Jeremy Corbyn
El regreso de las clases sociales al imperio

Por Eduardo Chavez Molina (UBA/FSOC-IIGG) y Daniel Ozarow (Middlesex University London)

Clases y estructura social, para entender el comportamiento electoral

Atestados en un campo embarrado un día templado de verano en el suroeste de Inglaterra, 200.000 jóvenes esperan ansiosamente la aparición de la siguiente banda en Glastonbury, el legendario festival de música de Gran Bretaña. Sin embargo, a diferencia de Radiohead y los Foo Fighters que habían tocado durante el  día, el siguiente acto no lleva guitarra. A los 68 años monta el escenario de una manera ligeramente tímida. Se escucha un clamor fuerte, una adolescente se desmaya cerca del frente del escenario y la multitud canta repetidamente en unísono el nombre de la nueva estrella de la nación “¡Oooo Jeremy Corbyn!”[3]. La juventud británica no se había adaptado a un himno nacional alternativo con tanto gusto desde la cúspide de la fama de Los Sex Pistols, cuando cantaban irónicamente God Save The Queen, y coreaban “no tenemos futuro, no tenemos futuro, Que Dios Salve a la Reina, su régimen fascista“.

Sin embargo, Corbyn no es ninguna estrella del pop sino el líder del Partido Laborista y hace apenas unos meses atrás casi llegó a ser primer ministro del Reino Unido. Lo notable es que este hombre modesto y discreto es un socialista radical que ha pasado 35 años como diputado  pero siempre ha preferido situarse en las calles haciendo campaña por numerosas causas como el desarme nuclear, la oposición a las guerras en Irak y Afganistán y a favor de la nacionalización de las principales industrias y la redistribución sistemática de la riqueza. Lo que es igualmente notable es que está sometido a un continuo ataque personal vilipendiado en forma intensa,  tanto por los medios de comunicación masivos  como otros sectores de la clase política conservadora, que lo calificaron de “simpatizante del terrorismo” y de “amenaza a la seguridad nacional”.

¿Cuál era el milagro que este político popular realizó en la política británica? En mayo de 2017, pocas semanas antes de las elecciones generales británicas, el Partido Laborista tenía una intención de voto de 21 puntos porcentuales menos que los Conservadores representados por Teresa May. Sin embargo, el 8 de junio de 2017 logró el 40% de la votación nacional, achicando la diferencia a tan sólo un par de puntos porcentuales menos. Según las encuestas posteriores, si hubiera otra elección general mañana, es muy probable que Corbyn ganara[4].

Nos preguntamos ¿quién es este hombre? que hasta hace poco era casi desconocido fuera de la Izquierda británica, pero que desde entonces ha capturado los corazones de millones de personas, pero especialmente de los jóvenes y desencantados de partidos alternativos, y del propio laborismo ¿Cómo ha sido capaz de provocar un terremoto tan importante en la política británica y resucitar la suerte del partido tradicional de los sindicatos y la clase trabajadora? ¿Por qué hasta le llaman Jez-us? (“Jez” es el sobrenombre de Jeremy en el mundo de habla inglesa).

El más jóven de cuatro hijos, Corbyn creció en una casa de clase media baja en Wiltshire en el Suroeste de Inglaterra. Sus padres eran activistas de la paz y se conocieron en una reunión en Londres de apoyo a la República española durante la guerra civil en la década de los 30. Después de terminar la escuela, trabajó en numerosos empleos de bajo rango tanto en el periodismo como en los sindicatos antes de ser elegido diputado del Partido Laborista en el distrito electoral londinense del Norte de Islington en 1983. Desde allí se convirtió en un destacado activista en muchas campañas por la justicia social, frecuentemente provocando continuas polémicas, pero con el tiempo se comprobó que era un visionario cuyas ideas serían más tarde ampliamente aceptadas en la sociedad. Por ejemplo, mantenía y mantiene una postura antimonárquica, participó en el movimiento contra el apartheid de Sudáfrica en los años 80 durante una época en que estaba lejos de ser una causa popular y en que la primera ministra Margaret Thatcher tachaba a Nelson Mandela de ser “terrorista”. Incluso en una protesta estuvo detenido cuando asistió con un tablero sándwich que decía “Defendamos el derecho de protestar contra el apartheid”. Además en la década de los 80 abrió un diálogo con miembros del partido del movimiento republicano irlandés Sinn Fein, una década antes de Tony Blair cuando firmó el Acuerdo de Paz del Viernes Santo con ellos. Mientras que Blair fue elogiado internacionalmente por hacerlo, Corbyn fue condenado por casi todo el espectro político de la época. Cuando el Partido Laborista llegó al poder en 1997 con Tony Blair y Gordon Brown convirtiéndo al Partido hacia una proyecto neoliberal centrista inspirado ideológicamente por la Tercera Vía de Giddens y el Fin de la Historia de Fukayama, Corbyn resultó ser una espina molesta para el liderazgo del Partido, denunciándolo por sus políticas neoliberales e imperialistas que su propio gobierno “Nuevo Laborista” aprobó, incluyendo las tasas universitarias, la privatización parcial del Sistema Nacional de Salud (NHS) y las invasiones de Irak y Afganistán. Se ha rebelado contra los mandatos de su propio partido más de 500 veces, pero sin embargo su actitud servía a los blairites tener un represetante como Corbyn en el Parlamento porque podrían también seguir contando con el apoyo electoral  de amplios sectores de la izquierda y de presentarse como un partido plural.

Es un hombre que se caracteriza por su modestia, detesta la elegancia parlamentaria de vestirse de traje y corbata, prefiriendo vestirse más como la gente común. Por eso lo burlan mucho en los medios de comunicación. En un intercambio parlamentario con el entonces primer ministro David Cameron, el líder conservador lo regañó: “Sé lo que diría mi madre. Ella miraría por la tribuna y te diría a vos: ‘ponéte un traje adecuado, atáte bien la corbata y ¡canta el himno nacional!’” En medio de los aullidos de la risa de los diputados Tories presentes, Corbyn permaneció completamente tranquilo como si nada. Pausó y luego respondió. “Si estamos hablando de los consejos maternos, mi difunta madre hubiese dicho “¡defender el NHS (Sistema de Salud Nacional) para que sea gratuito para todo el mundo!'”[5]. Es precisamente este enfoque en las políticas lo que a la gente le importa en lugar de pequeños insultos e intentos de generar confusión que ha ayudado a Corbyn a ganar tanta popularidad entre muchos desilusionados con el sistema político.

Curiosamente, Corbyn tiene un profundo cariño por América Latina y habla español con fluidez. Su segunda esposa fue una chilena exiliada Claudia Bracchitta con quien tuvo tres hijos. A raíz de una diferencia de opinión sobre el envío de su hijo a una escuela privada –a la cual Corbyn se oponía- se divorciaron en 1999. Su actual esposa Laura Álvarez es una mexicana que dirige un negocio de la importación de café a través de las redes de comercio justo. Además es orador habitual en eventos de solidaridad para diferentes campañas de concientización  sobre la situación política en América Latina y era miembro del comité “Pro-Diálogo por las Malvinas”, creado por la ex-Embajadora argentina en Londres, Alicia Castro. La postura de Corbyn con respecto a las Malvinas es de co-soberanía, un tabú entre la clase política británica. Basta decir que esta es una propuesta muy polémica entre el electorado británico, por lo menos para aquellos que recuerdan la guerra de Malvinas de 1982. Es más, una de las remeras más populares entre la banda de seguidores, dice (en español) “soy Corbynista”. Ha recibido a destacados miembros de organismos de derechos humanos de Argentina en los últimos tiempos, como Nora Cortiñas de las madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, y el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel.

Corbyn recibió a Nora Cortiñas, de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora en el Parlamento Británico en noviembre de 2017. Foto: Daniel Ozarow
Corbyn recibió a Nora Cortiñas, de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora en el Parlamento Británico en noviembre de 2017. Foto: Daniel Ozarow

Para comprender la creciente popularidad de Corbyn contra todas las probabilidades es necesario mirar hacia atrás, en el marco de la interna por el liderazgo del Partido Laborista en 2015. Aunque cuesta creerlo, fue en cierto modo un accidente que se convirtiera en su líder. En cada compulsa por el liderazgo, la pequeña y menguante banda de una docena de diputados laboristas izquierdistas conocida como The Socialist Campaign Group siempre elegían a uno de los suyos para ser candidato “de la izquierda” pero nunca llegaba a la boleta final porque hacía falta conseguir el apoyo de 35 diputados. Sin embargo, en 2015 hubo un cambio en las reglas de las internas laboristas, que por primera vez, introdujo un sistema de “un miembro y un voto”. Anteriormente el líder era elegido a través de un colegio electoral (una combinación de diputados, sindicalistas y votos de afiliados), la izquierda del partido nunca había tenido la oportunidad de ganar la votación desde hacía 30 años. Corbyn explica que en la reunión Campaign Group “cuando se hizo la pregunta de quién se ofrecería para postularse esta vez, todos miramos a nuestro alrededor y un colega me dio un guiño y me dijo ‘Jeremy, te toca a ti esta vez’. A regañadientes, me puse de acuerdo.”

El siguiente desafío era cómo lograr que su nombre apareciera en la boleta electoral. Más allá de los 12 miembros del Socialist Campaign Group, sólo a través de actos de ‘caridad’ de algunos diputados centristas como el actual Gobernador de Londres Sadiq Khan que se oponían a Corbyn, pero querían ver todos los lineamientos del Partido representadas en la papeleta de votación, también le concedieron su nominación. Apenas unos segundos antes de la fecha límite de nominación, Corbyn consiguió suficientes diputados para presentarse. Para el gran horror de los blairites, cientos de miles de personas, principalmente jóvenes entusiasmados por su mensaje de cambio, se apuraron a afiliarse al Partido para votar a su nuevo lider. Corbyn logró una victoria aplastante en la interna laborista, logrando  contra sus tres opositores un 60% de la votación. Durante los años siguientes, a pesar de las numerosas maniobras de prensa y los intentos de sus propios opositores en el Partido Laborista de forzar su renuncia y desencadenar una segunda elección interna en 2016 (que ganó aún más convincentemente), Corbyn permanece a la cabeza de los Laboristas y ha presidido un Partido que ha triplicado de tamaño bajo su liderazgo. Hoy cuenta con 600.000 miembros convirtiéndolo fácilmente en el mayor partido socialdemócrata o socialista de Europa.

Para sus seguidores leales, el encanto de Corbyn se basa en tres pilares. En primer lugar, muchos lo conocen como un crítico constante la las políticas de ajuste neoliberal ambientadas bajo el discurso de la austeridad, que ofrece esperanza y soluciones reales a los problemas cotidianos de la gente. Muchas personas están cansadas y agotadas del proyecto neoliberal iniciado en 1979 bajo la dirección de Margaret Thatcher y que ha generado que el 30% de los niños y niñas  están creciendo en la pobreza según cifras del Ministerio de Trabajo y Jubilaciones (DWP, 2017) y que la desigualdad de ingresos casi alcanza los niveles de la época victoriana (el coeficiente de Gini ha aumentado de 0,24 en 1979 a 0,34 en 2016 -Instituto de Estudios Fiscales, 2016). Los ingresos se concentran ahora más fuertemente en el 1% que en al año 1918 (Instituto de Estudios Fiscales, 2016). Además, el endeudamiento de los hogares se elevó a niveles récords y la posibilidad de comprarse una vivienda es un sueño para los adultos jóvenes, incluso los de ingresos medios. Las consecuencias trágicas del abandono de las políticas públicas, hacia los más vulnerables de la sociedad fueron observadas en el terrible incendio de la Torre de Grenfell en Londres, en junio de 2017 (que albergaba principalmente a personas de bajos ingresos, inmigrantes recién llegados y otros sectores marginados) en el que al menos 71 personas perdieron sus vidas unos días después de la elección general. Al mismo tiempo, los ciudadanos cuestionan por qué están siendo obligados a pagar por la crisis financiera de 2008 que nunca provocaron, mientras que los bancos más grandes que lo causaron fueron rescatados por sus impuestos a través del estado. También provoca mucha ira que los últimos dos gobiernos conservadores desde el 2010 han permitido a las grandes corporaciones como Starbucks, Gap y Apple pagar virtualmente nada de impuestos en el Reino Unido. Como la reciente oleada de apoyo a determinados líderes opositores en los países centrales, está aprovechando un creciente estado de ánimo para generar una sociedad diferente y basada en un mayor nivel de igualdad y justicia social, principalmente en los jóvenes.

“Juventud de pie, voten a Corbyn. Que te devuelen tu futuro”: Foto Daniel Ozarow
“Juventud de pie, voten a Corbyn. Que te devuelen tu futuro”: Foto Daniel Ozarow

En segundo lugar, incluso entre sus detractores, Corbyn goza de una reputación como alguien honesto y que tiene convicciones, rasgos que ha encariñado a muchos. En un contexto en el cual los políticos regularmente se quedan atascados en escándalos de corrupción o engañan para ganar votos, su modestia, la insistencia en responder directamente a las preguntas de los periodistas y la postura consistente que ha tomado en una serie de temas desde hace cuatro décadas es vista como refrescante para muchos, sobre todo en los jóvenes en la llamada «sociedad de la posverdad» (en la cual a la hora de crear y modelar opinión pública, algunos políticos y medios de comunicación masivos inventan noticias falsas o ignoran otras noticias de gran interés al público si no conviene a los intereses de sus patrones periodísticos) que había perdido la fe en el establishment político y que ya no creen en los medios de comunicación masiva.

Y tercero, la cuestión táctica. En particular, la descentralización de la construcción de apoyos y el rol de las bases como expresión de la participación ciudadana, ha sido crucial. Dentro del Partido Laborista en 2015 se establece un grupo de presión llamado Momentum que consiste en 35.000 activistas Corbynistas que pretende generar el apoyo popular tanto en los barrios como en los partidos Laboristas locales. Además, la clave para haber ganado tanto apoyo y votos de los jóvenes ha sido una campaña de difusión masiva y de gran éxito en los medios sociales. Corbyn cuenta con 1,5 millones de seguidores de Facebook y Twitter (tres veces más que la Primera Ministra Teresa May) y ante unos medios de comunicación hostiles que los jóvenes simplemente ya no creen (y no leen), y un sinfín de ciudadanos, que participan día y noche como soldados en la batalla cultural.

Sin embargo, en la víspera de las elecciones generales de junio de 2017, Corbyn se enfrentó a un problema. A pesar del aplastante apoyo de los jóvenes, de los sindicatos y de los miembros del propio Partido Laborista, veía imposible transformar ese entusiasmo en la población en general. Apenas cuatro semanas antes de la votación, las encuestas indicaban que el Partido Laborista sólo recibiría el apoyo de uno de cada cuatro votantes. Los sondeos pronosticaban una derrota histórica para el Partido Laborista y el peor resultado desde 1918. Entonces ¿cómo era posible que el 8 de junio de 2017 Corbyn diera vuelta las fortunas del Partido en tan poco tiempo? ¿Cómo ganó 3,5 millones más de votantes, tomando en cuenta la elección del año 2015 y como también pudo terminar aumentando la proporción de votos conseguidos por el Partido Laborista más que cualquier otro líder laborista desde 1945?

Para empezar, su equipo de campaña realizó un golpe maestro de táctica. En lugar de perseguir el esquema tradicional de enviar al Líder del Partido a hacer apariciones públicas en distritos electorales marginales (donde peleaba con los Conservadores o alguna otra fuerza política para ganar en escaño), en el curso de unas pocas semanas Corbyn fue enviado a las zonas donde más apoyo tenia o a ciudades universitarias con grandes poblaciones estudiantiles para dirigir mitines de apoyo popular. Basta decir que miles, a veces decenas de miles de personas asistieron a la vez,  y tanto los medios locales e incluso nacionales no los podían ignorar. Imágenes de estadios deportivos y plazas públicas repletas de partidarios entusiastas se veían en los televisores y pantallas de computadores en todas partes del país, y daban la impresión de que Corbyn estaba gozando de un auge de apoyo sin precedentes entre la población en general. Esta táctica creó una sensación palpable de Corbynismo en todo el país.

En segundo lugar, en los debates de los líderes de los partidos emitidos en la televisión en vivo con audiencia demillones de ciudadanos en mayo y junio de 2017, Corbyn dejó una imagen de ser un hombre sincero, amable y honesto, mientras proponía políticas sensatas y con costos calculados y presupuestados. También se conectó bien con el público que asistía a los estudios de TV durante los debates, lo que contrastaba con la personalidad fría y torpe de la Primera Ministra May que tampoco quiso responder directamente a muchas preguntas que la dejaban incómoda. Teresa May también se negó a asistir a algunos debates, algo que provocó indignación entre muchos, incluyendo aquellos que tenían la intención de votar Tories (Conservadores). Con una audiencia masiva expuesta a las refrescantes políticas socialistas y contra-hegemónicas que no se habían escuchado salir de la boca de un líder político desde hace treinta años (o tal vez durante toda su vida), junto con el hecho de que el modesto y amable Corbyn que miraban en vivo parecía completamente distinto a su representación como “amenaza peligrosa para la seguridad nacional” que habían leído en la prensa amarilla, por lo cual muchos comenzaron a experimentar una suerte de liberación cognitiva, una nirvana para el público juvenil. Todo lo que era sólido se derritió en el aire como diría Marx y se dieron cuenta de que Jeremy era su hombre.

En tercer lugar, una nueva generación de jóvenes que militaron y votaron masivamente por Corbyn, como se señaló en documentos anteriores (Chávez Molina y Molina Derteano ,2017). Según un estudio publicado en febrero de 2018 por El British Election Study entre los de 18 a 24 años, la diferencia de votos fue alrededor de 50pp a favor de los laboristas, en junio de 2017, mientras la diferencia apenas llegó a 15pp en las elecciones generales anteriores de 2015),

Entonces, por supuesto, viene la cuestión de que los Laboristas ganaban masivamente el voto táctico. Es decir, el votante del siglo XXI se ha vuelto mucho más inteligente y pragmático que nunca. El Reino Unido utiliza un sistema de votación electoral medieval llamado Escrutinio Mayoritario Uni-nominal cuyo uso hoy en día se limita en gran medida a las antiguas colonias británicas. Diseñado para concentrar el poder en las alas reformistas y conservadoras de los partidos tradicionales (Demócratas vs Republicanos en los EE.UU., Laboristas vs Conservadores en el Reino Unido, por ejemplo), los escaños parlamentarios no se distribuyen de acuerdo con la proporción de votos que reciben diferentes partidos. Sino que en cambio, el ganador de la votación individual en cada distrito electoral se convierte en diputado y va al Parlamento. Bajo este sistema de “ganador-lleva-todo”, los votos restantes para otros partidos  son simplemente “desperdiciados”. El partido que gana una mayoría absoluta de escaños en el Parlamento establece así el gobierno. La distribución de los escaños es muy desproporcionada en comparación con los votos emitidos por los diferentes partidos. Por lo tanto, los resultados de las elecciones nacionales se ganan y se pierden en un número muy reducido de escaños “marginales”, por ejemplo, en 2017 de los 650 distritos electorales, sólo se ganaron 100 con un margen entre los dos partidos más grandes de menos del 10 por ciento.

Sin embargo, hasta el 8 de junio de 2017, hubo un gran empuje por parte de los movimientos sociales, activistas de medios sociales y algunos partidos progresistas para alentar a la población a “votar tácticamente” para derrotar a los conservadores (https://www.tactical2017.com/). Se diseñaron sitios web donde la gente podía entrar el nombre de su distrito electoral y averiguar qué partido tenía la mejor oportunidad de ganar contra Teresa May. El Partido Verde incluso propuso una “Alianza Progresista” de partidos de centro izquierda para que hagan pactos locales para retirar a su candidato para apoyar al partido progresista mejor colocado para ganar en cada caso. Los Verdes se retiraron en 40 distritos electorales marginales y ocasionalmente otros partidos se unieron a ellos para ayudar al Partido Laborista. Como demuestran las estadísticas, cientos de miles de Verdes, Demócratas Liberales, del Partido Nacional Escoces (SNP) y Nacionalistas Galeses de Plaid Cymru votaron por Laboristas esta vez, o con entusiasmo o por táctica. Por eso el Laborismo ganó en muchos distritos marginales donde el voto táctico era especialmente fuerte como Kensington, uno de las zonas más ricas (pero socialmente desiguales) de Londres que los laboristas ganaron por primera vez en la historia.

Por último, hay que analizar el impacto de los múltiples atentados terroristas durante la campaña electoral que dejó cientos de muertos o heridos. Los atentados contra el Estadio de Manchester y los ataques del London Bridge y Borough Market, jugaron un papel sorprendente. Como nos relató Sam Tarry, para este artículo, el ex Director de Campañas de Corbyn “ni Jeremy ni los mismos Laboristas eran vistos por el público como gente de  confianza en temas de seguridad o de orden público. De hecho, estos son temas de la política Conservadora. Así que yo estaba muy preocupado de que estos asquerosos atentados pudieran beneficiar a los Conservadores. Sin embargo Jeremy dio el primer paso, pronunció un discurso muy fuerte y poderoso sobre los peligros de las guerras extranjeras que el Reino Unido había luchado en los últimos 20 años y que han llevado a nuestro país a estar en una situación más peligrosa que antes con respeto al terrorismo. Pero lo que es más importante todavía, es que la gente se dio cuenta de que Teresa May-que había sido la Ministra del Interior desde 2010-, había supervisado los recortes a las fuerzas armadas, los servicios de seguridad y ¡hasta había despedida a 20.000 policías! Así que lo que debería haber sido una oportunidad para los Conservadores de presentarse como fuertes en cuanto a cuestiones de la ley y el orden, en realidad fracasó y los atentados destacaron que eran responsables de recortar las mismas fuerzas de seguridad que se supone debían protegernos de estos asesinos extremistas“.

Sin embargo, a pesar de todo, al final y al cabo los conservadores fueron el partido más votado en las elecciones. Muchos analistas creen que esto fue sólo porque el voto del UKIP, el Partido de la Independencia del Reino Unido (en gran parte, anti-inmigrante, pro-Brexit, y nacionalista conservador) se desplomó y porque por lo general sus votos fueron captados por Teresa May, dándole suficiente impulso para arrastrarla por la línea de meta. Fue por eso que la Reina (como Jefa del Estado) le dio la primera opción para formar un nuevo gobierno a May. Sin embargo, la Primera Ministra perdió su mayoría absoluta parlamentaria que necesitaba para mantener el poder. Entonces se vio obligada a firmar un pacto humillante y altamente polémico con el Partido por la Unión Democrática (DUP), un partido ferozmente unionista de Irlanda del Norte y que está apoyado por paramilitares e influenciado por sus creencias religiosas protestantes que se opone al matrimonio igualitario, al aborto y cuyos dirigentes creen en el creacionismo.

Inicialmente May anunció las elecciones en un momento cuando estaba en la “cresta de la ola” en los sondeos para derrotar completamente a los Laboristas y ganar legitimidad popular para iniciar un “Brexit duro” en sus negociaciones con la Unión Europea. Este plan fracasó y se vio obligada a dirigir un gobierno minoritario apoyado por el DUP. Muchos en el Reino Unido dicen que a nueve meses desde las elecciones, efectivamente Corbyn ha estado gobernando el país porque los Tories han tenido que ceder a las demandas de los Laboristas en muchos temas. Por ejemplo por la presión de Corbyn, May tuvo que hacer un abrupto giro de 180° sobre los planes para reducir los subsidios energéticos de invierno a los jubilados, o propuesta de acabar con los almuerzos escolares gratis, y posiblemente con su intención de seguir manteniendo los topes de los salarios del sector público. Una promesa clave del manifiesto de los laboristas fue acabar con las Tasas Universitarias e incluso ahora los Tories están proponiendo a bajarlas[6].

En el contexto del colapso o desaparición de los partidos socialdemócratas de Europa occidental (PASOK en Grecia, PSOE en España y Partido Socialista en Francia) que no han podido ofrecer alternativas al ajuste y el neoliberalismo desde la crisis financiera mundial del 2008, el crecimiento extraordinario de los laboristas bajo su liderazgo es aún más notable.

Su figura surge además en un escenario social complejo (además del Brexit, los atentados terroristas, y las políticas de austeridad), donde su presencia y palabra es aprobada por quien se siente interpelado por el discurso de Corbyn. En ese sentido, los trabajadores jóvenes precarizados y pauperizados, con contratos por tiempo definido, y con horarios irregulares en sus actividades laborales son los que se sintieron más comprometidos a un discruso abiertamente anti neoliberal. Pero también logra una gran aceptación de las clases socio-ocupacionales más desaventajadas, en el Reino Unido actual[7].

Historicamente el Partido Laborista obtuvo su apoyo electoral principalmente de la clase trabajadora manual y sobre todo en zonas más industriales e incluso en las grandes centros metropolitanos (cuyos habitantes suelen poseer creencias más progresistas) antes que las zonas rurales conservadoras. Pero en los últimos 20 años los sociólogos han notado un declive en el alineamiento entre pertenencia de clase social y el partido que votan. Pero este no se debería tanto a la creciente heterogeneidad de clase sino como consecuencia de la convergencia ideológica entre los dos grandes fuerzas políticas tras el acercamiento de Nuevo Labour hacia el centro (Evans y Tilley, 2011).

La clase trabajadora, aunque existen múltiples estudios y no todos coinciden en los resultados, representa cerca del 50% de la población de acuerdo al trabajo de Savage[8] (Mike Savage y otros, 2013). Un primer grupo denominado la clase trabajadora tradicional, que representa el 14% de la sociedad británica, incluye ocupaciones típicas como los técnicos electrónicos; trabajadores del cuidado; limpiadores ; conductores de furgonetas ; electricistas ; trabajadores residenciales,  y asalariados industriales.

Luego lo que Savage y equipo denomina el Sector de servicios emergente,  cerca del 19% de la sociedad británica, las ocupaciones típicas incluyen el personal de bares y pub, los cocinerosauxiliares y asistentes de enfermería, los ensambladores y los operarios rutinarios, los trabajadores del cuidado, las ocupaciones elementales del almacenaje, las ocupaciones del servicio de atención al cliente, y los músicos, principalmente.

Y el otro sector significativo son los “precariat” (Guy Standing 2014), alrededor del 15% de la sociedad británica.  Las ocupaciones típicas incluyen los limpiadores, los conductores de autos de repartoslos trabajadores del cuidado, los carpinteros, las y los cuidadores de niños y niñas, las ocupaciones del servicio del ocio, los comerciantes y los propietarios de pequeños negocios, y los cajeros de comercios al por menor. Todos ellos diferenciados de la clase media asalariada, expresada en trabajadores no manuales, administrativos, funcionarios de estado, del sector comercio y financiero, que representa aproximadamente el 25% de la población.

Estos dos grupos, servicios emergentes y precariados, principalmente jóvenes e inmigrantes, que trabajan en empleos mal pagos, pauperizados y flexibilizados, como lo que planteó Owen Jones, en su libro Chavs, en el cual describe a estos grupos de trabajadores jóvenes, en cuya caracterización mediática les cae apelativos de estigmatización y demonización, por su bajo nivel educativo y bajos ingresos. Hay ciertas ideas en torno al concepto de clase que apunta a su resquebrajamiento subjetivo, más allá de la segmentación particular de las actividades que realizan, y que desenhebra procesos de colectivización. ¿Esto que implica? Un resquebrajamiento de un sentido colectivista que se enmarca en una causa común de otros que se parecen y el uso de esa fuerza colectiva para conseguir logros.

Los conservadores, curiosamente siempre apelaron a una idea anticolectivista, y con ello a desapegar del vocabulario popular la palabra “clase”, pero principalmente como sustantivo de los trabajadores a la hora de definirse, situación que con las clases intermedias y más altas no ocurre. Los “tories”, cuyo gran modelo societal comenzó a construirse a fines de los 70, con el gobierno de Thatcher, expresado en su  triunfo político basado en un hecho represivo, que marcó el camino de las trasformaciones neoliberales en el gobierno de la gran isla, que fue la “batalla de Orgreave”, y la derrota de las huelgas mineras en 1984  como punto de inflexión, muy bien retratado por el artista plástico Jeremy Deller[9].

Un corolario a ese proceso, profundizado en nuestros días de la Argentina macrista, “debes estar libre del Estado, de los sindicatos, que te agobian”. Como plantea Owen Jones, la promesa neo-liberal es encarnada bajo la lógica de que se puede trabajar duro para lograr tus objetivos materiales, y esforzándote lo puedes lograr. El “sálvense quien pueda” de la época de Carlos Menem o el “emprendedorismo” de Mauricio Macri. Esto inicialmente comienza a ser atractivo para cierto grupo de trabajadores asalariados.

Los “tories” dicen: “los problemas sociales no existen, son tus potenciales rasgos de personalidad” (Owen Jones a Pablo Iglesias en su programa La Tuerka), si te esfuerzas lo logras, sino lo haces, es tu culpa”. La sociedad de la exacerbación del  mérito inaugurada en el contexto de la guerra de Malvinas, hace crecer la desigualdad a niveles insospechados desde la década del ‘30.

Es necesario demonizar y estereotipar a la oposición laborista (cualquier parecido con el contexto argentino, no somos responsables!) , y es en ese sentido, la representación impuesta a dicho partido y sobre todo a su ala más regulacionista, representándola en última instancia con la idea del relajo, y de la ausencia de incentivos para la acción económica productiva, y donde las propuesta de política pública, son apreciadas como injustas, y de aprovechamiento de quienes han quedado afuera de la carrera del éxito que promete la meritocracia.

Las nuevas generaciones crecen en un contexto de la exacerbación de un individualismo atomizante, cuasi premoderno, donde lo sitúa aislado del compromiso societal, “puedes hacer lo que quieras”. Incluso la máxima de Pinochet “convertir a Chile en una nación no de proletarios sino de emprendedores” (frase que podría sonrojar a más de uno de la Argentina del 2018), daba pie para su profundización por el gobierno de Thatcher, que había logrado sacar las mejores conclusiones del verdadero laboratorio social que se había convertido Chile luego del golpe de Estado a Salvador Allende.

Pero curiosamente, los estigmatizados, -definidos por los grandes medios como aquellas personas que existen en el marco de una vida lujuriosa basada en alcoholismo, vagancia y hedonismo (eso sí, con bajos ingresos y flexibilizados), con interrupción de estudios y maternidad precoz, y generalmente con fuertes tendencias al ausentismo electoral,- un segmento no menor de ellos comienzan a ver en la figura de Corbyn una especie de redentor de sus aspiraciones truncas en una sociedad para pocos. Pero lo que los medios estigmatizan, no son más que los nuevos trabajadores de las clases desposeídas que las transformaciones en el mundo del empleo han generado.

Los problemas inmobiliarios para los londinenses es agobiante, y ha cruzado a todos los grupos sociales, pero hace patente la dificultad de lograr un piso decente en las clases mencionadas más arriba, y en sus segmentos juveniles principalmente.

El agobio de las políticas de austeridad, y con ello las leyes flexibilizadoras del empleo, que afecta principalmente a los jóvenes y a los adultos de baja calificación laboral, u obreros industriales azotados por las políticas de desindustrialización, constreñidos a lo que denominan la “trampa de los bajos salarios” generaron que una mayoría de los afectados volcara su voto al candidato laborista (como bien lo demuestra los estudios de ipsos.com, y yougov.com al relacionar clases sociales, edad y voto).

Gráfico 1: Voto por nivel socio-económico

Fuente: elaboración propia en base a Ipsos MORI estimates, 2017 election.
Fuente: elaboración propia en base a Ipsos MORI estimates, 2017 election.

En este primer gráfico se aprecia que el único segmento socioeconómico que logra la victoria Corbyn es en grupo DE, bajos ingresos, bajo nivel educativo, y poca cantidad de bienes, el voto de los desposeídos, a diferencia del segmento de mejores ocupaciones, ingresos, mayor nivel educativo, y mayor valorización de bienes expresado en el segmento AB.

Gráfico 2: Voto por situación laboral

Fuente: elaboración propia en base a https://yougov.co.uk/news/2017/06/13/how-britain-voted-2017-general-election/
Fuente: elaboración propia en base a https://yougov.co.uk/news/2017/06/13/how-britain-voted-2017-general-election/

Aunque los datos existentes no nos permiten calar con mayor profundidad el análisis, nos da claramente pautas tendenciales, por ejemplo el voto laborista se hace muy potente en los estudiantes, y también en los desempleados, algo superior en los trabajadores full-time y part-time, pero descomunalmente contrario en los jubilados, cuya composición demográfica es superior a los segmentos juveniles con notoriedad.

Para entender el proceso de ascenso de Corbyn el acento no tan sólo fue su efectiva táctica electoral, sino las condiciones de empleo, ingresos y la configuración de futuro de las generaciones más jóvenes británicas. Condiciones donde las políticas de austeridad retrasan en años sus planes de mejor bienestar, donde la educación superior no responde como antaño de asegurar la esperanza que genera la credencial educativa, y los procesos de flexibilización laboral, y de la mano con la pauperización, calan profundamente. Cuando Corbyn los convoca a la unidad, a la idea de colectivización de sus demandas, de pensar una sociedad que los incluya, y que el contexto estructural sea un factor importante en la vida de las personas, los pone sin medias tintas en oposición a los conservadores, y se erige como una esperanza ante la opacidad con que se les muestra el futuro, principalmente a los jóvenes precarizados, hijos de las reformas tatcherianas.

 

Bibliografía.

Chávez Molina E.; y Molina Derteano P. 2017 Ganar con el voto joven, con, Revista Anfibia. ISSN 2344-9365

Jones, O. (2012). Chavs: The demonization of the working class. Verso Books.

Mike Savage y otros (2013) A New Model of Social Class? Findings from the BBC’s Great British Class Survey Experiment, Department of Sociology, London School of Economics, Sociology 47(2) 219–250

Standing, G. (2014). The Precariat-The new dangerous class. Amalgam, 6(6-7), 115-119.

Tilley, J., & Evans, G. (2011). Political generations in Northern Ireland. European Journal of Political Research50(5), 583-608.

http://www.theneweuropean.co.uk/top-stories/general-election-could-happen-next-year-2018-1-5337162

Evans y Tilley, (2011):https://www.cambridge.org/core/services/aop-cambridge-core/content/view/090D551CD2BED24E7CC4320A85E9E792/S0007123411000202a.pdf/how_parties_shape_class_politics_explaining_the_decline_of_the_class_basis_of_party_support.pdf.

http://www.independent.co.uk/news/uk/politics/labour-win-general-election-majority-mps-seats-tories-conservatives-poll-voting-intentions-theresa-a7948426.html

http://www.britishelectionstudy.com/

[1] Investigador Instituto de Investigaciones Gino Germani, Doctor en Ciencias Sociales. Es Profesor adjunto del seminario “Estructura, clases y movilidad social”, Carrera de Sociología, Universidad de Buenos Aires, , Profesor adjunto regular de la materia “Estructura y cambio social”, Carrera de sociología, Universidad Nacional de Mar del Plata y Coordinador Nodo Universidad de Buenos Aires INCASI International network for comparative Analysis of social Inequalities , , financiado por Marie Skłodowska-Curie Actions (MSCA), Research and Innovation Staff Exchange (RISE), H2020-MSCA-RISE-2015, GA-691004, Bruselas Comisión Europea, 2016-2020.

[2] Profesor en la Escuela de Negocios de la Universidad de Middlesex en Londres. Recibió su doctorado sobre las resistencias de la clase media a la pauperización en Argentina desde la crisis económica del 2001. Obtuvo su título universitario en Ciencia Política y Social Europea de University College London (UCL), y su maestría en la Globalización y el Desarrollo en América Latina (Universidad de Londres).

[3] https://www.youtube.com/watch?v=i1zLoG6YeA4

[5] https://www.theguardian.com/politics/video/2016/feb/24/cameron-mother-corbyn-do-up-tie-national-anthem-video

[7] Mike Savage y otros (2013) A New Model of Social Class? Findings from the BBC’s Great British Class Survey Experiment, Department of Sociology, London School of Economics, Sociology 47(2) 219–250

[8] Aunque es un trabajo muy criticado por la forma de realizar las clasificaciones, y también por la muestra utilizada, sin embargo, al ser el último análisis esquemático sobre las clases sociales en Gran Bretaña, lo usamos a modo de señalar la configuración de la estructura social.

[9] https://www.youtube.com/watch?v=3ncrWxnxLjg

 

Imagen de portada: http://www.aref-adib.com/archives/cat_lookalikes.html

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