Fútbol para todxs
Y un día, la pelota se echó a rodar

Por Verónica Moreira (IIGG-UBA/CONICET) 

Historias de mujeres que juegan fútbol

No me convence decir “Fútbol Femenino”. De hecho, en los artículos académicos trato de evitar la denominación porque entiendo que el fútbol, como cualquier deporte, es un derecho de todesNo es femenino ni masculino, si con estos términos damos cuenta de la apropiación por parte de mujeres y varones, respectivamente. Además de la pelota y de la complicidad de otras personas, ¿qué más necesitamos para jugar?: un conjunto de técnicas corporales que podemos incorporar, apre(he)nder, hacer carne, naturalizar, independientemente de quién lo practique. Jugamos en una plaza, playa, parque, calle, baldío, patioescuela, cancha, club. Lo hacemos en todas sus variantes: fútbol 5, 6, 7, 8, 11, sobre césped naturalsintético, piso de baldosas, parquéSin duda, su popularidad a nivel global se basa en el uso versátil de estos recursos y factores, los cuales se encuentran disposición y hacen del fútbol el más plural y democrático de los deportes.  

Pero la historia no ha sido tan lineal ni sencilla¿verdad? El fútbol nos ha demostrado a lo largo de su recorrido que la injusticia abunda y que la discriminación se expande para desplazar fuera de sus límites a “les otresmujeres y personas con identidades disidentes. Cuando el fútbol llegó a Argentina funcionó como un medio para disciplinar los cuerpos y los comportamientos de los jóvenes de las elites criollas e inglesas. Con el tiempo, el fútbol se popularizó y se extendió al resto de las clases sociales convirtiéndose en un espacio de socialización legítima para los varones y en el deporte nacional por excelencia.  

¿Y las mujeres? ¿jugaban en décadas anteriores? ¿cuándo empezaron a jugar? Especialistas en el tema han encontrado rastros de una práctica temprana en la década del veinte del siglo pasado. El investigador inglés, David Wood, halló indicios en una nota periodística de la revista El Gráfico de 1921, la cual sostenía la necesidad de prohibir el fútbol por ir contra la condición biológica y el comportamiento estimado para las mujeres. Más allá del argumentoque aún hoy funciona como crítica cuando las mujeres realizan deportes de contacto y fuerzalo interesante es señalar que la prohibición moral daría cuenta de la existencia o el deseo velado o manifiesto de la práctica para dicha época.  

Al respecto, es llamativa la escasez de fuentes escritas, audiovisuales y fotográficas de este fenómeno, no sólo durante la popularización del fútbol en nuestro país en las primeras dos décadas del siglo XX, sino también para el resto del período. La investigadora brasileña Silvana Goellner expresa con sabiduría “silencio no significa ausencia”. Esto es: el silencio de las fuentesque funcionan muy bien para el estudio del inicio y el desarrollo del fútbol de varones, no debería conducir con tanta rapidez a la conclusión apresurada de la carencia de dicho deporte cuando se habla de mujeres1Para dar otro ejemplo más cercano en el tiempo. Hoy, con un cambio de paradigma en proceso, es común leer notas y ver portadas de diarios y revistas de gran tirada dedicadas a Las Pioneras, un grupo de futbolistas que con poco dinero y mucha pasión viajó a México en 1971 para disputar el segundo torneo internacional de fútbol. Pero ¿qué información circuló durante aquella época sobre dicho evento? ¿los medios de comunicación se hicieron eco de la primera incursión de una selección argentina en un torneo internacional?  

La reificación de la historia oficial es tal que no es necesario decir o escribir Fútbol Masculino” o “Copa Mundial Masculina” porque está sobreentendido que refiere a los varones. Lo inverso sucede con las mujeres 

Un quiebre en la narrativa dominante se dio hace menos de dos años cuando las atletas de la Selección Nacional decidieron exponer públicamente una serie de reclamos. A partir de ese momento, transcurrieron uno tras otros los sucesos que fueron rediseñando el campo del fútbol argentino.  

Recordar momentos clave del recorrido de estas deportistas es una manera de dar entidad a otra versión de la historia, que ha sido siempre terreno de disputa. Un hito central del proceso de lucha se dio en la Copa América en Chile, que tuvo lugar entre el 4 y el 22 de abril de 2018. Las jugadoras, después perder el primer partido contra la selección de Brasil, ganaron el resto de los partidos de la etapa preliminar logrando el pase la última rondaun enfrentamiento con otras selecciones en un cuadrangular. Antes de jugar el primer partido detramo finaltodas las deportistas posaron en la clásica foto tomándose la oreja derecha en clara alusión a los desacuerdos con los dirigentes. Las jugadoras apuntaron a la conducción del fútbol nacional para realizar pedidos que resultan básico para el desarrollo de un deporte de nivel competitivo: desde mejoras en la infraestructura (canchas en óptimestado), la logística de traslados y horarios de entrenamiento, la organización de giras y partidos para aumentar la competitividad; pasando por los viáticoshasta cuestiones relativas al vestuario (falta de talles, equipos antiguos y usados). esto se sumó el enojo de las futbolistas contra los dirigentes por haber elegido modelos publicitarias para el lanzamiento de la casaca del equipo. La escena no era nueva. Sólo que, esta vez, adquirió rápida difusión gracias al uso de las redes sociales en el marco de la articulación de múltiples sectores sociales en lucha contra las estructuras patriarcales.  

El repechaje contra la selección de Panamá en el estadio de Arsenal el 8 de noviembre se televisó y se jugó cancha llena. Después de 12 años, la selección regresó a un torneo internacional de gran envergadura: el Mundial de Fútbol Femenino FIFA 2019, disputado en Francia entre el 7 de junio y el 7 de julio de 2019. Entre ambos eventos, sucedieron dos hechos trascendentes. Macarena Sánchez, jugadora desafectada por la UAI Urquiza, demandó a esta institución por los contratos precarios e informales que establecía con las jugadoras para retenerlas y negarles su status como trabajadoras. El presidente de la AFA, autodefinido defensor de los derechos de las futbolistas, anunció la profesionalización del fútbol de mujeres.  

Un aspecto para destacar en correlación con estos hechos es el rol que tuvieron los medios de comunicación tradicionales que se hicieron eco de los nuevos tiempos. El avance de las mujeres en distintas esferas cumpliendo roles antes desconocidos e ilegítimos se convirtió en un tema de agenda. El fútbol no fue la excepción. Las notas sobre fútbol y mujeres se publicaron no sólo en los medios deportivos sino también en los de información e interés general. La posición que tomó el diario deportivo Olé, conocido por su retórica machista y sexista, me llamó particularmente la atención. Escribí dos textos sobre Olé, uno con Leandro Araoz Ortíz2 en 2016, y otro más reciente junto a Martín Alvarez Litke3 en 2019. Ambos analizan el lugar desjerarquizado de las atletasla hipersexualización de mujeres sensuales, bellas y jóvenes de la sección la Diosa del Día, y la afirmación del rol tradicional de las mujeres a partir de la representación de las madres, las novias y las esposas de los jugadores. En el contexto del nuevo paradigma, se dieron algunos cambios: la eliminación de La Diosa del Día en marzo de 2019, siendo una sección clásica del diario, y la cobertura día a día del Mundial de Fútbol de Francia, con varias notas, especialmente durante la actuación de la Selección en la fase preliminarLa tapa dedicada a Estefanía Banini exaltando su juego en el debut contra Japón representó un quiebre importante en el régimen de visibilidad de un diario que nunca le había dado ese lugar a una deportista.  

Debido a la actuación aguerrida de las jugadoras durante estos meses, la alianza de los términos “Fútbol Femenino” en Argentina ha quedado connotada a un conjunto de significados asociados a la lucha, la valentía, la resistencia, el orgullo y el sacrificio. El fanatismo generado por las deportistas es el producto del encuentro entre el relato de sus experiencias de sacrificio y sufrimiento y las vivencias de miles de mujeres, adolescentes y niñas que, de manera menos visible, pero con la misma pasión ganan a diario la canchaComo nunca antes, la presencia de mujeres en el fútbol se hace notar en sus distintos roles como jugadoras, hinchas, socias, dirigentas, periodistas, árbitras, entrenadoras, kinesiólogas, médicasLas voces y los cuerpos de todas ellas nos recuerdan a las mujeres –silenciadas- de otros tiempos, que con su juego también dejaron marcas y generaron desvíos en los intersticios del poder.  

Un día, la pelota se echó a rodar. Ya no la van a poder parar.  

 

 

1 Reflexiones realizadas en los encuentros de la Red de Investigación sobre Fútbol y Mujeresorganizadas en San Pablo, Buenos Aires, Río de Janeiro y Medellín, con el apoyo de Arts and Humanities Research Council, Reino Unido.   

2 “Prensa deportiva en Argentina. Construcciones identitarias y estilos discursivos del deporte en el diario Olé”, en Trama de la Comunicación, (2016-12), (20), Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario 

3 “Un análisis de las representaciones mediáticas y las desigualdades estructurales en el fútbol de mujeres en Argentina” FuLiA / UFMG, v. 4, n. 1, jan.-abr., 2019 

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