Tokio 2020 + 1
Los Juegos Olímpicos en estado de emergencia

Por Natalia Alegre

Los Juegos Olímpicos planificados para el año 2020 comienzan oficialmente el 23 de julio, es decir un año después de lo previsto y aun con la pandemia en curso. Sin público y con contagios en aumento, la competencia se inicia entre posiciones contrapuestas respecto a su realización. En este artículo, Natalia Alegre, especialista en megaeventos deportivos analiza las condiciones en que se desarrollará una de las competencias más importantes a nivel internacional y se pregunta cuáles serán sus desafíos y consecuencias. 

 

El viernes 23 de julio, comienzan en Tokio (Japón) los 29º Juegos Olímpicos de verano de la era moderna, la gran fiesta universal del deporte, la celebración de miles de deportistas de todos los países del mundo, que entran, durante 17 días en un estado febril de excepción que solo se repite cada cuatro años, y los aficionados con ellos. No obstante, estos juegos presentan la primera situación inédita del olimpismo al realizarse con un año de retraso y en circunstancias atípicas debido a la pandemia de COVID-19, que trae entre sus medidas más distintivas la decisión aplazada de presencia de espectadores, deportistas que se desplazarán en burbujas (grupos reducidos). En el marco de la declaración de un estado de emergencia sanitaria ante el aumento continuo de los casos por COVID se ha generado un ambiente controversial entre quienes afirman, como el gobierno japonés y el Comité Olímpico Internacional (COI), que los Juegos tienen todas las condiciones garantizadas para llevarse a cabo de manera segura, y quienes manifiestan su descontento, como el personal de salud y la opinión pública, sobre la celebración del megaevento. 

Frente a estas circunstancias aparecen ciertos interrogantes: ¿Cuáles serán las consecuencias y desafíos de celebrar un megaevento, como son los Juegos Olímpicos en el marco de una pandemia? ¿Japón y el COI dan garantías suficientes para la celebración? ¿Cuáles son los intereses en juego? ¿En qué condiciones llegan los deportistas? ¿Cuál es el impacto en la economía de un país en estado de emergencia? Algunas de estas cuestiones abordaremos en este análisis. 

Los juegos en el marco de la pandemia 

Los Juegos Olímpicos son el escenario deportivo de excelencia a nivel mundial que se celebra cada cuatro años. Es un evento en el cual, para quienes son aficionados de los deportes, representa una oportunidad de distracción excelente, pues es una justa donde se reúnen los atletas de elite representando a cada uno de los países afiliados al Comité Olímpico Internacional. 

Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio debían realizarse en el año 2020 pero debido a la pandemia éstos fueron postergados para este año, con fecha de apertura el 23 de julio y su clausura el 8 de agosto. No obstante, en un primer momento, precisamente el 21 de marzo de 2020, el presidente del Comité Olímpico Internacional, el alemán Thomas Bach, dijo que los Juegos Olímpicos no se podían posponer como si se tratase “de un partido de fútbol de un fin de semana”. Tres días después, el mismo Bach hablaba de los “devastadores efectos de la pandemia mundial de coronavirus” y confirmaba la postergación de los Juegos Olímpicos hasta 2021. En los últimos 125 años, la competencia nunca se había pospuesto, aunque sí cancelado tres veces: en Berlín 1916, Tokio/Helsinki 1940 y Londres 1944, por el estallido de la Primera y Segunda Guerra Mundial. 

De esta manera, los Juegos se realizarán a pesar de que, según varios sondeos, la mayor parte de los ciudadanos japoneses se oponen a que el evento tenga sede en su país. Un mes antes de que inicien los Juegos Olímpicos, cientos de personas salieron a las calles de Tokio para expresarse en contra de la justa deportiva por considerar que podría incrementar el número de contagios de Covid-19.  A pesar de ello, las autoridades del país, entre ellas locales, y los integrantes del comité organizador se mantuvieron firmes en que las competencias se realizarán de forma segura. También, asociaciones de médicos japoneses pidieron en un primer momento cancelarlo, y luego exigieron que se celebre sin público. El doctor Naoto Ueyama, director de la Unión de Médicos de Japón, advirtió que además del aumento en los contagios le preocupa el surgimiento de una nueva variante olímpica, que se propagaría una vez los atletas regresen a sus países. 

Según la Universidad Johns Hopkins, Japón suma 853.159 contagios por Covid-19, 15.047 muertes. Allí, 29,3millones de personas han recibido la dosis de la vacuna contra el virus. A nivel mundial, las cifras siguen avanzando, con 191.626.825 casos de contagio y 4.122.004 fallecimientos.1 Este año, la nación registró un incremento de contagios que presionó su sistema de salud. Esto impulsó críticas hacia el proceso de inmunización por considerar que comenzó tardíamente. 

De acuerdo con este aumento de contagios, y porque solo el 23,27% de la población está vacunada, el jueves 8 de julio, el primer ministro de Japón, Yoshihide Suga declaró estado de emergencia en Tokio, trayendo como medida adicional que el evento se lleve a cabo sin espectadores locales. El pasado marzo, el público extranjero había sido cancelado. Pero la prohibición no se hizo extensiva hasta ahora al público local, aunque los patrocinadores y otros invitados tendrían acceso. El entorno sin espectadores también incluiría la ceremonia de apertura en el Estadio Nacional que costó 1.400 millones de dólares. 

Luego de la caída de casos positivos de COVID-19 desde mediados de mayo hasta finales de junio, los casos han aumentado a 300 en promedio semanal, eso sin contar la preocupante cifra de casos de la variante Delta, de la cual han sido contagiados incluso algunos de los deportistas participantes. Los temores sobre el incremento de contagios durante los juegos, en especial entre los atletas e integrantes de las delegaciones participantes, han crecido en los últimos días luego que dos miembros de la delegación de Uganda (de nueve integrantes) que se encuentra en Japón arrojaron un resultado positivo tras pruebas practicadas recientemente.  

Si la mayoría se opone ¿por qué se celebran los Juegos Olímpicos? 

Si la opinión pública no está a favor de la realización de los Juegos Olímpicos de Tokio, y la comunidad médica de Japón también se opone. El principal asesor médico del gobierno, Shigeru Omi, dijo que era “anormal” celebrar los Juegos Olímpicos durante una pandemia. ¿Cómo se explica que el COI y el gobierno del primer ministro Yoshihide Suga continúen adelante a pesar de estos factores? ¿Qué intereses hay en juego? 

En primer lugar, hay un Contrato con la Ciudad Sede por el cual el COI es el único que puede cancelar el evento y en el que es ampliamente favorecido. Si lo hace Japón, debe compensar al COI. Es poco probable que el organismo olímpico demande a una ciudad sede, pero seguramente habría un acuerdo compensatorio a puertas cerradas. 

Por otro lado, hay miles de millones de dólares en juego. Japón invirtió oficialmente 15.400 millones de dólares en los Juegos, (aunque auditorías del gobierno dicen que la suma sería el doble) y deben justificar la inversión. Y la agencia publicitaria Dentsu, relevante en la campaña para conseguir la sede en el 2013, recaudó más de 3.000 millones de dólares en patrocinios locales. Además, China, un rival geopolítico, por su parte, se apresta a desarrollar los Juegos Olímpicos de Invierno en el 2022, seis meses después de los juegos de Tokio, y podría sacarles mucho beneficio si el evento de verano se cancela.2 

También, es relevante mencionar que los comités olímpicos de cada país realizan inversiones millonarias en infraestructura, que a su vez engloba estadios, piscinas, etc. Tales inversiones, se recuperan a través de distintos medios como lo son:  

  • Derechos de transmisión, la venta de la señal a televisoras internacionales que se dedican a transmitir el evento en cada país. 
  • Patrocinios, compañías multinacionales adquieren espacios de publicidad, que se visualizan en las transmisiones. 
  • Mercancía oficial, Tokio 2020 como marca registrada y producto oficial. 
  • Hotelería y servicios, millones de turistas que visitan el país sede, consumiendo en restaurantes, transporte, comercio y hospedaje (punto de recuperación que en la celebración de este juego no va a cumplirse debido a la cancelación del turismo).3 

De todas maneras, hay que destacar que no siempre organizar Juegos Olímpicos para un país es negocio favorable, algunos han tenido éxito como lo fue en Londres 2012, pero por otro lado los de Atenas 2004, operaron con pérdidas, es decir que el que los juegos hayan sido tan poco exitosos agravó la crisis económica de Grecia. 

En lo que concierne al COI, la cancelación de los juegos le costaría al COI entre 3.000 y 4.000 millones de dólares en derechos de transmisión y patrocinios, que representan alrededor del 93% de sus ingresos. Y recuperarían solo entre 400 y 800 millones con los seguros que tiene en caso de cancelación. Si bien se vende como una liga deportiva de naciones, el COI es un negocio multimillonario que percibe el 75% de sus ingresos de los derechos de transmisión. Un 18% lo aportan sus 15 patrocinadores más importantes.  

Camino hacia unos Juegos Seguros  

El Comité Olímpico Internacional y el comité organizador, pese a la oposición aseguran que el evento se desarrollara de manera segura. El COI se escuda detrás de la Organización Mundial de la Salud, que publicó dos ediciones de “manuales” con protocolos a seguir durante los juegos. 

Entre las medidas a cumplir, los deportistas deben hacerse dos pruebas de COVID-19 antes de viajar a Japón y otra a su llegada. Una vez en Japón, deberán someterse a pruebas constantes. Unos 15.000 deportistas olímpicos y paralímpicos vivirán en una burbuja en Tokio. A ellos se suman decenas de miles de personas entre jueces, periodistas y cuerpos técnicos. Los organizadores locales dijeron que esa cifra ya se redujo en un gran porcentaje respecto a la original, al prohibirse la llegada de aficionados del extranjero y locales. 

No obstante, a pesar de las garantías de que estarán resguardados en Tokio, los deportistas deben firmar un documento en el que asumen los riesgos de un eventual contagio del COVID-19. Adicionalmente, el Comité Olímpico Internacional (COI) ha centrado su estrategia en una promoción de la vacunación y asegura que más del 80% de los residentes de la Villa Olímpica (sitio que aloja a los participantes durante el desarrollo de los juegos) llegarán completamente inoculados.  “En cierto momento, la gente estaba un poco preocupada por la seguridad de los juegos. Pero ahora, con toda la comunicación, la gente está empezando a creer en nuestro mensaje y creo que eso está creando un ambiente de tranquilidad para la seguridad de los juegos”, dijo Seiko Hashimoto, presidenta de Tokio 2020 durante una entrevista concedida al medio estadounidense ‘NBC’.  

El impacto de la pandemia en el rendimiento de los deportistas 

Desde que se postergaron los juegos los deportistas durante un año vivieron en la incertidumbre de saber si la pandemia iba a mermar y evolucionar de forma favorable, o si se podrían obtener las vacunas, y/o si los juegos iban a poder llevarse a cabo.  

Durante cuatro años se prepararon llevando sus cuerpos al límite a través de la disciplina, talento y esfuerzo. Sin embargo, lo que de manera inicial podría verse como una ventaja, ya que en la teoría tuvieron un año más para prepararse, lo cierto es que los deportistas estuvieron varios meses inactivos debido a las restricciones impuestas por la cuarentena. Esto llevó a que los atletas tuvieran que reinventar y reprogramar sus modos de entrenamiento, lo que alteró su rutina trayendo como consecuencia que los deportistas rompieran el macrociclo (periodización de los entrenamientos), que tiene por objetivo potenciar al máximo sus capacidades físicas – técnicas, para estar al cien por ciento de acuerdo con las fechas de la justa olímpica. 

Además, el efecto también está en su economía, ya que muchos de los deportistas solventan los gastos que emanan de todo lo que concierne al mantenimiento de un deportista de alto rendimiento. Aunque algunos gastos los cubre el gobierno federal, el estilo de vida que se necesita para ser deportistas de elite, es costoso. 

En la Argentina, por ejemplo, las medidas tomadas en marzo de 2020 para frenar los contagios incluyeron el cierre de clubes. Esto hizo que, en varios casos, los atletas debieran interrumpir sus entrenamientos durante varias semanas. Luego de que hicieran pública su preocupación por la desventaja a nivel deportivo en competencias internacionales, un Decreto de Necesidad y Urgencia publicado el 16 de junio del 2020 exceptuó de la cuarentena a los y las deportistas que se encontraban clasificados/as para los Juegos de Tokio. A los que tenían lesiones, el parate mundial les sirvió para poder concentrarse en la recuperación y en los entrenamientos y a otros les generó cierta preocupación.  

Por ejemplo, la nadadora argentina Delfina Pignatiello estuvo a punto de abandonar la idea de ir a Tokio debido a los meses que no pudo asistir a las instalaciones del club para poder entrenarse.  Al principio, Pignatiello se entrenó en la pileta de su casa. Ataba una soga y un elástico a la ventana del cuarto y, con esa resistencia, hacía ejercicios en el agua. Pero con la llegada del frío, temperaturas alrededor de 10 grados, seguir se hizo imposible. La quietud de esas 12 semanas, la falta de objetivos por la postergación de los Juegos, la conciencia de que sus rivales no se detenían y la certeza de la desventaja la hicieron pensar seriamente en no ir a Tokio. Tenía ganas, claro, pero quería hacerlo bien, no ir mal preparada. “¿Para qué apurarse? –se preguntaba–. ¿Por qué no esperar a París 2024?”. “Esa incertidumbre le generó bastante ansiedad y depresión”, contó su entrenador Gustavo Roldán en una entrevista y explicó que en la mayoría de los nadadores fue más difícil recuperarse desde el punto de vista psicológico y emocional que desde el punto de vista físico.4 

En marzo, Pignatiello volvió a competir en el Campeonato Sudamericano de natación que se realizó en Buenos Aires. Volvió a ganar: dos medallas de oro en 400 y 800 metros libres y una de plata en 1500. Y si bien los tiempos de esas carreras no fueron los que solía tener antes de la pandemia, con ese impulso se siguió entrenando para “conseguir su mejor versión” e ir en la búsqueda de una medalla argentina en los Juegos Olímpicos de Tokio. 

Consideraciones Finales 

La celebración de los 29° Juegos olímpicos en Tokio sin dudas será un hecho histórico por el marco en el que se desarrollará, y los desafíos a los cuales se enfrenta el gobierno japonés y el comité organizador para llevar a cabo el evento de manera segura, tratando de no poner en riesgo su economía o la salud de su población, que ha manifestado su descontento frente a dicha celebración. Si hay una catástrofe, con un gran aumento en los contagios del coronavirus, no será responsabilidad del COI. Será el gobierno japonés el que tendrá que rendir cuentas; ya que el COI está fuera del alcance de los organismos supervisores e incluso de los gobiernos de los países sede.  

Por lo tanto, el abanico de posibilidades que pueden desplegarse son varias, por un lado, el impacto positivo de brindar un mensaje esperanzador en medio de la situación global que se está viviendo debido al virus sino se produce un aumento considerado de casos al reunir a cientos de atletas de diferentes países en la máxima celebración del deporte de elite. Por el otro, las pruebas de Covid-19, el equipo médico, el descontento de la población, las cuarentenas y la decisión aplazada de presencia de espectadores marcarán esta cita tanto o más que el propio deporte. Esto deja entrever que, lo que desde 2013 se presumía que serían los Juegos Olímpicos más impresionantes de la historia, se han convertido en un evento liderado por austeridad, debido a todos los recursos perdidos y el gasto sanitario involucrado. Sin ir más lejos, a solo semanas de la inauguración, patrocinadores han decidido cancelar sus promociones, a consecuencia de la noticia de que no habrá espectadores en la sede de la capital, contribuyendo a las pérdidas económicas ocasionadas por los contagios.  

Dicho esto, la antorcha olímpica está encendida y como afirmo el primer ministro nipón, Yoshihide Suga “la luz al final del túnel de la pandemia está a la vista” y en este contexto de estado de emergencia sanitaria se llevaran a cabo los Juegos Olímpicos de Tokio.  

 


Natalia Alegre es licenciada en Gobierno y Relaciones Internacionales (UADE). Diplomada en Política y Gestión Deportiva (UNSAM). Finalizando tesis en Lic. En Administración Pública (UNSAM). Se desempeña en el área de Consultoría en Deloitte & Co. Es docente del Seminario de Integración y Aplicación (FCE-UBA) y profesora de la Diplomatura en Política y Gestión deportiva en el módulo Política y Deporte (UNSAM). Sus temas de investigación están vinculados a la política y el deporte, girando en torno a los megaeventos deportivos. 

Ig: @natialegre23 

Fb: @nati.alegre.39 

 


1 Datos actualizados al día 21/07/2021. Recuperado de https://coronavirus.jhu.edu/region/japan
2 Wade, S. (2021). Si todos se oponen, ¿por qué se hacen los Juegos Olímpicos? Recuperado de:
https://www.latimes.com/espanol/deportes/articulo/2021-06-17/si-todos-se-oponen-por-que-se-hacenlos-juegos-olimpicos
3 Campus, H. y Lemus, V. (2021) Tokio 2020 +1 los juegos olímpicos en pandemia analizan expertos
Recuperado de: https://tec.mx/es/noticias/hidalgo/investigacion/tokio-20201-los-juegos-olimpicos-enpandemia-analizan-expertos-tec
4 Bianchini, F. (2021) Tokio 2021. Cómo se prepararon los atletas argentinos en pandemia Recuperado
de: https://www.lanacion.com.ar/revista-brando/tokio-2021-como-se-prepararon-los-atletasargentinos-en-pandemia-nid18072021/

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