Por María Pozzio
La socióloga, antropóloga y escritora feminista María Pozzio dice haber escrito sobre 2001 en un tono menos analítico que visceral, como un modo de poner en palabras análisis político con lo sensorial y lo biográfico. Pero acaso ¿para empezar a pensar no se necesita un salir afuera de sí que parte de las entrañas? Escribe: “…y sin embargo. la intensidad argentina. la puja distributiva. la voracidad de los poderosos. el gorilismo sentimiento de odio clasista pobres gorilas parientes hermosos de nuestra especie soberbia. antes del especismo ya pensaba que hay que cambiarles el mote. los animales son hermosos y no odian, ni te hipotecan el futuro ni te endeudan hasta la madre que los parió y el nieto que soñás tener.”
veinte años no es nada, dice el tango y hobsbawm que el siglo XX corto terminó en 1989; marx en el 18 brumario lo de la historia como tragedia y su repetición como farsa, patricio rey que el futuro ya llegó y enrique dussel que debemos descolonizarnos las periodizaciones, pues nunca hubo en esta parte del mundo una edad de bronce, por ejemplo. pienso, hago un licuado de pensamientos: en 2001 se terminaron nuestros aciagos años noventa, la década sin moda, jipismo heredado o versace de las revistas, esa época en que nos tocó ser jóvenes y que terminó con un estallido. estallido. porque pareció que de repente… pero no. ¿no se llama psicosomatizar cuando algo que nos está comiendo por dentro por fin aflora y el drama que enferma se hace visible para los otrxs? eso que es a la vez un alivio, algo que por fin salió, como cuando supura una herida, qué feo pero qué necesario. ¿será otra cosa y las palabras, bien escaso, se apoltronan en estallido porque fueron dos días en la vida eso que nos parió?
mills: imaginación sociológica, entender cómo se anudan biografía e historia. nacida en plena dictadura, los desaparecidos eran los papás de tus amigos de la escuela, a los que iba a buscar una señora más grande que tu mamá. las historias de beatriz, de ethel, de guillermo, los amigos de tus viejos, esconder los libros, el relato de la casa de los teruggi como leyenda urbana. pero empezamos la primaria con alfonsín, cantando al sol como la cigarra, victor heredia y malvinas en el cajón donde andino guardaba la sonrisa. la noticia rebelde, una señora que luego supimos imitaba a xuxa y los apagones, aldo rico pero la gente en la calle. la década perdida de la infancia donde las hamacas hacían ruido en las plazas con sol, algodón de azúcar, pibas y pibes distintos jugando con el mismo guardapolvo, la ilusión de tiempos mejores que vendrían y un final con cara conocida en un billete de diez mil australes.
cuando aún se decía que te hacías señorita y que la virginidad se entregaba por amor, andrea del boca era siempre celeste o perla negra, gustavo bermúdez andaba de saco por el living de su mansión, nada que ver con axel rose pero todo se teje en la trama de una, el boleto podía ser capicúa y para sacar el carnet secundario tenía que ir a que me sellaran un cartón cerca del cementerio de la plata. en los tempranos noventa íbamos a la matiné pero existían las razzias y walter bulacio. la noche de los lápices y las vacaciones en brasil, amira yoma, valeria mazza y las chicas de pancho dotto, mientras los jubilados no sólo hacían llorar a cavallo, vos también te dabas cuenta que algo no andaba porque cuando tu papá te contaba de su infancia, no había chicos que tocaban el timbre pidiendo como empezaba a pasar. mucho. en río de janeiro la gente dormía en la calle, igual que en las pelis de NY, pero acá todavía no. todavía pasa rápido y vino tartagal, teresa rodríguez y los HIJOS que venían a presentarse al colegio y eran esos mismos chicos que ya sabías pero ahora habías leído el nuncamás. vino la LES y los trenes, que andaban feo, se llenaron de banderas y marchamos todos aunque nos dejaron pedaleando en el vacío de la unidad estudiantil afuera del congreso. el gorila musulmán y los huesos de cavallo, cachete con cachete, pechito con pechito, dólar licuadora, reloj, motito, videocasetera y ajuste. desempleo, no culpes a la noche, no culpes a la playa, poco a poco la cosa se pudría y el mono relojero y cabezas.
un trabajo de la facu en barrio obrero. o un artículo para una revista en mi afán de periodista que un profe de historia me coartó: arrabal del barrio obrero de berisso, un señor me cuenta de su pasado en el frigorífico y su presente de hambre. saber depostar la carne, el trabajo dignifica y ahora. hasta los perros flacos. llegar a la noche con mate cocido. roperos. trueque. trabajo no hay.
con el 1 a 1 y mi primer trabajo me fui a europa, vi los restos del muro de berlín, que caigan los muros pero no los sueños. se acabó el año 2000 y el otro milenio asomaba sin historia aunque no. aunque sí. aún. qué.
crash-bum-ban. no fue Y2K y la amenaza del colapso informático. fue el nuestro. primer gran crisis país para mí. 200: explicación sociológica, explicación política, explicación macroeconómica, astrológica, zodiacal. fatalismo: tenía que pasar. biográfica: cómo nos pasó. A la salida de la juventud, en medio de los planes de la vida: recibirte, hacerte autónoma, juntarte o lo que quieras. pero qué difícil. ana, cintia, mariano se fueron o se habían ido. ruta bacalao, milagro español o donde te lleve el pasaporte y la sangre heredada. mi nono tano nunca lo hubiera imaginado: ver napoli e dopo morire pero todo vuelve y los caminos de las hormigas invierten el sentido. eterno retorno: de europa, a europa, por culpa de europa, desarrollo esquivo, nunca poder. qué tentador el primer mundo pero nos criaron para no esquivar la historia. irse era como abandonar el barco. se hundía.
dos días en la vida.
el alquiler de la casa con patio salía 340 pesos y teníamos una perra que bautizamos uma en una época muy tarantino y kill bill. nos tomábamos vacaciones de a puchitos: unos días en diciembre, otros pocos en febrero. chacho renunciado, clima raro pero como siempre. a pasar el día en colonia uruguay y te desayunás que tu peso-dólar no cotiza igual al otro lado del río y como queremos mucho a los uruguayos, nos preocupamos. eso fue el 17 de diciembre. el 18 no lo recuerdo. con la misma bici que crucé en el buquebus, crucé la ciudad el 19 a la noche y estábamos todos, fogata, ronda o no me acuerdo, en 7 y 50. los de siempre -marchas- y los de ahora. todos. con rabia. sabíamos que en cada plaza. que se vayan todos. cavallo el primero pero todos. qué audacia la colectiva. noche larga. de madrugada, la radio prendida, sin dolina, se narraban los saqueos, el miedo de la gente. “dicen que” y parecía que la jungla al otro lado de la general paz iba a invadir no sé qué territorio sagrado. pero la radio se desdecía y la gente salía a acompañar. piquete y cacerola. un chinito devastado salía en la tapa del diario. comprábamos el diario para fijar las imágenes de ese año que ya, desde el 11-9, superaban las expectativas de cualquier secuaz de chiche gelblung. otra vez todos a la calle, al sindicato, a los lugares abiertos, las teles prendidas. el asombro, la indignación. los caballos. represión. los gases. represión. plaza tomada. casa tomada. la maldita federal. rosario. bajen las armas que acá sólo hay pibes comiendo. estado de sitio. perezoso. idiota. autoritario por defecto. se acabó. si los peronistas, si los radicales. que se vayan todos. acá desobedecemos señores por hartazgo. por unidad. porque las calles. y las piedras. y un pibito, que hoy debe ser mayor de edad, tocaba una lata con un palito en el cordón de calle 7. así socializamos a los pibes. nada de dinosaurios violetas, acá se aprende a protestar.
y puerta, rodríguez saa y toda la runfla. los pesos, los dólares, la gobernabilidad, riesgo país y el cansancio de tanta intensidad. y la bronca siempre. maxi, darío. ¿por qué los muertos siempre nos duelen a nosotros? la historia te pasa a buscar y no te pregunta si tenés ganas. el tema después es bajarte del bondi y acomodarte el pelo. ¿cómo se sigue la vida ahora que sabés que lo que tenías no lo tenés, que el banco se puede quedar con tu plata, que el que votaste se queda con tus ilusiones, que planificar sobre certezas sólo es para ciudadanos primermundistas? alcira argumedo y sus paralelismos: mientras kant caminaba tranquilo por heidelberg rumbo a la biblioteca, josé gabriel condorcanqui, y mariano moreno y miguel hidalgo. la pluma interpreta a los saltos del bondi de la vida. los anhelos de la unidad. el deseo de normalidad. un trabajo. futuro. hijes.
con un auto comprado con pesos devaluados y un tanque de gnc que nos pagó el seguro después de que nos lo robaran, fuimos el 25 de mayo de 2003 al congreso. yo no lo había votado pero ese día te juraba que sí. estaba fidel. estaba chávez. y nosotros y muchos otros. hacía frío -como ya no hace los 25- y escribí, para la revista de cajade que era un tipo consecuente y una vida botón de muestra de esos tiempos complicados. escribí una crónica y la titulé ciclotímicos: después de todo, ahí de nuevo, la esperanza. chiquita, mediocre, enorme, ambiciosa. normalidad. responsabilidad. compromiso. historia. política. néstor. cristina. sus hijos. convicciones. palabras oídas por altoparlantes. aplaudíamos porque necesitábamos aplaudir y nos habíamos cansado del ruido de la protesta -sólo por un rato- domesticada protesta, como el talento de un músico que se vuelve técnica, sabiduría, arte del bueno. socialización política. así fue. y nos fuimos haciendo k.
identidad.
el aguante era un programa de la tele sobre las hinchadas de futbol. nadie puede explicar ese sentimiento. sólo las banderas. las imágenes. es amor. es pasión. es un sentimiento. los hinchas son poco originales, la originalidad no existe. parecido al aguante. podías ser simpatizante, hincha rabioso, fan. pero esa década que nos acomodó la existencia y nos enseñó un modo de la patria que sentíamos pero nunca habíamos visto, nos definió. más-menos. como quieras. como cuando se mata simbólicamente a los padres: te diferenciás, te parecés, pero son la referencia. ineludible. te dictaban un guión que te llegaba al corazón. formábamos parte. algunos de los que se habían ido, volvieron. los que ya no creían, creyeron. normalidad. verdad. justicia. trabajo. industria. soberanía. hermosa palabra. hegemonía también, aunque la denosten. tuve un herpes zóster una vez. no podés creer cuánto duele, cuánto jode, cómo ahí mismo te crece algo tan doloroso. mierda. crisis del campo. así. te llenan de humo, te roban los colores. así, como pasar de los veinti a los treinti. crecés y aunque no se te note, maduraste. tuve mis hijos y me fui becada a doctorarme. se murió néstor y lo escuché de boca de victor hugo morales, por internet. nuestro duelo fue a la distancia. mis compañeres mexicanas no entendían por qué se llora así si muere un líder político. a poco. cristina fue para allá y escribí en una cartuliina: yo nací con videla, mis hijos con los K. estamos cambiando la historia. fuerza cristina. eso. fukuyama optimista a la inversa. y sin embargo. la intensidad argentina. la puja distributiva. la voracidad de los poderosos. el gorilismo sentimiento de odio clasista pobres gorilas parientes hermosos de nuestra especie soberbia. antes del especismo ya pensaba que hay que cambiarles el mote. los animales son hermosos y no odian, ni te hipotecan el futuro ni te endeudan hasta la madre que los parió y el nieto que soñás tener.
20 años.
cuando era chica calculaba cuántos años iba a tener en el 2000. en 1996, a 20 años del golpe y la dictadura, sentía que todo aquello había sido hacía mucho, tan blanco y negro y borroso como las fotos de mis padres jóvenes, pantalones oxford y camisas psicodélicas. en 2001, como una persona que sale de una depresión, pensábamos en el corto plazo. que vamos a hacer la semana que viene. en 2010 calculábamos de a cien: éramos bicentenario, triunfalistas como el hincha bobo ante las cámaras. en 2015 la meta era volver. ahora en 2021 la memoria me entristece. me hubiera gustado un 20 aniversario del estallido que nos parió sin deuda. sin las pibitas nacidas en 2012 y 2013 a las que les doy apoyo escolar y reciben bolsones de comida y su escuela se cae a pedazos y viven en una choza de madera y chapa y sólo pueden soñar con ser policías. gelman se preguntaba ¿el niño pordiosero del tren pide no más que una moneda? y pienso en kiara y sus zapatillas rotas y su mamá rota también, cartoneando y en la mishiadura que empuja. en los jóvenes que de nuevo sueñan con rajar aunque hoy no haya milagro español y el mundo se haya vuelto un lugar más rudo. los hinchas ya no son del lobo o de chaca, sino del barsa y del real y la soberanía, hermosa palabra, se juega en unas ligas difíciles pero necesarias. maría la paz, tres pasos pa trás. veinte años son muchas vidas. y las que se fueron. como pocho lepratti y esos nombres que las listas nos recuerdan. y las pibas. tantas. y luciano arruga. santiago maldonado. y todos los demás. re-distribución vía ingreso solito no funciona. la historia es puja siempre y la política también. y se sigue jugando en las calles. pero ojo: lo aprendieron los celestes que creen que hay dos vidas y no decisiones y cuerpos soberanos. y lo aprendieron los libert-arios que aman elegir en qué salsa ser guisados diría galeano, qué qué hubiera dicho de todo esto más que lo de siempre: las calles dicen, las paredes hablan. las voces. los cantos. amor e igualdad. al gran pueblo argentino. ni esclavos ni hambrientos. bella ciao. quién sabe alicia este país…porque el idioma de la infancia y tus antiguas rebeldías.
como maria elena, mafalda y todas las y los ancestros que pueblan nuestro panteón plebeyo. odisea popular. cantata de la historia. igual que hace veinte años. porque me duele si me quedo. pero me muero si me voy.
María Pozzio nació en La Plata, en 1977. Es licenciada en Sociología (UNLP), magíster en Antropología Social (UNSAM) y Doctora en Ciencias Antropológicas (UAM-Iztapalapa); escritora, feminista, madre de dos, docente-investigadora UNAJ y recién ingresada a la CIC-CONICET. Autora de Madres, mujeres y amantes, publicada por Antropofagia en 2011. Su primera novela es Al menos flores, inspirada en la vida de Tamara Bunke Bider. Investiga sobre profesiones sanitarias, producción de conocimiento, etnografía, saberes y salud. Bonaerensa, vive con sus seres queridos -humanos y no humanos- en Ringuelet, barrio desigual y pintoresco del conurbano platense.