Desregulación, endeudamiento y pandemia
La doble crisis del mercado de trabajo argentino

Por Eugenio Actis Di Pasquale, Marcos Esteban Gallo y Ana Capuano

Después de un 2020 en que el PBI cayó un 9,9%, la polarización laboral sigue creciendo, junto al cuentapropismmo. Los investigadores Eugenio Di Pasquale, Ana Capuano y Marcos Gallo analizan la evolución del mercado de trabajo argentino en el periodo 2015- 2021, tomando en cuenta el impacto de las políticas de desregulación con endeudamiento (entre 2015 y 2019) y la pandemia (entre 2020 y 2021).  

 

En este artículo1 se analiza el impacto de la pandemia sobre el mercado de trabajo argentino, teniendo en cuenta la situación laboral, los condicionantes y el contexto macroeconómico que acaecían en nuestra sociedad a inicios de 2020 debido a las políticas implementadas entre 2016 y 2019.  

Al momento de la irrupción de la pandemia, la economía argentina estaba en crisis y el mercado de trabajo argentino ya se encontraba deteriorado. La recesión iniciada a mediados de 2018, generó una mayor caída del salario real y junto con el aumento de la desocupación de los jefes de hogar, operó el efecto trabajador(a) adicional. En este sentido, se dio una dinámica contracíclica del sector informal, al absorber a los trabajadores expulsados de empleos formales o que son incapaces de ingresar a ellos. Por ende, a inicios de 2020 el mercado de trabajo se encontraba deteriorado y segmentado, con un elevado porcentaje de informalidad laboral.  

En este escenario laboral se estableció el ASPO como medida de política sanitaria frente a la pandemia de COVID-19 y, en conjunto, una serie de medidas de política pública para morigerar los efectos negativos de la crisis por la pandemia (Ingreso Familiar de Emergencia DNU 310/20, Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción DNU 332/20, Fondo de Afectación Específica DNU 326/20).  

El abordaje se realiza a partir de la evolución de las tasas básicas del mercado de trabajo, la composición de la tasa de empleo a partir de las principales categorías ocupacionales (asalariados registrados, asalariados no registrados y cuentapropistas), la cantidad de trabajadores registrados, segmentando la información por sexo para dar cuenta de las posibles diferencias por motivos de género que se pueden haber generado en el contexto de pandemia.  

Las fuentes de datos son secundarias e incluyen informes del Ministerio de Economía de la Nación, el Informe Monetario Mensual, el Informe Monetario Diario y el Balance Cambiario publicados por el BCRA, los informes de prensa del INDEC correspondientes a nivel general de precios y nivel de actividad económica, la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) y la información del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA).  

El contexto macroeconómico 

Las políticas de desregulación con endeudamiento (2015-2019) 

El cambio de administración acaecido en diciembre de 2015 implicó una serie de cambios significativos en la política económica de la Argentina. En efecto, a poco de asumir el nuevo gobierno, implementó un conjunto de medidas que modificaron en forma significativa el funcionamiento de aspectos relevantes de la macroeconomía del país. Algunas medidas se implementaron en el sistema financiero y otras en la economía real. La combinación de estas medidas impactó negativamente en el mercado de trabajo nacional. 

En tal sentido, una de las primeras y más importantes decisiones adoptadas fueron desregulación del mercado cambiario y de los movimientos de capitales financieros, devaluación y salto inflacionario, alza de las tasas de interés, aumento de tarifas y apertura de las importaciones, entre otras.  Los efectos directos e indirectos incluyen una aceleración de la inflación, disminución de los ingresos reales de amplios sectores sociales, reducción de la demanda efectiva, aumento de los costos de producción, reducción de la inversión. 

A partir de 2018, se produce un cierre de los mercados de crédito internacionales, corrida cambiaria y devaluación. Ante la falta de acceso al crédito externo, sólo la asistencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) podía evitar la profundización de la crisis financiera. Prácticamente la totalidad de esa primera entrega se perdería en sólo tres meses para atender una demanda ingente de dólares que tenía como principal destino la formación de activos externos. Dicha dinámica de endeudamiento y fuga de capitales se repetiría tras cada desembolso sucesivo del FMI. 

Al final del período se produjo un agotamiento del esquema macroeconómico y retorno de regulaciones en el mercado. La razón es que se repitieron los procesos de endeudamiento externo y valorización financiera que están en la raíz de las crisis más graves que experimentó la sociedad argentina en las últimas décadas. El tipo de cambio nominal se devaluó un 223%. El nivel general de precios creció un 119%, el PBI disminuyó en 2018 y 2019 (-2,6% y -2%, respectivamente).  

Las políticas económicas y sociales condicionadas por el escenario previo y el contexto actual (2020-2021) 

En lo inmediato, el impacto económico y social de la pandemia fue de una magnitud difícil de exagerar. A fin de contener la situación de emergencia social generada por la pandemia el gobierno nacional implementó una amplia gama de programas de asistencia a familias y empresas, entre los que se destacan el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), el programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP), bonos complementarios para jubilados y pensionados que cobran el haber mínimo y para beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH), postergación y reducción de las contribuciones patronales; así como una serie de créditos subsidiados destinados al sostenimiento de pequeñas y medianas empresas ante la inevitable caída en la facturación. Y dado que hubo una caída de la recaudación impositiva, se produjo un incremento del déficit fiscal y aumento de la emisión monetaria. Como consecuencia de las restricciones al movimiento de personas y a la realización de numerosas actividades económicas, el PBI en el año 2020 se retrajo un 9,9%.  

Durante el año 2021 la economía recuperó los signos de normalidad que habían quedado suspendidos ante la emergencia de la pandemia. Se logró una contención del gasto social, reducción del déficit fiscal primario y financiero, contención de la emisión monetaria, recuperación gradual del producto y el empleo y superávit de comercio exterior. No obstante, hay una persistencia de una inflación elevada 

El impacto sobre el mundo del trabajo 

Esta coyuntura, generó un impacto en el mercado de trabajo y en la composición de la población ocupada, tanto por sexo como categoría ocupacional. En este sentido, de acuerdo a los cambios en las tendencias de las tasas básicas de mercado de trabajo y de la composición del empleo ocurridas durante los seis años bajo análisis, se pueden diferenciar las siguientes etapas: 

La crisis prepandemia: la reconfiguración del mercado de trabajo 

En la primera parte del período prepandemia (desde 2016 hasta 2017), las tasas de actividad y empleo se ubicaron por debajo de los valores históricos promedio, principalmente entre los varones. Frente a una aparente estabilidad en la participación laboral se producen cambios en la composición por sexo. En el caso de los varones disminuyó la tasa de empleo (del 66% al 63,7%), que se encuentra explicada principalmente por la caída de asalariados registrados. En el caso de las mujeres, aumentó la participación laboral como consecuencia del efecto trabajadora adicional2  que opera como una respuesta de los hogares frente a la caída del salario real que se produjo en los primeros meses del 2016. De hecho, la inserción laboral de las mujeres se dio únicamente en trabajos por cuenta propia, en un contexto de disminución del trabajo asalariado.  

En la segunda parte (desde 2017 hasta 2018), el salario real se fue recuperando (Gráfico 1), pero sin llegar al máximo alcanzado a fines de 2015. En este contexto, entre las mujeres se produce un significativo incremento de la inserción laboral precaria y/o informal, habida cuenta del crecimiento de trabajadoras por cuenta propia (a tasas de crecimiento interanual promedio del 10%) y en menor medida de trabajadoras no registradas.  

Gráfico 1. Salario real promedio del total aglomerados. Valores a precios de precios de diciembre de 2021 (eje izquierdo) y variación porcentual interanual (eje derecho).

 I trimestre 2016 – IV trimestre 2021. 

Fuente: elaboración propia en base a EPH-INDEC 

En la tercera parte (desde 2018 hasta 2019), la Argentina entró en recesión se produjo una inmediata caída del empleo que tuvo como contrapartida un aumento de la desocupación. En el caso de las mujeres el primer año de recesión impactó disminuyendo la tasa de crecimiento del trabajo por cuenta propia (es decir, que siguió creciendo pero a una tasa más baja), al mismo tiempo que otra proporción de mujeres ingresaba al mercado de trabajo como desocupada. En 2019 volvió a acelerarse la proporción de cuentapropistas, llegando en el cuarto trimestre de ese año a su valor histórico más alto (10% sobre 44% del valor de la tasa de empleo), junto con un elevado nivel de asalariadas no registradas (13% sobre 44%) y uno de los valores más bajos de asalariadas registradas (21% sobre 44%).  

En síntesis, entre 2015 y 2019 se produjo: 1) el aumento de la participación femenina, principalmente de edades centrales, por efecto trabajador(a) adicional, que se insertaron en actividades informales con la finalidad de cubrir o complementar los ingresos del hogar y, 2) la reducción de la cantidad de trabajadores registrados, algunos de los cuales pasaron a una actividad informal. 

La crisis sobre la crisis: el trabajo durante la pandemia 

La pandemia por COVID-19 actuó como un amplificador de las brechas existentes. El impacto inmediato se dio en mayor medida sobre los grupos poblacionales que habían ganado participación en la etapa anterior, debido a que son los más desprotegidos. Al mismo tiempo, la suspensión de clases presenciales implicó un aumento del tiempo dedicado al cuidado por parte de las mujeres y las pérdidas de empleo se concentraron mayormente en sectores de alta empleabilidad femenina. Por todo ello, en este contexto el mecanismo de ajuste del sector informal no funcionó como en la etapa previa. 

En 2021 la economía argentina experimentó un proceso de recuperación que ha logrado revertir en gran medida la situación recesiva ocasionada por la pandemia. En igual sentido, los indicadores laborales vienen registrando una paulatina mejora. Sin embargo, la polarización laboral aún continúa creciendo, dado que si bien ha mejorado la proporción de asalariados registrados y ha caído la cantidad de asalariados no registrados, el cuentapropismo continúa creciendo. 

En suma, a medida que se van superando los efectos sobre la economía y el mercado de trabajo de la pandemia por COVID-19, irá continuando la recuperación de la actividad productiva y el empleo. En este proceso se requiere una fuerte presencia del Estado, con medidas que favorezcan la creación de puestos de trabajo formal, acompañadas de políticas de cuidado y un fuerte apoyo a todos los sectores productivos afectados. Sin estas condiciones, resulta poco probable que se recupere el nivel de vida prepandemia y menos aún, conseguir un nivel de vida digno para todo el conjunto de la población.  

No obstante, hay que tener presente que este escenario está signado además por los condicionantes heredados de la gestión anterior, entre los que sobresale la abultada deuda externa, tanto con el FMI como con acreedores privados. Si bien, se llevó a cabo una reestructuración de ambos componentes, que dio como resultado un alivio significativo en los intereses y en el cronograma de pagos, la deuda con el FMI representa un fuerte condicionante para el manejo de la economía argentina, no sólo por la magnitud de los vencimientos que se deberán afrontar, sino también por el limitado margen de maniobra que el monitoreo permanente del organismo sobre la política económica.  

 

 


Eugenio Actis Di Pasquale es Doctor con mención en Ciencias Sociales y Humanas por la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ). Especialista en docencia Universitaria (UNMdP). Licenciado en Economía (UNMdP). Trabaja como docente e investigador en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (FCEyS) de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP). Allí es Director del Grupo Estudios del Trabajo (GrET), está a cargo del Observatorio de la Dinámica Laboral del Partido de General Pueyrredón (ODIL) y es integrante del Consejo Directivo del Centro de Investigaciones Económicas y Sociales (CIEyS). Profesor Asociado a cargo en: “Introducción a la Economía”, “Política Económica I” y “Mercado de Trabajo y Relaciones Laborales”. Docente de posgrado. Integrante del Comité Académico del Doctorado en Ciencias Sociales (UNMdP). Director del Área Pedagógica de Economía. También es miembro del Comité Ejecutivo de la Red Iberoamericana de Investigación en Trabajo, Género y Vida Cotidiana (TRAGEVIC) e integrante del Programa de Investigación Regional Comparada – Estructura Social Argentina (PIRC-ESA). Mail: edipasq@mdp.edu.ar   

 

Marcos Esteban Gallo es Magíster en Economía Política con Mención en Economía Argentina (FLACSO). Especialista en docencia Universitaria (UNMdP). Licenciado en Economía (UNMdP). Su lugar de trabajo como docente e investigador es en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales (FCEyS) de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP). Allí es integrante Profesor Adjunto Regular con Dedicación Exclusiva, con funciones docentes en las cátedras Macroeconomía I y Economía Política e integrante del Grupo Estudios del Trabajo (GrET). Ha realizado investigaciones orientadas al análisis de las interrelaciones entre la política macroeconómica y el mercado de trabajo incluyendo la perspectiva de género, ya sea a nivel local, nacional o internacional. Los análisis se abordan desde el enfoque de la Economía Política, entendiendo a la misma como una perspectiva que concibe a la economía como un campo de disputa entre diversos grupos de interés, en el cual el poder resulta un factor central en la configuración y comprensión de las problemáticas económicas. Mail: mgallo@mdp.edu.ar; marcosgll@yahoo.com.ar  

 

Ana Capuano  es Magíster en Metodología de la Investigación Social, Università degli Studi di Bologna y Universidad Nacional de Tres de Febrero. Diplomada en Estudios Avanzados en Política y Economía, Universidad Nacional de San Martín. Licenciada en Sociología, Universidad de Buenos Aires. Profesora de grado y posgrado de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN).  Investigadora categoría III en el programa de incentivos en el Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Territorio, Economía y Sociedad, Sede Andina (UNRN). Directora a cargo de la Delegación Regional Patagonia del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC). Mail: anitacapuano@gmail.com 

 


1 Este artículo fue realizado en el marco del “Programa de Investigación Regional Comparativa (PIRC): Cambios recientes en la estructura social argentina: trabajo, ingresos y desigualdad social en tiempos de pandemia y postpandemia”, financiado por la AGENCIA-FONCyT 

2 El efecto trabajador adicional significa que frente a la caída de los ingresos familiares, un miembro del hogar (por lo general mujer) que no trabaja ni buscaba trabajo se integra al mercado laboral, ya sea como ocupado o desocupado. 

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