vez el agotamiento inercial al que somete todos los recursos (naturales y simbólicos). La disolución de los lazos sagrados que promueve históricamente el capitalismo, no solo se ha precipitado y acelerado con el neoliberalismo, alcanzando zonas impensadas, sino que ha disuelto también cualquier promesa de superación: la productividad neoliberal, ligada ahora en exclusividad a la forma-empresa y a la forma-valor, subordina incluso cada vida individual, librada a su suerte, a la competencia desenfrenada del mercado. La promesa de potencia y realización del ser que suponía la destrucción de lazos sociales jerárquicos y valores rígidamente instituidos, es traicionada toda vez que se reduce cada actividad y producto a la lógica del valor y se reinstauran nuevas jerarquías sociales ligadas ahora a la efímera y contradictoria meritocracia. El discurso del ser en tanto ser, reducido a la lógica de cuenta más simple, se cumple y traiciona al mismo tiempo. Pero hay una dimensión ontológica de la potencia que no subordina la productividad a ninguna cuenta o presentismo; potencia que se sustrae a la lógica del valor y se expresa en cada gesto singular. Es lo que abre el pensamiento materialista en sus múltiples dimensiones espacio-temporales.
2. En ladimensión del sujeto, el neoliberalismo se apoya en y constituye a su vez dos tipos de subjetividades: el sujeto oscuro y el sujeto reaccionario (algo que sorprende a las perspectivas politológicas progresistas). No se trata de un retorno del fascismo sino de la alianza de constituciones subjetivas dispares a partir de elementos formales, actuales y latentes. Básicamente, ambas formas de subjetivación se constituyen por el rechazo o negación de un acontecimiento disruptivo y novedoso, aunque lo hagan con distinta radicalidad y sigan distintas consecuencias de ello; ambas se encuentran determinadas por la negatividad y el aspecto inercial de sus afectos dominantes, reactivos y compensatorios, así lo demuestra: no gozan directamente de bienes y productos sino es por la explotación o privación de los otros. De hecho, sus fórmulas supuestamente modernas e inventivas son bien pobres en todo nivel (tecnológico, político y artístico), porque no siguen la potencia genérica que abre un acontecimiento inesperado (una nueva forma estética, una fórmula matemática, una organización política) sino que buscan restringir y limitar sus efectos, controlarlos y reducirlos a la lógica de la ganancia rápida; la economía afectiva de estas subjetividades es acotada al mínimo, reactiva, compulsiva y posesiva; no se sostiene en sí misma, no es firme ni generosa. Al contrario, un sujeto fiel a la verdad que abre un acontecimiento, indaga su potencia genérica sin más limitaciones que las coerciones reales del material con que trabaja; de allí ese afecto de felicidad que se desprende de sus modulaciones infinitas.
3. En ladimensión ideológica, el neoliberalismo contribuye a difundir interpelaciones, rituales y modos de reconocimiento (como la meritocracia), absolutamente anacrónicos, contradictorios, fragmentados y dispares. El anunciado fin de las ideologías no hace más que multiplicarlas ad infinitum, a diestra y siniestra, de manera espuria y patética; así, nos acosan fantasmas de viejas tradiciones y nombres desgajados de sus contextos de emergencia: republicanismo, populismo, comunismo, etc. Significantes que no significan nada, pero son usados para interpelar sujetos o para sostener rituales desenganchados de los proyectos político-ideológicos que encarnaron esos nombres e ideales. Así, se agitan también viejos fantasmas de injusticias y crímenes cometidos en el pasado (comunismos, populismos) que se desentienden de las injusticias y crímenes del presente (cometidos por el capitalismo como única realidad sostenible). La dimensión ideológica es más inconsistente y ubicua que la dimensión organizada del sujeto, pero aun así tiene su materialidad específica y contribuye a reclutar entre los individuos sueltos quiénes podrán incorporarse a cuerpos subjetivos más consistentes. Otra vez, la ideología asumida en su irreductibilidad, excediendo la manipulación neoliberal, puede interpelar a los sujetos a reconocerse en gestos materiales que no se engañan sobre sus contradicciones e inconsistencias.
4. En ladimensión estatal, el neoliberalismo suele promover discursivamente la reducción del Estado y sus aparatos, pero en los hechos los usa para sostener y reproducir su lógica espuria: se financian negocios a partir de la obra pública, se usan las tecnologías y conocimientos producidos en las universidades públicas, se socializan y licuan las deudas privadas, etc. Y correlativamente se aumenta la inversión en seguridad, publicidad, policía, periodistas y ejércitos para mantener el control de la población. El Estado neoliberal está puesto al servicio no solo de la clase dominante, reducidas sus contradicciones entre fracciones al mínimo, sino de la versión más pobre y mediocre de ella: la que no arriesga ni inventa nada, porque se sirve de los fondos públicos para multiplicar sus ganancias y evadir responsabilidades sociales. Así, la ganancia es obtenida y fugada incesantemente, endeudando a la sociedad en su conjunto, no solo por el extractivismo y la destrucción del medio ambiente, sino por la destrucción de las instituciones públicas, el descrédito de la palabra y la abolición de cualquier forma de pensamiento (que ya no es reprimido, como en otras épocas, sino simplemente dejado sin sustentos, receptores ni plataformas). El Estado, asumido en su complejidad y materialidad inherentes, como espacio de condensación de la lucha de clases sociales, resulta aplanado y homogeneizado por la lógica neoliberal; pero como realidad irreductible no puede ser suprimido: la potencia estatal también puede abrirse al uso genérico de sus partes incontadas, cuando el deseo de gobernar asume las contradicciones inherentes y las moviliza a favor del pueblo.
5. En ladimensión de la racionalidad política, el neoliberalismo apunta a promover la forma-empresa y la lógica de la ganancia como único modelo de vínculo social; las tecnologías del poder para conducir a los otros están diseñadas en términos de liderazgos superficiales, motivaciones fatuas y, en suma, la constitución de un empresario de sí que tiene que hacer frente a las adversidades individualmente o asociándose con otros solo para maximizar sus ganancias, en permanente competencia con todos. El uso de las nuevas tecnologías de redes y plataformas virtuales muestra una mutación del poder que ya no es principalmente sustractivo ni productivo, sino más bien disociativo: se agudizan las diferencias por cualquier motivo y lo único que permite asociarse es el odio al otro o la ganancia a corto plazo. Igualmente, las tecnologías del poder actuales pueden encontrar un uso materialista que las potencie en función de subjetividades y afectos no meramente reactivos; usos inventivos y compositivos que apunten al sostener el cuidado y la solidaridad.
6. En ladimensión del método, el neoliberalismo se basa en la continua evaluación y elaboración de rankings para todo, apelando a la estadística y la encuestología, con poca atención al caso y la singularidad de los procesos; evidentemente se trata de la reducción de cualquier obra, gesto, producto o actividad a un régimen de cuenta acumulativa y valoración incesante, basado en protocolos estandarizados, antojadizos y manipulables, muchas veces financiados ellos mismos por esa lógica (de allí su tendenciosidad). Hasta la ciencia, la política, la educación y la salud han entrado en esa metodología facilista y espuria, renunciando en muchos casos a la rigurosidad que entraña formular normas inmanentes a sus propios procesos y tiempos de desarrollo. El pensamiento materialista, asumiendo la implicación en los procesos, siempre se ha confiado a la inmanencia de las normas, gestadas para incrementar la potencia de obrar, y no a postulados trascendentes.
7. En ladimensión de la ética, el neoliberalismo dispone una serie de terapias alternativas y discursos de autoayuda que muchas veces se apropian de prácticas ascéticas más rigurosas (yoga, meditación zen, psicoanálisis) de manera ecléctica o superficial, descontextualizada, subordinándolas siempre a aumentar la productividad o la motivación dentro de la lógica empresarial y no como un fin en sí mismo para modificar la forma de vida. Incluso las frases filosóficas pueden ser empleadas como consejos de autosuperación personal, desvinculadas no solo de su contexto histórico de emergencia, sino del anudamiento material con las dimensiones políticas y epistémicas actuales que implicarían una modificación sustancial del ethos neoliberal. El pensamiento materialista indaga y reactualiza las prácticas éticas en toda su historicidad, implicando en ello la radical transformación del sí mismo.
8. En ladimensión de la imaginación, el neoliberalismo produce una prolongación y exaltación de lo mismo: escenarios futuristas, apocalípticos o distópicos, que no modifican estructuralmente nada del lenguaje o modos culturales actuales. Siguen confirmando, en los límites de la imaginación, que el capitalismo es el único horizonte de nuestro tiempo; por eso no nos cansamos de repetir que es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo. La imaginación materialista, en cambio, modifica rigurosamente las condiciones formales que atañen a los principios de organización actuales (en vez de competencia, por ejemplo, ayuda mutua), para producir un escenario futuro que no está exento de dificultades pero sus posibilidades son muy otras.
En fin, en cada dimensión y en su anudamiento respectivo con las otras se juega la lucha entre tendencias a unificar y homogeneizar todo en función de la lógica idealista neoliberal, o bien a abrir la posibilidad del pensamiento materialista que lo transforme radicalmente. No hay afuera del neoliberalismo, habitamos sobre sus propios límites e inercias inmanentes, que a su vez tenemos que desplazar, subvertir y entrelazar rigurosamente. Lo importante es entender que estas dimensiones no se excluyen ni subordinan, solo entenderlas en simultaneidad permite operar y potenciar las transformaciones oportunas.
Roque Farrán, Córdoba, 23 de septiembre de 2020.
Roque Farrán nació en Córdoba en 1977. Es Investigador Adjunto del Conicet, Doctor en filosofía y Licenciado en Psicología por la Universidad Nacional de Córdoba, y miembro de los Comités Editoriales de las Revistas Nombres, Diferencias y Litura. Publicó los libros Badiou y Lacan: el anudamiento del sujeto (Prometeo, 2014), Nodal. Método, estado, sujeto (La cebra/Palinodia, 2016), Nodaléctica. Un ejercicio de pensamiento materialista (La cebra, 2018), El uso de los saberes. Filosofía, psicoanálisis, política (Borde perdido, 2018), Leer, meditar, escribir. La práctica de la filosofía en pandemia (La cebra, 2020); editó junto a E. Biset Ontologías política (Imago mundi, 2011), Teoría política. Perspectivas actuales en Argentina (Teseo, 2016), Estado. Perspectivas posfundacionales (Prometeo, 2017), Métodos. Aproximaciones a un campo problemático (Prometeo, 2018).
Imagen de portada: crochet de Agata Olek sobre escultura del toro de Wall Street