¿Qué pasa con la pobreza?
Trabajo y sociedad: el punto de partida de la era Milei

Por Rodrigo Carmona y Matías Calvo Crende

El INDEC publicó recientemente un informe técnico sobre el primer semestre de 2024, que expresó que el 52,9% de las personas vive en situación de pobreza. ¿Cómo dialoga esta realidad social con el mercado de trabajo?, ¿Qué avances y retrocesos hubo en las gestiones que precedieron al gobierno de Milei?, ¿Qué cambios sociales y laborales aparecen en el contexto actual?  Reflexionan sobre el presente político a partir de un diagnóstico sociolaboral, Rodrigo Carmona y Matías Calvo Crende.

 

 

EL MUNDO SOCIAL: LO QUE SE VE Y LO QUE NO SE VE 

A la hora de analizar de manera general la evolución de los principales indicadores sociolaborales durante el período de 2016-2023 a partir de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) de la República Argentina, pareciera que algunos datos “se pueden ver” y otros “no se pueden dejar de ver”. Allí radica la diferencia entre lo importante y lo fundamental.  En este sentido, se presenta la interpretación de la línea de la pobreza que suele juzgarse en términos políticos mucho más por su “última foto” que por su trayectoria durante los últimos gobiernos.

Gráfico 1. Incidencia de la pobreza en % por persona. EPH Período 2016-2024. 1

Fuente: Elaboración propia en base a EPH.

Después de la asunción presidencial de Javier Milei el 10 de Diciembre de 2023, el ascenso de la pobreza tuvo su encuentro con el pico más alto de toda la serie del Gráfico 1 y también de los últimos 20 años: 52,9% del primer semestre 2024. Un aumento del 12,8% respecto del I semestre 2023, y de un 11,2% respecto del último semestre2; para ponerlo en términos absolutos, en la actualidad la EPH da cuenta que aproximadamente 15 millones 700 mil personas viven en situación de pobreza, de las cuales 5 millones 400 mil lo hacen como “indigentes”3 y 10 millones 300 mil como “pobres no indigentes4.

Un nivel de pobreza que representa una verdadera llaga en el tejido social argentino.

Sin embargo, este explosivo comienzo de gestión presidencial basado en el ajuste estructural como doctrina del shock, “camufla” un dato que no es menos importante pero sí menos evidente a la hora hacer un cuadro de la situación sociolaboral actual: la evolución del índice de pobreza durante la administraciones precedentes. 

Gestiones que, vale la pena recordarlo (en términos de espacio político), no lograron la reelección de su proyecto frente a la finalización de su mandato.

Ganar las elecciones para fracasar en el gobierno suele ser un mal negocio.

Respecto de la administración de Mauricio Macri puede apreciarse en el gráfico 1 que, si bien con vaivenes, dejó un país en una situación de pobreza mayor comparada vis a vis sus primeros pasos en el gobierno nacional: de un 30,3% (II 2016) a un 35,5% (II 2019).

El gobierno de Alberto Fernández tampoco pudo escapar a esa lógica, viendo que su administración comenzó el mandato con un índice de pobreza de 35,5% (2019) y finalizó con un 41,7% (2023).  En el medio pasaron cosas: la pandemia, la guerra con Ucrania, el deterioro de ciertos términos de intercambio. Para algunos análisis políticos y económicos el retroceso en estos indicadores sociales estuvo influido por el exceso de “viento de frente” o bien por la falta de “viento de cola”, mientras que para otros el problema no estuvo tanto en el “viento” sino en que el gobierno nacional era un “barco” que navegaba sin saber a qué puerto se dirigía. Las marchas y contramarchas con algunas decisiones políticas, frente a cuestiones de la agenda pública, parecieron también marcar el humor social.

Frente a este escenario, y en el marco de un contrato electoral que no se cumplió, es posible pensar en la victoria presidencial de la Libertad Avanza en 2023 no tanto como el rayo que aparece de la nada y de repente en el medio del cielo argentino sino como el emergente político de las limitaciones (coyunturales y propias) que se tradujeron en falta de resultados de los gobiernos precedentes. Porque la sociedad argentina sigue intacta en sus dos grandes costumbres políticas en la hora electoral: tener al bolsillo como su víscera más sensible y no olvidar que mejor que prometer es realizar.

TRANSFORMACIONES ESTRUCTURALES Y A NIVEL SOCIOLABORAL 

Durante las últimas décadas, tanto en un marco de apertura económica o de políticas de protección del mercado interno y acciones anticíclicas de generación y sostenimiento del empleo, es posible advertir en el escenario argentino la presencia de un modelo productivo heterogéneo y desigual que ha ampliado los déficits a nivel sociolaboral y distributivo5.  Con ello se hace posible advertir, por una parte, a un sector que incluye a empleadores de establecimientos formales, profesionales independientes y asalariados protegidos y, por otra parte, una fracción del mercado laboral que actúa en condiciones de irregularidad y deja de lado las normativas laborales, que incluye también actividades por cuenta propia de baja calificación6. Esta característica se vincula al fenómeno de “heterogeneidad estructural” que remite a la coexistencia de actividades en las cuales la productividad media del trabajo es próxima a la de la frontera internacional junto con actividades rezagadas cuyos niveles de productividad son muy reducidos7. Estas tendencias se combinan a su vez con la extensión de formas de trabajo atípico que engloban una serie de modalidades laborales a tiempo parcial, por contrato, a cuenta propia, entre otras.8

 Tabla 1. Principales indicadores del mercado de trabajo en %. EPH IV Trimestre. 2016-2023 9

INDICADOR/AÑO 2016 2017 2018 2019 2020 2021 2022 2023
Actividad 45,3 46,4 46,5 47,2 45 46,7 47,6 48,6
Empleo 41,9 43 42,2 43 40,1 42,9 44,6 45,8
Desocupación abierta 7,6 7,2 9,1 8,9 11 8,2 6,3 5,7
Ocupados demandantes de empleo 14,6 14,7 17,3 19 18,4 16,5 15,4 15,5
Subocupación 10,3 10,2 12 13,1 15,1 12,2 10,9  10,5
Subocupación demandante 7,2 7,2 8,7 9,5 10,3 8,3 7,1 6,8
Subocupación no demandante 3,1 3 3,3 3,6 4,8 3,9 3,8 3,7

Fuente: Elaboración propia en base a EPH.

En el marco de estas reflexiones, es interesante pensar el mercado de trabajo argentino a partir de ciertos datos concretos (Tabla 1) y destacar por un lado el gran acierto de gestión de la administración de Fernández de tomar un país con un desempleo abierto de 8,9% (2019) y dejarlo con 5,7% (2023), como así por otro lado advertir una tendencia que va más allá de la gestión de gobierno: de 2016 a 2023 el desempleo abierto osciló casi siempre en torno a una cifra de un dígito. En clave histórica, representa un dato auspicioso visto que en otros momentos de auge de pobreza como la crisis de la convertibilidad entre 2001 y 2002, el desempleo abierto llegaba a superar el 20% de la población económicamente activa.10 En este sentido, como dos caras de la misma moneda, surgen dos fenómenos que explican una particularidad de la actual crisis socio-laboral: el trabajo como gran organizador social” y la figura del trabajador pobre”.

Tabla 2. Caracterización población ocupada % según categoría ocupacional IV trimestre 2016-2023

Categoría ocupacional 2016 2017 2018 2019 2020 2021 2022 2023
Asalariado 75,4 74,8 74,5 72,6 70,5 73 73,6 73,7
Patrón 3,6 3,9 4,2 2,6 3,5 3,6 3,4
Cuenta propia 20,34 21,2 21,1 22,7 26,4 23 22,4 22,6
Trabajador familiar sin remuneración 0,4 0,4 0,6 0,6 0,4 0,4 0,3
Otros

(Patrón y Trabajador Familiar)

4,9

Fuente: Elaboración propia en base a EPH

Por otro lado, es interesante contrastar el discurso y los hechos a partir del análisis de la población ocupada en función de su “categoría ocupacional”, visto que durante la administración de Unión por la Patria no existieron cambios significativos (más allá de la pandemia) en su evolución. No hubo un retraimiento de las formas atípicas de empleo hacia el trabajo en relación de dependencia propio de la “sociedad salarial”; como indica la Tabla 2, la figura por “cuenta propia” se redujo del 22,7% (2019) al 22,6% (2023). Por lo que para buena parte de la sociedad argentina el cambio de gobierno Macri-Fernández no necesariamente implicó el retorno de la sociedad a una forma de ocupación basada en aguinaldo, vacaciones pagas, jubilaciones y licencias laborales. Es decir, el “trabajo con derechos”.

Tabla 3. Caracterización población ocupada en % según tipo de asalariado IV trimestre 2016-2023

Asalariados 2016 2017 2018 2019 2020 2021 2022 2023
Con descuento jubilatorio 66,4 65,7 64,7 64,1 67,3 66,7 64,5 64,3
Sin descuento jubilatorio 33,6 34,3 35,3 35,9 32,7 33,3 35,5 35,7

Fuente: Elaboración propia en base a EPH.

Otro de los puntos álgidos lo expresa la evolución del trabajo no registrado. Como indica la Tabla 3, los asalariados con descuentos jubilatorios encontraron en 2020 el punto más alto de la serie (67,3%), en buena parte debido a las políticas públicas nacionales de protección contra los despidos así como por otra parte a la búsqueda del empleo por cuenta propia como estrategia de supervivencia (que encontró su auge en la serie también en 2020 con un 26,4%). En síntesis, desde 2020 a 2023 se observó un aumento del 3% del empleo informal, tal vez como parte de un fenómeno más amplio: la recuperación económica de los puestos de trabajo siguió estando traccionada por el crecimiento del empleo informal en la mayoría de los países después de la pandemia.11

En este sentido, podremos realizar una reflexión a partir de datos más actuales del INDEC. Para el segundo trimestre de 2024, de 13,3 millones de personas ocupadas: 3,6 millones son asalariadas sin descuento jubilatorio y 3,5 son no asalariadas; lo que, de otra manera, quiere decir que más del 50% de la población ocupada no es asalariada registrada.12  

Por tanto, la figura del trabajo con derechos (propia de la sociedad salarial) ya no alcanza a la mayoría de la población.

LA CUESTION DE LA DESIGUALDAD

En relación a la problemática de la desigualdad, podemos presentar una primera aproximación a partir de la evolución de la distribución de los ingresos que mide  la EPH: el “índice de Gini13 y la “brecha del ingreso per cápita familiar de la población”. 14

Gráfico 2. Coeficiente de Gini del ingreso per cápita familiar de las personas. Total 31 aglomerados urbanos. II trimestre 2016 – IV trimestre 2019. 

Nota: los resultados del III trimestre de 2019 no incluyen el aglomerado Gran Resistencia. En consecuencia, ese trimestre refleja resultados que representan el 98,5% de la población de los 31 aglomerados urbanos cubierta habitualmente por la EPH.

Fuente: INDEC, Dirección de Encuesta Permanente de Hogares.

En este sentido, la gestión de Mauricio Macri culminó su mandato con un Gini de 0,439 (IV 2019), el número más alto de toda la serie de los IV trimestres comparado con los años anteriores para los que se disponen datos en los cuales había una leve disminución de la misma (Gráfico 2).

 

Gráfico 3. Coeficiente de Gini del ingreso per cápita familiar de las personas. Total 31 aglomerados urbanos. IV trimestre 2019- IV trimestre 2023. 

Nota: los resultados del III trimestre de 2020 no incluyen el aglomerado Ushuaia-Río Grande. En consecuencia, ese trimestre refleja resultados que representan el 99,4% de la población de los 31 aglomerados urbanos cubierta habitualmente por la EPH.

Fuente: INDEC, Dirección de Encuesta Permanente de Hogares.

 

La gestión de Alberto Fernández, por su parte, terminó con un indicador de 0,435 (IV 2023), una mejora leve en función de la reducción de las desigualdades, dando cuenta de las dificultades de avanzar en una senda más igualitaria e inclusiva (Gráfico 3). 

Tabla 4. Brecha de ingresos por medianas y promedios del ingreso per cápita familiar de la población. Total 31 aglomerados urbanos. II trimestre 2016 – IV trimestre 2019.

Nota: los resultados del III trimestre de 2019 no incluyen el aglomerado Gran Resistencia. En consecuencia, ese trimestre refleja resultados que representan el 98,5% de la población de los 31 aglomerados urbanos cubierta habitualmente por la EPH.

Fuente: INDEC, Dirección de Encuesta Permanente de Hogares.

Por otro lado, respecto a la brecha de ingresos mencionada, durante la administración de Mauricio Macri comparando los datos durante su gestión la brecha entre los sectores más bajos y más altos aumentó significativamente sea por mediana o por promedio: de 14 a 16 y de 19 a 21 respectivamente (IV 2016-2019) (Tabla 4).

Tabla 5. Brecha de ingresos por medianas y promedios del ingreso per cápita familiar de la población. Total 31 aglomerados urbanos. IV trimestre 2019 – IV trimestre 2023.

Nota: los resultados del III trimestre de 2020 no incluyen el aglomerado Ushuaia-Río Grande. En consecuencia, ese trimestre refleja resultados que representan el 99,4% de la población de los 31 aglomerados urbanos cubierta habitualmente por la EPH.

Fuente: INDEC, Dirección de Encuesta Permanente de Hogares.

En lo que concierne a la brecha de ingresos para la gestión de Alberto Fernández puede verse una disminución en clave del IV trimestre del año 2019 y 2023, de las diferencias entre lo que cobra el decil más alto y el decil más bajo en la distribución del ingreso: pasando de 16 a 13 veces por mediana y de 21 a 18 por promedio (IV 2019-2023) (Tabla 5).

En síntesis, “dentro de lo que se ve”, en torno a las desigualdades es apreciable una disminución de las mismas durante la gestión de Unión por La Patria durante el período 2016-2023. Por otro lado, y dentro de “lo que no se ve”, es importante destacar la necesidad de pensar que la reducción de las desigualdades en un contexto generalizado de aumento de la pobreza tal vez represente no tanto un reparto más equitativo de de la riqueza sino más bien de cierta situación de pauperismo social. 

 

CONSIDERACIONES FINALES 

Para finalizar, nos proponemos sintetizar el análisis sobre la situación sociolaboral argentina a partir de la división en dos ejes, “lo que se ve” y “lo que no se ve”, presentados aquí en relación a  la evolución de la pobreza, el mundo laboral, y las desigualdades sociales. 

En primer lugar, en relación al mundo de lo social no solo señalar “lo que se ve” (el 52,9% de pobreza del primer semestre del gobierno de Milei y el aumento de la pobreza en la era Macri) sino también que el índice de pobreza trepó de 35,5% a 41,7% de 2019 a 2023. La llegada de un gobierno de signo político progresista no implicó una reducción de la pobreza en las estadísticas oficiales; en un contexto de bajo desempleo abierto, el “trabajador pobre” emerge como la principal figura del mundo del trabajo argentino en sintonía con los análisis regionales.

En segundo lugar, en lo vinculado al mundo laboral es importante poner de manifiesto a su vez dos cuestiones. Por un lado, el “visible” retroceso en términos laborales para el conjunto de los trabajadores a partir de los indicadores de la administración Macri (en términos de aumento del desempleo abierto y la evolución del trabajo no registrado). Por otro lado, aquello que “no se ve” del legado de la administración de Alberto Fernández: 1) Los trabajadores sin descuento jubilatorio pasaron de 35,9% (2019) al 35,7% (2023), lo que expresa la persistencia en el tiempo del trabajo no registrado aún un gobierno de signo político no neoliberal; 2) Advertir respecto al “trabajo por cuenta propia” que 7 de cada 10 personas son asalariadas para la serie de 2016-2023, manteniéndose la tendencia para todo el período, por lo que con el nuevo gobierno no se pudo revertir las tendencias hacia el empleo atípico y alcanzar un escenario de “trabajo con derechos” en términos más amplios (aguinaldo, vacaciones pagas y licencias laborales).

En tercer lugar, en lo que concierne a la evolución de la desigualdad señalar “lo que se ve” implica reconocer que durante la administración de Macri las desigualdades aumentaron, mientras que remarcar “lo que no se ve”, destaca señalar que la reducción de la desigualdad durante el gobierno de Fernández se dio en un contexto general de aumento de la pobreza.  

En conclusión, reflexionar en torno a “lo que se ve” y “lo que no se ve” implica un ejercicio ineludible. Condición de posibilidad para poder diagnosticar al presente nacional no como un giro de la sociedad argentina hacia la extrema derecha, sino como el emergente de una demanda de mayores resultados en términos de políticas sociales y laborales. A partir de dicho diagnóstico, el desafío para adelante será poder construir políticas e instrumentos que puedan dar cuenta de la complejidad y diversidad de situaciones involucradas en un escenario general de mayor desigualdad y heterogeneidad de los sectores trabajadores. 

 


Rodrigo Carmona. Posdoctorado en Ciencias Humanas y Sociales, UBA. Doctor en Ciencias Sociales, FLACSO. Investigador UNGS y CONICET. Trabaja políticas publicas con impacto a nivel local y sociolaboral.

Matías Calvo Crende. Doctor en Ciencias Económicas (UNLAM). Licenciado en Recursos Humanos (UM). Trabaja temas vinculados a empleo público, ciencias laborales y administración pública.

 

 


 1 La medida de pobreza por persona acostumbra ser más alta que la medida de pobreza por hogar.

2 (INDEC II, 2024

3 Personas que no llegan a cubrir con su ingreso la canasta básica alimentaria.

4 Personas que no llegan a cubrir con su ingreso la canasta básica total que incluye gastos en transporte, salud, vestimenta, educación (además de gastos alimentarios).

5 CENDA, (2011); CIFRA (2012); Schorr y Wainer (2014).

6 Donza (2021); Poy, Robles y Salvia (2020); Donza, Poy y Salvia (2022).

7 Pinto (1970); Infante (2011); Salvia (2012).

8 Reygadas (2011).

9 De la consideración de los informes técnicos de INDEC se desprenden las distintas poblaciones que componen en análisis del mercado de trabajo: 1) Económicamente activa (personas que tienen una ocupación o que sin tenerla la buscan activamente; compuesta por la población ocupada y la desocupada); 2) Ocupada (persona que tiene por lo menos una ocupación, que en la semana de referencia trabajó como mínimo una hora en una actividad económica); 3)  Desocupada (persona que no teniendo ocupación,  busca activamente trabajo); 4) Ocupada demandante de empleo (población ocupada que busca activamente otra ocupación); 5) Ocupada no demandante disponible (ocupada que no busca activamente otra ocupación pero está disponible para trabajar más horas); 6) Subocupada (ocupado que trabaja menos de 35 horas semanales por causas involuntarias y está dispuesto a trabajar más horas); 7) Subocupada demandante (subocupada por causas involuntarias y dispuesta a trabajar más horas que además busca activamente otra ocupación; 8) Subocupada no demandante (subocupada por causas involuntarias y dispuesto a trabajar más horas, que no está en la búsqueda activa de otra ocupación); 9) Inactiva (persona que no tiene trabajo ni lo busca activamente, se subdivide en inactivos marginales y típicos según estén dispuestos o no a trabajar)

10 Fiszbein, A.; Giovagnoli, P.; Adúriz, I. (2003).

11 OIT, (2023).

12 INDEC (2024)

13 El índice de Gini es un indicador de la desigualdad en la distribución del ingreso. Toma valores comprendidos entre 0 y 1, siendo 0 el caso de “igualdad absoluta de todos los ingresos” y 1 el caso extremo contrario (INDEC II, 2024).

14 Respecto a la brecha de ingresos por medianas del ingreso per cápita familiar de la población, es un indicador de la diferencia de: 1) El promedio de ingreso per cápita familiar de las personas (calculada como el promedio del decil 10 sobre el promedio del decil 1; 2) La mediana del ingreso per cápita familiar de las personas (calculada como la mediana del decil 10 sobre la mediana del decil 1 (INDEC, 2024). 

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