Elecciones 2023
La democracia argentina en el espejo ateniense: Pericles, Milei y las tensiones recurrentes

Por Nicolás Dallorso

En este artículo, Nicolás Dallorso, politólogo e investigador del CONICET, recorre una serie de tensiones que marcan el presente de nuestra democracia a partir de un texto fundacional de la teoría democrática: la Oración Fúnebre de Pericles.

Memoria y libertad, derechos y honores, méritos y cargos, audacia y saber, lucha y defensa de la democracia, son algunos de los pares que tensionan y alumbran desde el espejo ateniense una reflexión sobre nuestra actualidad. Se pregunta entonces Dallorso “¿estamos a tiempo de hacer un elogio antes de que la democracia sea derrotada?”

 

Nos encontramos en una coyuntura política particular en Argentina: a menos de dos semanas del balotaje de las elecciones presidenciales, en las que por primera vez desde 1983, un candidato de extrema derecha, que ha puesto en entredicho elementos del pacto democrático, puede acceder a la primera magistratura del país.

Creo que es oportuno, entonces, revisitar un texto fundacional de la teoría democrática: la Oración Fúnebre de Pericles. Mi pretensión no es encontrar similitudes en un texto que tiene 25 siglos, que resuelvan nuestras propias inquietudes, sino contribuir con una mirada que pueda, a partir del extrañamiento, iluminar algunas tensiones recurrentes de nuestra democracia.

Recordemos: el texto es de Tucídides, que incorporó el relato atribuido a Pericles en el Segundo Libro de su Historia de la Guerra del Peloponeso,[1] donde se narra la guerra entre la liga de ciudades-Estados comandada por Atenas (la Liga de Delos) y la liga comandada por Esparta.

Enmarquemos el discurso de Pericles: Las exequias de las víctimas del primer año de la guerra contra Esparta le brindan a Pericles la oportunidad de definir el espíritu profundo de la democracia ateniense, explayándose sobre los valores que presiden la vida de sus conciudadanos y que explican la grandeza alcanzada por su ciudad. La Guerra del Peloponeso, la confrontación entre Atenas y Esparta, se confunde, en ocasiones, con una guerra civil entre demócratas y oligarcas.

El Discurso Fúnebre de Pericles, fue pronunciado en el año 431 a. C. en el Cementerio del Cerámico, en Atenas. Es preciso que sepamos que este discurso fue escrito por Tucídides bastantes años después de que fuera pronunciado y cuando ya Atenas había sido derrotada. Cuando la causa democrática había sido aplastada.

Recordemos algunos tramos, dice Pericles:

Comenzaré, ante todo, por nuestros antepasados, pues es justo y, al mismo tiempo, apropiado a una ocasión como la presente, que se les rinda este homenaje de recuerdo. Habitando siempre ellos mismos esta tierra a través de sucesivas generaciones, es mérito suyo el habérnosla legado libre hasta nuestros días.

En primer lugar, la tensión entre memoria y libertad. ¿A quiénes nosotros, argentinos de 2023, deberíamos honrar? ¿Quiénes han tenido el mérito de habernos legado la democracia? ¿Hemos honrado su memoria? ¿Qué núcleos de sentido han tramado la libertad posdictatorial?

A 40 años de la recuperación democrática, como decíamos, el candidato a presidente por La Libertad Avanza impugna el consenso en derredor del pasado dictatorial, puntualmente, ha negado que haya existido Terrorismo de Estado y 30.000 detenidos desparecidos.

La memoria es un núcleo central de nuestra democracia. Junto con Verdad y Justicia se ha constituido como un valor de lucha contra la impunidad dictatorial y como contraseña de resguardo de la libertad conseguida. “¡No olvidamos! ¡No perdonamos! ¡No nos reconciliamos!”.  La disputa por la memoria (¿recordar u olvidar? ¿qué recordar? ¿cuánto recordar? ¿qué lugar debe tener la memoria en el relato oficial del Estado?) atravesó la democracia argentina. Creo que es inescindible el resultado de esa disputa de la configuración específica que adoptó el Estado de derecho en nuestro país. Por lo tanto, como señala Pericles, es mérito del coraje de aquellos y aquellas que protagonizaron esta lucha a quienes le debemos habernos legado esta tierra libre.

Continuando con su discurso, más adelante, Pericles afirma:

Disfrutamos de un régimen político que no imita las leyes de los vecinos; más que imitadores de otros, en efecto, nosotros mismos servimos de modelo para algunos.

Pericles presenta en este fragmento la ejemplaridad de la democracia ateniense y su vínculo con otras ciudades-estados. Entonces, relación con la vecindad. La transición argentina ha sido modelo para la recuperación democrática en la región. ¿Cuál es la relación actual entre las instituciones democráticas y la vecindad regional?

Argentina, en este período ininterrumpido de vigencia de las instituciones democráticas, fue también una voz que se alzó para denunciar los intentos de golpes de Estado y apoyó la causa democrática en América Latina.

En 40 años de democracia, nuestro país ha resuelto pacíficamente los conflictos territoriales con Chile y ha estrechado sus vínculos políticos, económicos y culturales con Brasil. La creación del MERCOSUR es un hito que marca un antes y un después de la historia de vecindad entre ambas naciones. La posibilidad de que triunfe en las elecciones presidenciales un candidato que ha prometido romper las relaciones diplomáticas con el principal socio político y comercial de nuestro país desandaría el sendero de convergencia que ha caracterizado las últimas décadas.

Prosigue la Oración Fúnebre de Pericles:

En cuanto al nombre, puesto que la administración se ejerce en favor de la mayoría, y no de unos pocos, a este régimen se lo ha llamado democracia; respecto a las leyes, todos gozan de iguales derechos en la defensa de sus intereses particulares; en lo relativo a los honores, cualquiera que se distinga en algún aspecto puede acceder a los cargos públicos, pues se lo elige más por sus méritos que por su categoría social; y tampoco al que es pobre, por su parte, su oscura posición le impide prestar sus servicios a la patria, si es que tiene la posibilidad de hacerlo.

Quiero detenerme un momento en lo afirmado, ¿qué ha sucedido en estos 40 años con la tensión entre derechos y honores? El modelo democrático ha articulado permanentemente una particular relación de frágil equilibrio entre méritos y cargos ¿es posible que se haya desequilibrado también esta relación? ¿La denuncia a “la casta” puede ser un síntoma de esta cuestión? ¿Qué mecanismos preveía la democracia ateniense y cuáles contempla nuestro sistema institucional para afrontar estos desafíos?

El lugar del honor en la democracia se presenta como un desafío porque, ante la igualdad de derechos, se presenta la dificultad de cómo y qué distinciones deberían valorarse. Las diferencias socioeconómicas, a las que también alude el discurso de Pericles, complejizan el cuadro. Cuando el dinero se presenta como significante universal y rector de las relaciones sociales ¿qué democracia es posible, qué igualdad de derechos es posible? Y más aún ¿cómo podemos distinguir personas honorables por fuera de las métricas dinerarias?

En lo que se refiere a la tensión entre méritos y cargos, la democracia recuperada también enfrentó nuevos dilemas: se instituyó que el acceso al gobierno se dirimiría en elecciones populares libres. Para ello se volvió necesario la profesionalización de la política y se descartaron otras trayectorias previamente competentes para el mismo fin, como la carrera militar. Ahora bien, el ejercicio de los cargos gubernamentales exige la idoneidad. La profesionalización de la política, durante estos cuarenta años, también tuvo que lidiar con este reto: por una parte, articular la legitimación de origen popular del ejercicio de los cargos con formar los cuadros idóneos para gobernar en favor de las mayorías y; por otra parte, garantizar que los intereses particulares de que quienes accediesen a los cargos de gobierno no prevalecieran sobre los intereses de las mayorías. Estas tensiones se fracturaron en la crisis de representación de 2001, más de veinte años después pareciera que la política profesional vuelve a enfrentarse con desafíos del mismo tenor.

En otro tramo del discurso, Pericles afirma:

Somos nosotros mismos los que deliberamos y decidimos conforme a derecho sobre la cosa pública, pues no creemos que lo que perjudica a la acción sea el debate, sino precisamente el no dejarse instruir por la discusión antes de llevar a cabo lo que hay que hacer. Y esto porque también nos diferenciamos de los demás en que podemos ser muy osados y, al mismo tiempo, examinar cuidadosamente las acciones que estamos por emprender; en este aspecto, en cambio, para los otros la audacia es producto de su ignorancia, y la reflexión los vuelve temerosos.

Es interesante señalar el rol del debate público en la conformación de las decisiones que inciden en lo común. Creo conveniente destacar que es en el marco de esta cuestión que Pericles incorpora la relación entre audacia y saber. La deliberación pública, el carácter colectivo del debate es la que garantiza el saber que habilita la audacia en la democracia. Por el contrario, Pericles se diferencia de otros sistemas en los que la osadía es producto de su ignorancia. ¿Qué saberes democráticos habilitan la osadía de sus dirigentes? ¿Cuál es el papel que hoy tiene el debate público para articular una praxis política audaz?

La discusión pública instruye. El saber tiene un valor. La discusión pública y el saber son condiciones de posibilidad de la valentía de los dirigentes. En 40 años de democracia hubo distintas coyunturas en que se necesitó de la audacia de los dirigentes, de su valentía. ¿Cuál es la valentía adecuada para una democracia? Pericles lo dice claramente: aquella que nace del saber y del debate común.

Milei se presenta a esta encrucijada electoral arrogándose valentía y saber, pero se trata de otros modos de valentías y otros modos de saberes. En primer lugar, se trata de una valentía que se asocia con virilidad y agresividad. Una valentía del enfrentamiento por la verdad. Y, en segundo lugar, esta verdad no es producto de un saber democrático. Es una valentía masculinista, que desprecia el saber producido en el debate público.

Más adelante, Pericles afirma:

Combatiendo por tal ciudad y resistiéndose a perderla es que estos hombres entregaron notablemente sus vidas; justo es, por tanto, que cada uno de quienes les hemos sobrevivido anhele también bregar por ella.

La razón por la que me he referido con tanto detalle a asuntos concernientes a la ciudad, no ha sido otra que para haceros ver que no estamos luchando por algo equivalente a aquello por lo que luchan quienes en modo alguno gozan de bienes semejantes a los nuestros y, asimismo, para darle un claro fundamento al elogio de los muertos en cuyo honor hablo en esta ocasión.

Este último párrafo nos permite reflexionar sobre una relación que se desarrolla a lo largo de toda la Oración Fúnebre, me refiero al vínculo entre lucha y defensa de la democracia. ¿Cuáles son las formas adecuadas que debemos desplegar para defender nuestra democracia? ¿Qué luchas han sido abandonadas para que nos encontremos en la situación actual?

Durante estos cuarenta años se forjó la idea de que existía un consenso democrático que nos inmunizaba de la posibilidad de que una fuerza antidemocrática jaqueara las reglas de juego. Un consenso democrático se fundó a partir del triunfo electoral del presidente Alfonsín y se cimentó en el respeto a la disidencia política, el rechazo de la violencia política, el acuerdo en torno a la desmilitarización de la vida pública, el reconocimiento del adversario político como una precondición del sistema, la condena de la violencia dictatorial, la valoración de los derechos humanos, el reconocimiento de habitar una sociedad plural y diversa, entre otras cuestiones.

Este consenso democrático tuvo distintos momentos en que fue escenificado, el primero, tal vez, fue cuando Alfonsín siendo candidato a presidente afirmaba que si alguien preguntara “¿para qué marchamos?”, contestaríamos con el Preámbulo de la Constitución Nacional “[para] constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”. La posibilidad de que triunfe una opción electoral como la de La Libertad Avanza ¿pondría esto en discusión? Retomando la comparación que hace Pericles ¿este conjunto de valores que estamos llamados a defender es equivalente a aquello por lo que luchan quienes en modo alguno valoran bienes semejantes a los nuestros?

Finalmente, Pericles señala:

En conformidad con nuestras leyes y costumbres, pues, queda dicho en mi discurso lo que me parecía pertinente. Ahora, en cuanto a los hechos, los hombres a quienes estamos sepultando han recibido ya nuestro homenaje.

De la educación de sus hijos, desde este momento hasta su juventud, se hará cargo la ciudad. Tal es la provechosa corona que ella impone a estas víctimas, y a los que ellas dejan, como premio de tan valerosas hazañas.

En este último fragmento, Pericles afirma que para quienes han ofrendado su vida en defensa de la democracia, la polis proveerá de educación para sus hijos. Entonces, relación entre sacrificio y cuidados garantizados. Podemos preguntarnos entonces por la relación entre seguridad social y democracia. En este último tiempo en que se han realizado numerosos balances sobre los cuarenta años de la democracia argentina, se resalta persistentemente su deuda social: con la democracia no siempre se cura, no siempre se come, no siempre se educa. Ahora bien, las propuestas del candidato de extrema derecha de arancelar y privatizar la educación, eliminar la moneda nacional y dolarizar, privatizar el sistema de salud, eliminar el sistema solidario de previsión social y reinstaurar un sistema de capitalización individual, lejos de garantizar cuidados prometen individualización de los costos sociales y profundización de la desprotección.

La escena que relata Pericles habla del compromiso colectivo y el cuidado que va a garantizar la comunidad como un todo para resguardar a los desprotegidos (en este caso los huérfanos por la guerra). ¿Es sustentable una sociedad que se desentienda de la responsabilidad colectiva frente al infortunio y la desprotección de los vulnerables? ¿Es éticamente válido?

A modo de cierre

En este pequeño escrito, buscamos iluminar algunas de las tensiones que jalonan nuestro presente democrático a partir de la Oración Fúnebre de Pericles. Estas tensiones recurrentes son: el vínculo entre memoria y libertad; la relación de la democracia con la vecindad regional; la tensión entre derechos y honores; el frágil equilibrio entre méritos y cargos; la relación entre audacia y saber; el vínculo entre lucha y defensa de la democracia; y, finalmente, la relación entre sacrificio y cuidados garantizados.

No sabemos y tampoco es relevante saber cuánto de lo que quedó plasmado en la Oración Fúnebre pertenece a lo efectivamente dicho por Pericles y cuánto a lo que Tucídides quiso comunicar en otro contexto.

Ahora bien, si positivamente el texto fue escrito tras la derrota de la democracia ateniense podemos hipotetizar que Tucídides no sólo recordaba la Oración Fúnebre de Pericles a los muertos en la guerra, sino que era también un Elogio post-mortem de la democracia ateniense. ¿Y nosotros hoy estamos a tiempo de hacer un elogio antes de que la democracia sea derrotada?

 

 


Nicolás Dallorso. Licenciado en Ciencia Política, Abogado, Magister en Políticas Sociales y Doctor en Ciencias Sociales. Es Profesor a cargo de la asignatura “Estado y Derecho” en la Carrera de Ciencia Política (UBA) e investigador de CONICET.

 


[1] Tucídides (1983) “El discurso fúnebre de Pericles”. Estudios Públicos, (11) (jun. 1983). Introducción, traducción y nota de Antonio Arbea G., profesor de Lenguas Clásicas de la Universidad Católica de Chile. Recuperado https://www.estudiospublicos.cl/index.php/cep/article/view/1824. Todas los extractos que siguen corresponden a esta edición.

 

 


Imagen de portada: Oración Fúnebre de Pericles de Philipp Foltz

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